El último Foro para la Cooperación entre China y África, celebrado hace poco en Pekín con la presencia de los líderes de más de 50 países africanos dio cuenta de la dimensión que está cobrando la fructífera relación entre el gigante asiático y el continente negro. Una «rapsodia China-África» que brilla más cuando descendemos a los detalles.
Tomemos un ejemplo. Un equipo de expertos agrícolas chinos llevan años trabajando estrechamente con homólogos y agricultores africanos para ayudarles a mejorar las técnicas locales de cultivo de arroz, impulsando significativamente la productividad agrícola.
El hambre es un gigantesco problema en África. De los 733 millones de personas que pasan hambre en el mundo, más de 250 millones viven en este continente. Pero la República Popular China tiene un enorme bagaje en lidiar con este problema. El país anunció en 2021 que había erradicado la pobreza extrema y el hambre, y que había sacado de la pobreza a casi 800 millones de personas en las últimas cuatro décadas, algo que la ONU ha constatado. El desarrollo agrícola fue una de las claves de este proceso sin comparación en todo el planeta.
Por tanto, China tiene valiosas lecciones que compartir en cuanto a desarrollo agrícola y lucha contra el hambre. Y los países africanos quieren tomar nota.
Con el apoyo del gobierno chino, el profesor Xu Jianlong, del Instituto de Investigación de Ciencias Agrícolas de la Academia China de Ciencias Agrícolas, se ha embarcado en una misión para luchar contra el hambre empoderando a los pequeños agricultores africanos y a los hogares para que aumenten su producción agrícola.
Desde 2008, el equipo de investigadores de Xu ha generado con ingeniería genética el Superarroz Verde (GSR, por sus siglas en inglés) que se puede cultivar en las regiones pobres en recursos de África, por ejemplo desarrollando variedades más resistentes a la sequía y a las altas temperaturas.
En la última década, Xu y sus colegas han «desarrollado con éxito 96 variedades de GSR, con un área de promoción de 6,12 millones de hectáreas -en países como Nigeria o Mali- lo que ha ayudado a los agricultores africanos a aumentar sus ingresos en 1.400 millones de dólares», asegura Xu.
Todo ello de manera paulatina, acompañando a los propios habitantes. Para atraer a los agricultores locales, primero alquilaron grandes tierras de cultivo de demostración para plantar el GSR desarrollado y las variedades locales más plantadas una al lado de la otra. Cuando el arroz maduró, invitaron a los pequeños agricultores cercanos a presenciar la cosecha de ambos tipos de arroz, demostrando que las variedades de arroz híbrido podían aumentar los rendimientos en más del 50%. «Los agricultores estaban asombrados. Además, distribuimos semillas de forma gratuita en el lugar, dando dos libras a cada agricultor invitado, alentándolos a plantar las semillas», dijo Xu.
En su esfuerzo por desarrollar variedades de arroz «con línea de masas», no sólo tuvieron que esforzarse en lograr el alto rendimiento de la planta o la resistencia al estrés y la sequía, sino hasta el sabor adecuado a los paladares culturales de cada región. «Descubrimos que los consumidores africanos preferían un grano más largo y aromático, y afinamos nuestras variedades para que tuvieran estas cualidades».
El siguiente paso ha sido ayudar a los lugareños a lograr el máximo rendimiento a las variedades de arroz GSR. Para ello, trabajaron en estrecha colaboración con expertos técnicos locales para transmitirles conocimientos sobre el cultivo, la producción de semillas de arroz híbrido y las técnicas de cultivo de alto rendimiento, lo que les permitió lograr la autoproducción y la autosuficiencia alimentaria. También fueron a los campos para observar cómo los agricultores plantaban arroz y los ayudaron a encontrar habilidades específicas sobre cómo regar, fertilizar y rociar pesticidas durante las diferentes temporadas de crecimiento del arroz.
«Los chinos solemos decir que una sola semilla puede cambiar el mundo. Creemos que es más importante poner estas semillas en manos de los pequeños agricultores, plantarlas en el suelo, y solo entonces puede haber cosechas y celebraciones posteriores».
«Solo dando a las personas la capacidad de mantenerse a sí mismas se puede lograr el desarrollo sostenible. Es importante enseñarles ‘cómo cultivar arroz’ en lugar de simplemente ‘darles arroz'», dice sonriendo Xu, parafraseando una famosa máxima de Mao.