Con una incidencia acumulada de 537 (y subiendo), la quinta ola de la Covid-19 ya supera al pico (529) de la segunda onda epidémica del otoño pasado. El foco de contagios sigue concentrado en los jóvenes de entre 20 y 29 años, con una incidencia que triplica la media. La situación no alcanza aún los niveles dramáticos de otras olas gracias al acelerado avance de la vacunación: se están inyectando más de medio millón de dosis diarias, el 49,4% de la población (más de 23 millones) ya tiene la pauta completa y el 61,3% cuenta al menos con una dosis. Pero la presión asistencial aumenta sin cesar en los hospitales y lleva semanas colapsando la atención primaria.
El verano que nadie quería es ya una realidad. A principios de junio la incidencia acumulada logró bajar al riesgo medio, por debajo de los 95 casos en 14 días por 100.000 habitantes, pero se quedó estancada ahí. En la última semana de junio, con las festividades de San Juan, los contagios pegaron un salto. Ahora, con 537 casos (14d/100mil hab) hemos superado el pico de la segunda ola epidémica (octubre-noviembre de 2020), y no hay señales de frenada: la tendencia es fuertemente alzista, subiendo un +252%.
Quince territorios se encuentran ahora en riesgo extremo, todos salvo Murcia, Castilla-La Mancha, Ceuta y Melilla. Con mucha diferencia, la peor situación es la de Cataluña, con una IA de 1.180 casos (una incidencia que llega a más de 3.000 entre los jóvenes). La situación es igualmente extrema en Navarra y Castilla y León (870), Aragón (646), Asturias (592), Cantabria (567) o Baleares (496), comunidad esta última donde más están subiendo los contagios.
Esta onda epidémica tiene un claro sesgo de edad, y está asociada a las aglomeraciones de ocio de la juventud. La incidencia media del rango de edad de 20-29 años es de 1047 casos, y de los 12-19, de 891 casos.
Preocupa enormemente a los especialistas el avance de la Variante Delta, mucho más transmisible -un 60% más que la cepa británica hoy predominante en España- y que parece ser capaz de burlar los efectos de la primera dosis de las vacunas. Mientras que los que tienen la pauta completa están bien protegidos frente a la Delta y al resto de variantes (92% de protección), los que solo cuentan con un pinchazo solo lo están al 30%.
La sanidad asaltada de nuevo.
Solo gracias al avance de la vacunación, y a que la sintomatología entre los jóvenes es frecuentemente más leve, esta quinta ola de contagios no se está traduciendo en un gigantesco impacto sobre los hospitales y camas UCI, como en ocasiones anteriores, como en la primera o tercera olas donde la sanidad estuvo al borde del colapso real. Sin embargo, la presión no deja de aumentar y está ya en niveles muy preocupantes.
El número de camas UCI ocupadas por pacientes COVID se encuentra en el 9,59 %, continuando la senda ascendente y al borde ya del umbral que maca el riesgo medio, el 10 %. Pero los pacientes con coronavirus -que recordemos, pueden ser de muy larga recuperación- no son los únicos que son atendidos en las UCI. Teniendo en cuenta todos los pacientes ingresados independientemente de la enfermedad que padezcan, la presión sobre la capacidad asistencial total de las UCI de España no ha bajado del 40 % desde finales de agosto. De nuevo la máxima alarma roja se la lleva Cataluña, con un 26% de camas UCI ocupadas por pacientes Covid, y una ocupación total de cuidados intensivos del 76%.
Pero si el impacto sobre los hospitales es aún soportable, la atención primaria -donde suelen dirigirse los pacientes Covid jóvenes, normalmente con síntomas más leves- está en muchas comunidades y localidades, especialmente en las grandes ciudades o zonas de veraneo, completamente sobrepasada por el aumento de casos. Una atención primaria con unos profesionales agotados tras año y medio de ardua lucha con la pandemia, y con una plantilla más escasa.
Aumentan las restricciones
Sin estado de alarma que permita recurrir a los confinamientos perimetrales y el toque de queda, las limitaciones para frenar los contagios están en manos de las administraciones autonómicas.
Varios gobiernos autonómicos han dado marcha atrás en sus desescaladas y están dictando nuevas restricciones, centradas en las últimas fechas en el ocio nocturno para detener el aumento «explosivo» de casos desde finales de junio.
Las que encabezan el endurecimiento de las restricciones son la Comunidad Valenciana y Baleares, con toques de queda, el cierre total del ocio nocturno, y limitaciones a la hostelería, seguido de Cataluña que plantea endurecerlo aún más.