En este simple enunciado está contenida la renuncia que la clase dominante española ha hecho a tener cualquier proyecto de desarrollo propio, a luchar por disponer del más mínimo margen de autonomía. No es posible expresar en menos palabras el grado de absoluta sumisión, el desistimiento a cualquier otro proyecto para España que no sea el dictado por las grandes potencias imperialistas.
Nunca como hasta ahora el entreguismo de la oligarquía española y sus representantes políticos del régimen bipartidista había alcanzado unos niveles semejantes. Enganchada a la cada vez más renqueante locomotora yanqui-germana, España vuelve a ocupar -si es que alguna vez lo abandonó- el puesto de furgón de cola en la cadena imperialista, sólo que esta vez varios vagones más atrás todavía.«¿A dónde se dirige España? A donde Alemania quiera llevarla» ¿A dónde se dirige España? A donde Alemania quiera llevarla. ¿Qué es lo que más preocupa a Rajoy? Que los conductores tengan claro a dónde quieren llevarnos. Él, por su parte, está cumpliendo disciplinada y obedientemente su papel: si hay que aceptar la degradación del país a una tercera división mundial, se acepta; si hay que poner el destino de la nación en manos de Washington y Berlín, se pone; si hay que trasvasar la riqueza nacional a los bandidos financieros de Wall Street y Francfort se trasvasa; si hay que vender España a trozos y a precio de saldo, se vende. Lo que sea y como sea a cambio de salvar lo que se pueda del negocio de un puñado de banqueros ladrones y oligarcas depredadores.Decir que la oligarquía financiera española ha sido históricamente una clase aliada y dependiente de las grandes potencias de turno y que sus representantes políticos -salvo honrosas excepciones como Suárez- siempre han ejecutado fielmente los mandatos imperialistas no es desvelar un secreto para nadie. Pero el nivel de sumisión y sometimiento, la pérdida del más mínimo grado de autonomía, la renuncia a cualquier atisbo de proyecto de futuro para el país que estamos viviendo con los gobiernos de Zapatero y Rajoy es algo inaudito en nuestra historia reciente.Felipe González acató fielmente el mandato norteamericano de meter a España en la OTAN y liquidó y regaló una parte sustancial del tejido productivo a la burguesía monopolista franco-alemana. Pero a cambio buscó establecer una relación política privilegiada con el gran patrón de la UE (la Alemania reunificada de Kohl) que otorgara a España un mayor peso político en Europa. «Cada día que pasa la urgencia por poner fin a esta deriva es más acuciante» Aznar cometió un error estratégico de primer orden al embarcarse en la aventurera guerra de Irak, pero con ello buscaba que el hegemonismo yanqui otorgara a la oligarquía española un papel destacado entre los países de segundo orden. Con Zapatero y Rajoy no hay más proyecto que acatar, cumplir y resignarse a dónde quieran llevarnos. Ni más futuro que la ruina, el empobrecimiento y la degradación nacional. No hay mayor indicador de ese nivel de degradación y empobrecimiento que la entrada masiva en todos los sectores de nuestra economía -finanzas, industria, turismo, construcción,…- de los llamados “fondos buitres”. Que no es por casualidad que se les denomine así. Como las aves carroñeras, están especializados en abalanzarse sobre cuerpos débiles o moribundos para devorarlos. Su único interés es comprar barato activos altamente devaluados, y especular a continuación con ellos para revenderlos con beneficios a la menor ocasión que se les presente. Maniobras que suelen acabar con la quiebra de las empresas por donde han pasado. El reciente y esperpéntico acuerdo entre Repsol y Argentina sobre la expropiación de YPF ha puesto de manifiesto la inanidad del gobierno y la degradación del peso político de España en la escena internacional. Ante la amenaza de la petrolera estatal mexicana Pemex de poner a la venta su paquete de acciones en Repsol, el gobierno de Rajoy ha corrido a firmar un acuerdo beneficioso para Pemex, pero que hasta ahora había sido rechazado por perjudicial por la dirección de la petrolera española. No es ya que Washington y Berlín nos impongan sus mandatos, es que hasta un gobierno como el mexicano se permite presionar, amenazar públicamente y rendir a sus intereses al español. Cada día que pasa la urgencia por poner fin a esta deriva es más acuciante. Parafraseando a Churchill, nunca tan pocos hicieron tanto daño a tantos en tan poco tiempo. Porque la degradación política del país y la renuncia a cualquier margen de autonomía expresado por Rajoy es el anuncio, como estamos viendo ya estos días, de nuevos recortes y ataques contra el 90% de la población y un retroceso inimaginable de las libertades democráticas. Organizar y acumular fuerza política en torno a un programa de frente amplio por la redistribución de la riqueza, ampliación de la democracia y defensa de la soberanía nacional se está convirtiendo a pasos agigantados en una cuestión vital para el destino de España como nación y para la libertad, el progreso y el bienestar de todos los españoles.