El director de Inteligencia estadounidense hizo un pronostico sobre el desarrollo economico de China y la India, diciendo que «es probable que estos dos países superen el PIB de todas las demás economías, excepto EEUU y Japón, para 2025.
El director de Inteligencia Nacional de EEUU, Dennis Blair, resentó ante el Senado su informe sobre la evaluación de los retos que enfrenta el gobierno de EEUU en materia de seguridad. A diferencia de sus antecesores, Blair considera la crisis financiera global como «la principal amenaza» al país en vez del terrorismo.El informe también afirma que China e India se están volviendo, en conjunto, «el centro de poder a largo plazo del mundo», con ambos países recuperando sus posiciones que gozaban en el siglo XVIII, cuando China producía aproximadamente 30 % y la India 15 % de la riqueza del mundo. «El tiempo es probablemente nuestra mayor amenaza. Lo más que tarda el inicio de la recuperación (económica), más la probabilidad de serio daño a los intereses estratégicos de Estados Unidos».El director de Inteligencia estadounidense hizo una pronostico sobre el desarrollo economico de China y la India, diciendo que «es probable que estos dos países superen el PIB de todas las demás economías, excepto EEUU y Japón, para 2025 aunque la actual crisis financiera podría frenar un poco ese impetú».Al referirse a China en su informe, Blair afirmó que la prioridad de la diplomacia china sigue siendo el mantenimiento de las relaciones amistosas con otros países grandes, sobre todo las relaciones con EEUU. Sin embargo, «Beijing también intenta aumentar su imagen e influencia globales para promover intereses más amplios y hacer frente al desafío exterior y defender la seguridad e integridad territorial de China»Las relaciones entre China y EEUU han dejado de ser ya un asunto exclusivamente bilateral para convertirse en uno de los centros neurálgicos de los que depende cada vez más la configuración estratégica del mundoTodo arranca de la emergencia de China. Su acelerada y gigantesca capacidad de desarrollo económico, unido a su independencia política y militar lo que la convierte en un centro de poder mundial de alcance global incontrolable por Washington.Hasta ahora el papel de China en el ámbito internacional había estado constreñido a ser un punto de referencia inexcusable, pero sólo en el continente asiático, y en particular en el Lejano Oriente. Convertida en el motor del crecimiento asiáticoLa diplomacia china comienza a moverse y desplegar sus redes por todo el planeta al mismo ritmo y con idéntico dinamismo y eficacia con el que avanza en su imparable crecimiento económico.La búsqueda de los ingentes recursos de todo tipo que su nueva condición de «fábrica del mundo» le obliga a consumir, empuja a China a establecer nuevas y más intensas relaciones económicas, políticas y diplomáticas en áreas cada vez más extensas del planeta, que traspasan ya con mucho los limitados contornos del continente asiático.Iberoamérica y África reciben con los brazos abiertos a la nueva diplomacia china, que además de proponer unas relaciones infinitamente más equilibradas y ventajosas que las de las potencias occidentales, ofrece la inmensidad de su mercado a los productos del Tercer Mundo así como una inversión de capital en sus países en condiciones inigualables por las rapaces oligarquías financieras de los países desarrollados.Tanto Europa como EEUU tienen un competidor». Una vez consolidada como el centro económico y político de la región más dinámica y emergente del planeta, Asia, China ha pasado ahora a ganar peso político en el resto del mundo a marchas forzadas.El hermetismo de su Estado a la intervención norteamericana. Dos factores esenciales que sumados a su nuevo status de gran potencia económica mundial permiten, por un lado, que la política exterior china se desarrolle exclusivamente de acuerdo con sus intereses y necesidades.A través de las guerras de Afganistán e Irak, el complejo militar-industrial buscó provocar un brusco y complejo realineamiento de las fuerzas políticas y de clase en el mundo, cuyo objetivo último era el de cercar militarmente a China y contener desde los inicios su posible ascenso al rango de gran potencia mundial.Sin embargo, su empantanamiento en Irak -así como el que ahora empieza a vislumbrarse también en Afganistán- se ha convertido en un elemento catalizador de todos los retos y dificultades a las que se enfrenta, provocando el efecto contrario al que buscaban.