Según las encuestas, si hubiera ahora unas elecciones autonómicas andaluzas, el PP ganaría por 7,1 puntos de diferencia al PSOE, considerado uno de sus feudos. En Barcelona, un 72% de la población valora como mala o muy mala la gestión del Gobierno de Zapatero. El PP en Valencia tendría 23,5 puntos más que el PSPV. Y a nivel nacional el PP estaría 6,3 puntos por encima del PSOE. Como Judas, a Zapatero, al PSOE, le han pagado Botín, Merkel y Obama. Como Judas, un alto precio tiene, tienen, que pagar.
Ordenes recibió el Gobierno de Zaatero desde allende los mares, desde el Fondo Monetario Internacional (FMI), en representación de Obama, fiel trasunto de la declinante superpotencia dominante. Ordenes de más allá de los Pirineos, de la Unión Europea (UE), fiel imagen de Merkel, voz helada de la potencia europea. Las ordenes decían “queremos el 25% de los ingresos del 90% de la población española; y los queremos cuanto antes, es decir, ya”. Y Zapatero se lanzó a cumplirlas inmediatamente. Las encuestas reflejan el descontento de la ciudadanía ante el cambio de programa de Zapatero y del PSOE. Reflejan el rechazo a los recortes salvajes, a la brutal ofensiva contra la mayoría de la población española. Pero es un reflejo distorsionado. No es que el PP avance. Porque en Andalucía el 58,2% de los encuestados considera bastante mala o muy mala la labor del Partido Popular. Un 84,6% desconfía de Rajoy y pone en duda la capacidad otorgándole un suspenso mayor que a Zapatero. No se fían ni de unos ni de otros. Zapatero ha recibido repetidas alabanzas de Botín en nombre de la banca y las grandes empresas. Merkel ha dicho que es un buen chico. Y Obama ha enviado a su mujer de vacaciones. Pero como Judas, como traidor, está recibiendo el desprecio de la mayoría de los españoles. Pero no sólo el PSOE sino tampoco el PP es del agrado de la ciudadanía. En las encuestas, después del paro y los problemas económicos, los políticos, la partitocracia, son el tercer problema de España.