Un equipo de investigación coordinado por la Universitat Politècnica de València (UPV) y en el que participan también personal de la Fundación FISABIO, del Instituto de Investigación Sanitaria La Fe (IIS La Fe) y del Centro de Investigación Biomédica en Red – Bioingeniería, Biomateriales y Nanomedicina (CIBER-BBN) trabaja prácticamente desde que estalló la pandemia en una alternativa a las pruebas PCR para detectar casos de contagios por SARS-CoV-2.
Fruto de estos meses, han llevado a cabo ya diferentes ensayos con un primer prototipo de prueba. Se trata de un test rápido de tipo Point-of-care (POC) basado en nanosistemas con puertas moleculares, que permitiría detectar de forma rápida –en 30 minutos–, fiable y sencilla si una persona está o ha estado infectada por SARS-CoV-2.
Entrevistamos a Ramón Martínez Máñez, coordinador del proyecto y director científico del CIBER-BBN. Es químico y catedrático de la UPV, premio 2016 a la excelencia investigadora por la Real Sociedad Española de Química, y miembro del Instituto de Reconocimiento Molecular y Desarrollo Tecnológico (IDM) de la misma universidad.
Este test funciona con «nanosistemas de puertas moleculares». Tenemos un sistema poroso que contiene un colorante fluorescente, pero que está bloqueado por una molécula a modo de «tapón». Esta tapadera está diseñada para reconocer una molécula muy específica -en este caso el genoma del coronavirus-, como una llave reconoce una cerradura, y entonces «la puerta se abre» y libera el colorante. ¿Es así? ¿Cómo de específico, de sensible y de fiable es este sistema?
Es así, como lo has descrito, sólo añadir que la “llave de la cerradura” puede ser el genoma pero también una proteína del virus, un antígeno vírico. En ambos casos tenemos una detección directa del SARS-CoV-2.
El sistema es altamente específico, eso lo podemos asegurar porque lo tenemos probado en nuestras investigaciones. La “tapadera” sólo se abre en presencia del genoma específico, o de la proteína específica, del SARS-CoV-2, y no en presencia de otro virus.
En cuanto a la fiabilidad, aún tenemos que hacer pruebas con muestras de pacientes reales para afinarla. Estamos trabajando en ello con el Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital La Fe de Valencia. Pero estamos muy ilusionados y esperanzados, creemos que podemos desarrollar un test diagnóstico de mucha utilidad en unos momentos como los actuales.
Al contrario que una prueba PCR, que necesita de un procesado en un laboratorio para amplificar el genoma del virus y dar resultados, este test es de diagnóstico rápido, tipo Point-of-care (POC). ¿Lo podría hacer cualquier sanitario, con un mínimo de formación? ¿Incluso -cuando haya suficiente stock- el mismo paciente, como en un test de embarazo?
Bueno, esa es la idea a desarrollar, aunque todavía queda camino para eso. Pero sí, la idea es desarrollar test diagnósticos de fácil uso, como el de embarazo o el de glucosa, que puede manejar cualquier sanitario o incluso el propio paciente, y que permita conocer de forma fiable si hay infección por Covid.
La PCR es la prueba que ofrece mayor alto nivel de especificidad y sensibilidad, pero requiere de equipos costosos, laboratorios especializados y personal experto. La ventaja que ofrecemos es un test mucho más rápido -en 30 minutos, frente a las horas que tarda una PCR- para determinar si una persona es positiva en Covid-19, algo que agilizaría enormemente el triaje y que reduciría el tiempo de espera de un posible positivo, reduciendo también el tiempo que esa persona puede contagiar a otras.
Además, estos test permitirían detectar el Covid in situ, diagnosticar en sitios con infraestructura limitada, sin personal especialmente cualificado y sin el requisito de transportar la muestra a una instalación centralizada. Permitiría la implementación rápida de medidas de contención, reducción de los tiempos de respuesta terapéutica, y el uso de un volumen de muestra bajo.
Al detectar el genoma del SARS-CoV-2, esta prueba puede hacer lo que hacen los test PCR. ¿Pueden captar también la cantidad de virus, se puede hacer con ellos mediciones cuantitativas, como en una PCR?
Es pronto para decirlo. Estamos todavía afinando la capacidad de detección de este test en muestras clínicas. Quizá más adelante podamos desarrollarlo para que se puedan hacer lecturas de la carga vírica. De momento, la prueba PCR es la más fiable para determinar no sólo si una persona está infectada o no, sino su carga vírica, el estado de su infección. Nuestro test busca ser un complemento más a la batería de pruebas diagnósticas disponibles para luchar contra el coronavirus.
Además de este test para identificar positivos en Covid-19, ustedes están trabajando en el desarrollo de un segundo test dirigido a identificar pacientes con alta probabilidad de desarrollarlo. ¿Es así? ¿En qué se basa este test?
Este segundo test no lo está desarrollando mi equipo, sino el del Laboratorio del Microbioma Oral de la Fundación FISABIO. La hipótesis que manejan es que los individuos somos más resilientes o más vulnerables a la infección por SARS-CoV-2 por los polimorfismos en la secuencia de la proteína ACE2, que actúa como receptor del virus. Esta proteína -presente en nuestras células, que es a la que el virus se «agarra» para entrar en ellas e infectarlas- presenta variantes. Unas variantes darían más probabilidad de infección y otras menos.
Si somos capaces de identificar los polimorfismos de la ACE2 que dan alta probabilidad de desarrollar síntomas agudos y pronóstico grave, la idea es poder desarrollar un test diagnóstico para los que den positivo en Covid-19, de forma que se pueda predecir la evolución de la enfermedad, agilizar el cribado de pacientes y la selección del tratamiento adecuado.
En muy pocos meses, su equipo ha desarrollado un producto que puede suponer una enorme ayuda biotecnológica a los profesionales sanitarios, de España y del mundo entero, en los preocupantes momentos actuales. Esto es una muestra del enorme talento de nuestros investigadores, pero ¿tiene España un tejido industrial adecuado para que una investigación tenga capacidad efectiva de poner en poco tiempo cientos de miles de estos test al alcance de nuestros profesionales?
Es difícil responder a esta pregunta, porque nosotros todavía no hemos llegado al paso donde tenemos la investigación terminada y hay que dar el paso al escalado industrial. Pero desde luego este es un punto absolutamente crítico, una cuestión clave. Puedes hacer una investigación científica extraordinaria, pero de poco sirve si luego no hay una industria capaz de convertir eso en miles de test reales para ser usados.
¿No ha revelado esta pandemia la necesidad estratégica de tener una industria biomédica autóctona y potente?
Creo que sí. Digamos que estamos mejor que otros países pero muy por detrás de otros, que al contar con una industria biotecnológica potente, son capaces de enfocar la investigación de forma más ambiciosa desde el primer momento. Es necesario fortalecer esta base industrial.