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Como reza un dicho chino, no se visita el templo sin razón. Los medios de comunicación públicos en casa y en el extranjero están especulando profusamente sobre los efectos de las visitas de los líderes europeos. Obviamente, los líderes europeos, como primer grupo de importantes visitantes occidentales a China en el Año del Dragón, no viajan sólo para decir ¡Feliz Año Nuevo! En sus maletines, como algunos predicen, habrá una larga lista de demandas que presentarán a la parte china.
De hecho, nunca antes ha estado Europa en mayor necesidad de recibir ayuda de China. En el último año, la Unión Europa se ha visto acosada por una enconada crisis de deuda soberana. Más recientemente, gracias a una serie de medidas, los efectos de la crisis de la deuda parecen haber amainado, aunque el problema está lejos de terminar. La incertidumbre abunda. En la primera mitad del año, Italia, España y otros países se enfrentarán a un pico en sus deudas y a crecientes dificultades en el financiamiento de la deuda. No hace mucho tiempo, Francia y Austria perdieron sus tradicionales altas calificaciones. Europa debe librar una batalla cuesta arriba para encontrar nuevos polos de crecimiento, lograr la recuperación económica y alcanzar el pleno empleo.