Aquí­ hay pobreza

Una encuesta realizada por la Diputación de Barcelona con datos del 2011 nos enfrenta a un dato hasta ahora sólo intuido aunque estremecedor: el 29,5% de los catalanes, es decir, 2.200.000 personas, se hallan en situación de riesgo de pobreza. Nos referimos a la Encuesta de Condiciones de Vida y Hábitos de la Población, que se elabora cada cinco años y constituye una de las mejores fuentes estadísticas disponibles sobre la realidad socioeconómica catalana. Paradójicamente, la misma encuesta pone de manifiesto que el nivel de renta per cápita se ha duplicado en los últimos años. El estudio del 2005 apuntaba ya un dato alarmante: el 21,9% de la población tenía entonces unos ingresos por debajo de la renta que se considera suficiente. Parece, pues, que esta condición se ha extendido durante la crisis, pero también se trata de una realidad estructural en nuestra sociedad, con la peculiaridad de que si antes la principal bolsa de pobreza se localizaba entre los jubilados con menores rentas, ahora la población infantil es la más afectada por el riesgo de exclusión social. La encuesta también muestra que Barcelona y el área metropolitana retienen el mayor nivel de renta familiar, mientras las áreas del Ebre, Tarragona y Girona registran indicadores de pobreza por encima de la media. Más allá de la frialdad de las cifras deberíamos pensar en que una sociedad más rica, pero con más pobreza, no es una sociedad justa de la que podamos sentirnos orgullosos.