El Goya a la dirección novel lo ha recibido Clara Roquet, directora de ‘Libertad’ , pero la nominación de Carol Rodríguez por ‘Chavalas’, como ella dice en la entrevista, es un reconocimiento extraordinario. Una película que avanza a base de recomendaciones vía WhatsApp, repleta de cultura urbana y promesas.
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¿Cómo valoras tu nominación una vez pasada la gala de los Goya?
Es un tremendo éxito. Con la nominación ya me sentía premiadísima. Es lo mejor que me podía pasar con mi primera película. El mayor reconocimiento y una invitación a seguir trabajando y seguir aprendiendo.
¿Cómo ves el protagonismo que estáis tomando las mujeres en los Goya?
Hay muchas directoras que han debutado en la dirección estos últimos años, que son de mi generación, amigas que me encontré en el pasado durante mis años de formación o que hemos coincidido en algunos otros proyectos mientras nos buscábamos la vida para hacernos hueco en este mundo. Cada vez debutan más con películas maravillosas.
Pero que no haya un efecto espejismo porque en los últimos años el Goya a la dirección novel haya sido para mujeres, porque estamos muy lejos de la paridad. Si vemos las estadísticas, no somos ni el 20% de directoras en esta edición. Necesitamos un cambio urgente.
¿Por qué eliges la amistad como guion de ‘Chavalas’?
Es algo buscado. El motor de la película es el amor pero a tus amigas, porque el amor a tu pareja no tiene que estar en la cima de la pirámide. Es un sinsentido que una película tenga que tener una trama amorosa por necesidad. La historia de amor son sus amigas.
Es que mientras quien escriba las historias sean hombres prevalecerán un tipo de historias determinadas. A medida que haya más diversidad las historias sobre parejas heteronormativas se irán rompiendo. Eses es el reto, que haya más diversidad en quien haya detrás de la cámara para aportar más riqueza.
‘Cada vez debutan más directoras con películas maravillosas’
La película es un homenaje a los barrios populares, pero sobre todo a Cornellà
Siempre, a lo largo de los años que llevo trabajando, he hecho proyectos en el barrio porque lo tengo muy arraigado. Es algo que me ha marcado de forma muy natural. Quiero que mis proyectos se inspiren en el barrio, el mío y otros periféricos. No es algo racional, es una inspiración y quiero enseñar cómo me inspira. Es normal que salga en mi primera película.
Lo que he hecho es explicar el barrio desde mi perspectiva, porque hay una imagen muy distorsionada de barrios como el mío, como Cornellà, y a veces quien escribe la historia no se ha criado en un barrio como ese, recurren a un imaginario que no es real para mí. Mi barrio es como en la película, mi casa, parte de mi identidad. Sin mi barrio no sería la misma persona. He querido retratar lo que yo he vivido, pero claro es que el barrio de la película es el mío.
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¿Es una película diferente porque es Cornellà?
Claro, precisamente conozco muy bien de lo que he estado hablando. Las calles son las que he recorrido muchas veces, y es obvio que nos hemos inspirado en muchas anécdotas personales, de nuestros amigos, familia, vecinos… la propia ciudad nos lo ha puesto muy fácil, nos han apoyado en todos los proyectos, y el ayuntamiento y las asociaciones me lo han puesto muy fácil. De hecho la figuración son vecinos y padres de amigos. El rodaje ha sido muy llevadero gracias a esto.
Perteneces a la asociación ‘Dones visuals’, ¿cuáles son los techos a los que os enfrentáis las mujeres en el cine?
Los problemas son los extrapolables a toda la sociedad. Es una sociedad heteropatriarcal y la igualdad está muy lejos de conseguirse, lo mismo pasa en el cine que en muchos otros trabajos. Los presupuestos de nuestras películas son menores dominantemente. Luego está la manera de rodar y que son muchas las limitaciones, por ejemplo, es muy difícil ser jefa de equipo en algunos departamentos, la dirección de fotografía, la producción ejecutiva, y por supuesto la dirección o el guion.
‘Es que mi barrio no es como me lo cuentan y lo quiero contar yo’
¿Te has formado consiguiendo financiación independiente?
Al principio de mi carrera la manera de seguir aprendiendo era autofinanciando los cortometrajes y hacerlo con pequeñas subvenciones o con mi propio dinero. Poco a poco me fui profesionalizando y conseguí hacer cortometrajes con algo más de presupuesto. Esta ha sido una gran escuela.
Háblanos de ‘Bany compartit’, la sitcom que dirigiste en catalán.
Es una serie que hice en el 2019, que escribí con mi hermana y que fue una gran oportunidad de hacer una comedia, para TVE en Cataluña. No es habitual hacer estos formatos, ni la comedia dramática, o las películas sobre amistad femenina, como hablábamos antes.
Ahora el consumo de series ha aumentado mucho y se debería explotar este formato de sitcom, hecho desde nuestro país y desde las cosas que conocemos, y contar cosas con las que la gente se siente identificada y encuentra como referentes. Ampliar esto es importante para enriquecer la cultura.
Hay pocas sitcoms españolas y habría que promocionarla, ¿no?
Seguramente no se ha promovido más porque estamos acostumbrados a consumir series en plataformas y es una serie en el formato de TV tradicional. Igual no se promovió demasiado entre la gente que está acostumbrada a consumir productos en internet, porque si quieres una serie vas a tu plataforma y la ves.
Tu próximo proyecto habla también de un barrio…
Queremos explicar esta historia, que estamos escribiendo mi hermana y yo, porque son los temas que nos interesan. Queremos seguir hablando de esto, es el barrio y las diferencias de clase, si hay igualdad de oportunidades y la nueva inmigración. Somos hijas de inmigrantes andaluces que vinieron a Cataluña en los 60 y queremos hablar de los nuevos charnegos, los inmigrantes extracomunitarios, que es una nueva generación que vive en estos barrios. Queremos hablar de este mundo.
Es que mi barrio no es como me lo cuentan y lo quiero contar yo.