Todos los días por la mañana veo a una gran cantidad de mujeres tomando el bus, el metro, llevando al niño al colegio, etc., y por mi camino me tropiezo con la idea sobre el papel y el aporte de la mujer inmigrante en este país y en esta cultura. Me pregunto sobre cuáles serán los datos estadísticos sobre ellas, y si son tan trabajadoras o más que los hombres en este colectivo.
Además reflexiono sobre la situación en que se encuentran laboralmente, si tienen permiso de trabajo, o si la empresa le cotiza la seguridad social, todo esto en garantía de sus derechos sociales, y me vuelvo a preguntar si existen datos concisos y precisos sobre la situación laboral de las mujeres inmigrantes, ya que algunos medios de comunicación social, reflejan que quien sufre las consecuencias de una economía paralela, denominada: “economía sumergida” son las mujeres, y en especial las del sector de inmigración. Nos sorprenderíamos mucho a nivel público la estimación de dichos datos, ya que por un lado se destacaría el valor intrínseco de las mujeres en su capacidad de perseverancia hacia el objetivo de mantener una familia, de subsistir a pesar de una gran depresión del mercado laboral y por el otro la realidad de la explotación y precarización de la mano de obra femenina, y en especial al de las inmigrantes.
Es sorprendente observar en los medios de comunicación impresos como se refleja el discurso sobre el empleo, el trabajo como forma o mecanismo que conlleva la inclusión social de forma directa, e ineludible, ya que se le dá más poder al hecho de que tener un empleo en el colectivo inmigrante trae como consecuencia la inclusión social.
No se puede garantizar o determinar que esto sea así, ya que existen otras circunstancias, y situaciones, que generan la inclusión social, tanto en un individuo como en un colectivo, y en el caso de las mujeres inmigrantes se puede describir, desde diversas experiencias y realidades, a través de la vida cotidiana.
Es necesario un aporte al análisis cualitativo, más que al cuantitativo, donde se demuestre estos aspectos que dignifican no sólo a un grupo social, sino al proceso constructivo de lo que se denomina multiculturalidad e interculturalidad, o diversidad, donde históricamente e universalmente las mujeres han aportado mucho y queda todavía la complejidad por demostrarlo en los procesos migratorios. Ya que la historia sigue escribiéndose, sí pero desde la perspectiva del patriarcado.