Esta semana, las Naciones Unidas celebraron el Día Mundial del Agua, un día para recordar a los mil millones de personas que no pueden satisfacer sus necesidades de agua segura y limpia debido a la sequía, la pobreza y negligencia oficial.
Pero también es un día para recordar a los 2,1 millones de palestinos, y luchar por ellos, que sufren algo diferente, una escasez del agua creada deliberadamente y mantenida por la ocupación militar de Israel y la compañía privada israelí del agua Mekorot.
El aumento de la presión internacional trae esperanzas de que la tendencia se esté poniendo de parte de los palestinos que buscan la justicia hídrica en Cisjordania y Gaza, en particular recientes decisiones de inversión y cooperación contra Mekorot, que dirige la política hídrica discriminatoria de Israel en Cisjordania.
Sin agua en Gaza y Jerusalén Este
La situación en Gaza es especialmente dramática. El pequeño territorio densamente poblado depende enteramente de su acuífero reducido, contaminado de agua salada y aguas residuales, y el agua que produce no es adecuada para el consumo. Hay que comprar el agua a un precio muy alto en botellas o a los aljibes móviles.
Además las restricciones sobre la importación de combustible significan que la única planta eléctrica de Gaza pasa la mayor parte del tiempo paralizada, y mientras no funciona no se pueden bombear agua y aguas residuales. Por lo tanto los lavabos están secos, los inodoros bloqueados y la contaminación con las aguas residuales empeora.
Y a los residentes palestinos de Jerusalén Este no les va mucho mejor. Como se informó el 17 de marzo, la ciudad sufrió un prolongado corte de agua desde el 4 de marzo dejando a Ras Shehada, Ras Khamis, Dahyat A’salam y el campo de refugiados Shuafat –cortado del resto de la ciudad por el muro de separación– sin agua corriente.
La razón es simple, una infraestructura vieja e inadecuada del suministro de agua, sin que haya planes de mejorarla o renovarla.
Acuerdos de Oslo II, los palestinos estafados
Para Cisjordania en su conjunto los hechos hablan por sí mismos. Los Acuerdos de Oslo II fueron singularmente negativos para los palestinos, limitando el volumen de agua que pueden producir, así como imponiendo severas restricciones al desarrollo y mantenimiento de la infraestructura palestina del agua.
Los Acuerdos permiten a los palestinos que retiren solo 118 millones de metros cúbicos (mcm) por año de pozos de perforación, manantiales, vertientes y precipitaciones en Cisjordania. Pero a Israel se le permite que use cuatro veces más –483 mcm por año– de las mismas fuentes palestinas.
Por lo tanto Israel no solo ocupa un 80% del área de Palestina histórica, sino que también, a través de la compañía de aguas Mekorot, se apodera del 80% de los recursos hídricos del 20% de tierra que les queda a los palestinos.
Engañados
Pero la cosa se pone peor. Las draconianas restricciones de Oslo II para el desarrollo hídrico impuestas por Israel significan que los palestinos solo pueden usar 878 mcm en Cisjordania, de los 118 mcm que se les permiten.
El agudo déficit acuático es compensado por el agua suministrada en tuberías desde Israel. Mekorot vende actualmente a la Autoridad Palestina del Agua unos 60 mcm por año, a precio completo.
Como informa Amira Hass en Ha’aretz, “en ese acuerdo Israel impuso una división escandalosamente injusta, humillante e indignante de los recursos acuáticos”.
Mientras el agua palestina se canaliza a Israel sin coste alguno, luego una fracción se envía de vuelta y se paga. De esta manera Israel priva a los palestinos de su agua y de su dinero.
En algunos casos los palestinos son obligados a pagar 10 veces más por su agua que el precio de Tel Aviv, como en la aldea de Sussia en South Mount Hebron, donde tienen que conducir a la ciudad cercana para comprar agua a precios excesivos, a pesar de que el acueducto principal pasa directamente por la aldea de camino a la colonia israelí.
Mucha agua y hambre de agua
Según el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, todo esto representa una amplia disparidad entre el uso de agua de los palestinos y de los colonos en Cisjordania. Los colonos usan 400 litros per cápita por día (l/c/d) mientras algunos palestinos sobreviven con solo 10 l/c/d.
Todas las poblaciones palestinas reciben volúmenes de agua muy por debajo del nivel recomendado por la Organización Mundial de la Salud de 100 – 250 l/c/d. Según UNHRC:
“Las colonias se benefician de suficiente agua para mantener granjas y huertos, y para piscinas y spas, mientras los palestinos a menudo tienen dificultades para acceder a requerimientos mínimos de agua.
“Algunas colonias consumen cerca de 400 l/c/d, mientras el consumo palestino es de 73 l/c/d, y solo de 10-20 l/c/d para comunidades beduinas que dependen de agua de aljibes costosa y de baja calidad.”
Estos bajísimos niveles de provisión de agua no satisfacen las necesidades de agua de muchas comunidades palestinas dejándolas con agua frecuentemente contaminada, e insuficiente.
Mientras el uso palestino de agua puede exceder solo 70 l/c/d en los centros urbanos relativamente bien abastecidos de Cisjordania, desciende mucho más bajo en áreas rurales que no tienen acceso a agua llevada por cañerías y dependen de pozos y recolección de agua de lluvia.
Se calcula que 113.000 palestinos en Cisjordania no tienen suministro de agua llevada por cañerías, mientras cientos de miles más tienen solo un suministro intermitente, especialmente en verano.
Restricciones adicionales
Las restricciones y limitaciones impuestas a los palestinos para acceder a sus propios recursos y para desarrollarlos han exacerbado la ya severa escasez de agua en las comunidades palestinas.
Entre las restricciones están los límites del tamaño de la tubería de suministro, con el propósito de limitar los flujos como una forma de racionamiento. Típicamente, un 30% de las filtraciones de agua se filtra de las tuberías de suministro palestinas, porque Israel se niega a permitir su renovación.
En el “Área C”, que cubre un 60% del área de Cisjordania, no se permite a los agricultores y a las comunidades palestinas que se conecten a la red hídrica que sirve las crecientes colonias y se prohíbe incluso que excaven cisternas.
La comunidad internacional considera que el establecimiento de colonias israelíes en los territorios ocupados por Israel es ilegal según el derecho internacional, como se establece en el informe de la misión investigadora de la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Sin embargo, la construcción de nuevas colonias y «puestos avanzados» ilegales israelíes y la expansión de los existentes, se desarrollan a paso acelerado y reducen aún más la cantidad de agua destinada a los palestinos.
Tu agua o tu vida
Como informan las Naciones Unidas en marzo de 2012, otra amenaza surge de la toma de manantiales a la fuerza por parte de los colonos: “Los palestinos han perdido crecientemente el acceso a fuentes hídricas en Cisjordania como resultado del apoderamiento de fuentes de agua por los colonos israelíes, que han utilizado amenazas, intimidación y cercas para asegurar el control de los puntos de agua cercanos a las colonias”.
La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) examinó 60 manantiales en tierra palestina cercana a colonias israelíes. Estableció que:
>“En 22 de las fuentes de agua, se ha impedido que los palestinos accedan a los manantiales mediante actos de intimidación, amenazas y violencia, perpetrados por colonias israelíes, mientras en los ocho manantiales bajo control total por los colonos, el acceso de palestinos ha sido impedido mediante obstáculos físicos, incluyendo cercas del área del manantial, y su “anexión de facto” a las colonias.”
Violencia y destrucción también pueden provenir directamente de las autoridades de ocupación. “Destrucción de infraestructura hídrica, incluyendo cisternas de agua de lluvia por las autoridades israelíes ha aumentado desde principios de 2010; duplicado en 2012, en comparación con 2011.
>“La negación de agua se utiliza para provocar desplazamiento, particularmente en áreas previstas para la expansión de colonias, en especial ya que esas comunidades están formadas en su mayoría por agricultores y pastores que dependen del agua para su subsistencia.
“Una serie de testimonios destacó que el corte de recursos hídricos precede frecuentemente el desposeimiento de tierras para nuevos proyectos de colonias”.
Mekorot en el centro del apartheid del agua de Israel
Todas las colonias de Cisjordania están conectadas a agua entubada suministrada por la compañía hídrica israelí Mekorot, que recibió la responsabilidad de los recursos acuáticos de Cisjordania de las fuerzas ocupantes en 1982.
Por lo tanto Mekorot es al mismo tiempo el supervisor en el terreno y el beneficiario económico, del «apartheid del agua” de Cisjordania.
Como informa el Consejo de Derechos Humanos de la ONU: “En el Valle del Jordán, las perforaciones de aguas profundas por la compañía nacional de agua israelí Mekorot y la compañía agro-industrial Mehadrin han llevado a que pozos y manantiales palestinos se sequen. El 80% de los recursos totales de agua perforados en el área es consumido por Israel y las colonias”.
“La falta de disponibilidad de recursos hídricos palestinos ha llevado a escaseces crónicas entre comunidades palestinas en el Área C y una dependencia de Mekorot… Mekorot suministra casi la mitad del agua consumida por comunidades palestinas.
Acceso restringido
UNHRC también informó de que los palestinos no tienen acceso al «agua reciclada» más barata disponible para las colonias israelíes y tienen que comprar agua potable más costosa incluso para el riego.
Esta injusticia y la desigualdad del suministro de agua ha sido siempre una fuente de tensión, especialmente cuando los aldeanos ven tuberías de agua que pasan por su tierra hacia colonias israelíes sin suministrar agua a sus aldeas, como se informa en Sussia.
“La Misión fue informada de situaciones en las cuales los aldeanos deben viajar varios kilómetros para conseguir agua cuando los recursos hídricos más cercanos sirven a las colonias vecinas”, informó UNHRC.
E incluso cuando obtienen agua reciben un tratamiento de segunda clase. “En el caso de una escasez de agua, las válvulas que suministran a las comunidades palestinas se cierran; esto no ocurre en el caso de las colonias.
“Semana de acción contra Mekorot”
Mekorot viola el derecho internacional y es cómplice del apoderamiento de recursos, incluido el saqueo de recursos hídricos en Palestina. Suministra esta agua saqueada a colonias israelíes ilegales y se involucra en la discriminación sistemática y la negación de agua a la población palestina.
Por este motivo las organizaciones palestinas, incluida PENGON/Friends of the Earth Palestine, han organizado una semana de acción «Stop Mekorot» que comienza hoy, el Día Mundial del Agua.
La campaña apunta a intensificar la presión sobre gobiernos y compañías para boicotear Mekorot y responsabilizar a la compañía de sus políticas y prácticas hídricas discriminatorias en Palestina.
El 20 de marzo, la federación ecologista Friends of the Earth International anunció su apoyo a la campaña contra las prácticas discriminatorias de Mekorot, sumándose al llamado global a los gobiernos, compañías públicas y privadas de servicios públicos e inversionistas de todo el mundo para evitar y rescindir todos los contratos y acuerdos de cooperación con Mekorot.
Éxitos de la campaña
En diciembre de 2013, el mayor proveedor de agua potable de Holanda, Vitens, estableció un precedente cuando decidió que su compromiso con el derecho internacional significa que tenía que retirarse de un acuerdo de cooperación con Mekorot. Según la compañía:
>“Vitens otorga mucha importancia a la integridad y a la adhesión a leyes y regulaciones internacionales. Después de consultas con los accionistas, la compañía llegó a la conclusión de que es extremadamente difícil continuar el trabajo conjunto en proyectos, ya que no pueden separarse del entorno político”
Mekorot sufrió otro golpe esta semana cuando las autoridades en Buenos Aires, Argentina, suspendieron un acuerdo propuesto de 170 millones de dólares para una planta de tratamiento de agua.
La decisión tuvo lugar después de una campaña de sindicatos locales y grupos de derechos humanos que destacaron el papel de Mekorot en el robo por parte de Israel de los recursos acuáticos palestinos y plantearon la posibilidad de que Mekorot exportara sus políticas hídricas discriminatorias a Argentina.
Los palestinos deben tener su justa parte en los recursos disponibles y obtener la autoridad plena para administrarlos adecuadamente. El uso equitativo y sabio por parte de todos de los recursos disponibles es la única base de una paz duradera en la región.
Y hasta entonces la discriminación deliberada, sistemática e intencionada en el agua y el robo de recursos realizado en Palestina Ocupada por la ocupación y Mekorot deben reconocerse como lo que son: crímenes contra la humanidad. Los perpetradores deben ser castigados correspondientemente.