El secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, ha realizado una gira de tres días por Latinoamérica y el Caribe. En su primera parada, el jefe de la diplomacia yanqui ha parado en Colombia para reunirse con su presidente, Iván Duque, y con el autoproclamado «presidente interino» de Venezuela, Juan Guaidó. Una visita que tiene lugar al mismo tiempo que el Comando Sur del ejército norteamericano hará maniobras militares conjuntas con las fuerzas armadas colombianas, y que muestra hasta qué punto Colombia es una pieza clave para la intervención y el dominio yanqui sobre América Latina.
Es irónico que el motivo «oficial» que haya llevado al secretario de Estado de Trump, Mike Pompeo, y al enviado especial de EEUU para Venezuela, Elliott Abrams, a visitar Colombia, sea para participar en una conferencia regional sobre cómo combatir el terrorismo. El primero, en su anterior puesto como jefe de la CIA, dirigió y ordenó un número desconocido de las conocidas como «operaciones encubiertas». Operaciones que a menudo acaban, como es sabido, con asesinatos o torturas en los agujeros negros que Langley tiene por medio mundo. El segundo fue el responsable, en los años 80 con Reagan, de genocidios y matanzas en Nicaragua, Honduras y El Salvador, además de ocupar un papel clave en el intento de golpe contra Chávez en 2002.
Colombia es -desde hace décadas- una de las principales bases desde las que EEUU orquesta sus intervenciones desestabilizadoras, sus operaciones encubiertas o sus agresiones militares de falsa bandera. Los enfrentamientos contra las guerrillas o el narcotráfico han sido el tobogán a través del cual organismos hegemonistas -el ejército, la DEA o la CIA- se han «colado» en el corazón de los aparatos fundamentales del Estado colombiano. Creándose un «Estado dentro del Estado», un auténtico ejército de hombres adictos a Washington en el núcleo de la policía, de las fuerzas armadas o de los servicios secretos colombianos.
La relación carnal entre los nódulos de la oligarquía y del Estado colombiano con los centros de poder hegemonistas está por encima de las afinidades ideológicas. Ya en 2009, los gobiernos del ultraderechista Álvaro Uribe (mentor de Iván Duque) y del demócrata Barack Obama, llegaron a un acuerdo militar para tener acceso a 7 bases militares colombianas, incluyendo la Base Militar de Palanquero que es considerada estratégica por su posición en el continente americano. Bajo la manta del «Plan Colombia» -la lucha contra el narcotráfico y contra el terrorismo- EEUU llegó a dar a Colombia hasta 6.000 millones de dólares.
En una situación crecientemente convulsa en el continente hispano para los intereses norteamericanos, el papel de Colombia como plataforma de intervención se vuelve aún más vital para Washington. Por eso no es de extrañar que la visita de Pompeo se haya complementado con el anuncio de que el Comando Sur de EEUU realiza maniobras conjuntas con las FFAA de Colombia para «fortalecer las relaciones entre ambas naciones y fomentar el trabajo conjunto».
Objetivo Venezuela
No es ningún secreto que el primer país desde el que EEUU interviene a través de Colombia es en su vecina Venezuela, con quien comparte 2.200 kilómetros de porosa frontera. Los gobiernos de Uribe, Santos y Duque han sido siempre extremadamente hostiles a la Caracas bolivariana.
En Bogotá, Pompeo y Abrams han mantenido un encuentro con Juan Guaidó, el autoproclamado «presidente interino» que atraviesa horas bajas en Venezuela. Una parte de la oposición a Maduro le ha retirado su apoyo, y tras un año de intentar hacer caer al gobierno bolivariano -con asonadas militares incluidas- todos sus intentos han mordido el polvo.
Todo ello a pesar de la gravísima situación que vive Venezuela. A pesar de poseer las mayores reservas petroleras del mundo, su economía se ha desplomado generando que 4,6 millones de personas abandonaran el país en los últimos años, según la ONU. De ese total 1,6 millones han ido a Colombia.
Podría pensarse que Guaidó es un «títere desgastado», pero parece que Washington intenta reflotarlo. Tras salir de su país desafiando la prohibición del gobierno de Maduro, Guaidó emprenderá una gira internacional, que incluye Londres, Bruselas y su participación en el foro económico de Davos.
Tras reunirse con Guaidó, Pompeo declaró que EEUU «ayudará a la oposición a continuar coaligándose, a continuar construyendo fuerzas». Pompeo aseguró que EEUU «tratará de movilizar una mayor presión sobre la dictadura de Maduro, que hasta ahora ha podido sobrevivir a pesar del aislamiento diplomático y las sanciones»
Añadiendo luego que «todos sabíamos que esto sería un desafío enorme, que Maduro no se iría fácilmente». Pero «se han hecho progresos reales y creo que podemos lograr nuestro objetivo», añadió Pompeo.