Después de seis meses de intensas negociaciones, George Soros se convertirá en accionista de referencia de FCC al formalizar el rescate de Esther Koplowtiz. Pero el acuerdo entre el inversor estadounidense y la empresaria no supondrá que la familia fundadora mantenga el control de la constructora, ya que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) les ha informado que cualquier pacto parasocial requerirá el lanzamiento de una Oferta Pública de Adquisición (OPA).
Según indican fuentes próximas a las negociaciones, avanzadas en exclusiva por El Confidencial el pasado 12 de junio, el organismo supervisor se ha opuesto a que Soros y Esther Koplowitz reemplacen el pacto que la empresaria tenía hasta ahora con los herederos de Bodegas Faustino –los Martínez Zabala- y los dueños de los concesionarios Mercedes en el País Vasco, los Aguinaga. Entre estos tres socios -el último ejecutado por Caixabank este verano- mantenían el 50,01% del capital de FCC, a razón de un 45% en manos de los fundadores y un 2,5% cada uno propiedad de los Zabala y del banco catalán. Entre ellos se repartían el control del consejo de administración.
Como los dueños de Bodegas Faustino y Caixabank van a vender sus participaciones y Koplowitz no puede suscribir por falta de dinero la ampliación de capital de 1.000 millones en la constructora, la empresaria ha alcanzado un acuerdo con Soros para que le compre los derechos preferentes de sus acciones y así, con el dinero captado, poder pagar a los bancos los intereses de su deuda personal (1.000 millones). De esta forma, la empresaria se quedaría con el 22,5% y Soros, con otro 22,5%.
Pero Esther Koplowitz pretendía firmar un pacto parasocial -similar al que tenía con los Zabala y los Aguinaga- con el empresario de origen húngaro. De esta forma, sumando las dos participaciones, entre ambos tendrían prácticamente el control de la mitad del capital de FCC, con lo que blindarían a la compañía de cualquier potencial intento de compra hostil, como el que ya vivió cuando Acciona se hizo con el 15%.
Sin embargo, la CNMV se ha opuesto a este pacto accionarial y les ha indicado que, de firmarlo, tendrían que lanzar una OPA a un precio muy por encima del actual de mercado para que se pudieran beneficiar los accionistas minoritarios. Así se lo comunicó Elvira Rodríguez la pasada semana cuando se reunió con los representantes de ambas partes. Como Koplowtiz no dispone de cash ni Soros quiere hacer un desembolso mayor –aportará hasta 500 millones a FCC y otros 200 a dos filiales, entre ellas Cementos Portland-, sus participaciones deberían ir por separado.
Dividendo tras más de 3.300 millones de pérdidas
En consecuencia, no podrán pactar los nombramientos en el consejo de administración ni acordar decisiones de forma anticipada, como hasta ahora hacía la empresaria con sus dos casi ya exsocios a través de B 1998, la sociedad patrimonial de las tres familias del pacto parasocial original. De momento, antes de fin de año se nombrarán a los nuevos consejeros de la compañía.
Para Koplowitz esta situación supone un riesgo porque los gestores de Soros no suelen administrar sus inversiones con el carácter paternal con el que la empresaria ha gobernado FCC en los últimos años, llevando a una compañía de 60.000 empleados a una situación de concurso virtual de acreedores. El multimillonario estadounidense aplica criterios puramente de rentabilidad, lo cual beneficiará a todos los accionistas si consigue que la cotización recupere los niveles previos a la crisis de diciembre de 2012, cuando se vio obligada por los bancos acreedores a suspender el dividendo.
Si el plan industrial cumple sus espectativas, FCC volverá a remunerar a los accionistas en 2016 con cargo a los beneficios de 2015, ejercicio en el que espera obtener números negros tras tres consecutivos de pérdidas. Entre enero y septiembre, el grupo registró minusvalías por 788 millones de euros, un 16% más que en el mismo periodo de 2013, ejercicio en el que se apuntó un boquete global de 1.500 milones (1.028 millones en 2012).