«Para el sur de Europa los efectos son evidentes sin necesidad de acudir al largo plazo. Alemania no solo exporta ya más a China que a España sino que el potencial de crecimiento de esa relación comercial es prácticamente ilimitado en comparación al atractivo que ofrece el mercado español. Por ello, cada vez más, y especialmente como consecuencia de la actual crisis financiera y de deuda, Alemania percibe al sur de Europa como una rémora, y no, como hizo en el pasado, como un aliado estratégico.»
La indiferencia hacia el sur de Euroa con la que Alemania está gestionando la revisión del Tratado de Lisboa lo dice todo respecto a cuáles son las prioridades de Berlín estos días. El alza registrada por las primas de riesgo de Irlanda y Portugal, también de España y Grecia, prueba que estamos ante un círculo vicioso que se estrecha progresivamente hasta estrangular al sur de Europa (EL PAIS) LA VANGUARDIA.- El anuncio de Estados Unidos de que va a emitir dólares para favorecer sus intereses ha creado gran alarma, tanto entre los grandes exportadores, China Alemania y Japón, que ven en ello un obvio medio para favorecer las exportaciones de EEUU a sus expensas, como en los países emergentes, que temen una avalancha de inversiones especulativas. Alemania ha reaccionado con particular acritud a la propuesta de Estados Unidos de limitar los desequilibrios globales poniendo límites a los superavits comerciales. EL CONFIDENCIAL.- Sacyr Vallehermoso aprobó anoche lo que llevaba intentando hacer más de un año: una ampliación de capital de 400 millones para pagar su deuda corporativa. La operación se hace tras conseguir el respaldo de todos los accionistas de referencia de la constructora, entre las que se encuentran varias cajas de ahorros que tienen más del 15% del accionariado y que han necesitado ayuda pública para evitar su intervención. Opinión. El País Adiós al Sur de Europa José Ignacio Torreblanca Que China está en auge es un hecho sabido. En el año 2000, China era la sexta economía del mundo. Diez años después, ya es la segunda. Y de seguir así las cosas, en 2050 asumirá el liderazgo como primera economía mundial. A largo plazo, los efectos para Europa de este desplazamiento de poder serán profundísimos: si hoy hay siete países europeos entre las 20 economías más grandes del mundo, esta cifra se va a ir reduciendo progresivamente hasta que en torno a 2050 solo queden cuatro, y ninguno de ellos estará entre los cinco primeros. Para el sur de Europa los efectos son evidentes sin necesidad de acudir al largo plazo. Alemania no solo exporta ya más a China que a España sino que el potencial de crecimiento de esa relación comercial es prácticamente ilimitado en comparación al atractivo que ofrece el mercado español. Por ello, cada vez más, y especialmente como consecuencia de la actual crisis financiera y de deuda, Alemania percibe al sur de Europa como una rémora, y no, como hizo en el pasado, como un aliado estratégico. La indiferencia hacia el sur de Europa con la que Alemania está gestionando la revisión del Tratado de Lisboa lo dice todo respecto a cuáles son las prioridades de Berlín estos días. El alza registrada por las primas de riesgo de Irlanda y Portugal, también de España y Grecia, prueba que estamos ante un círculo vicioso que se estrecha progresivamente hasta estrangular al sur de Europa: Alemania promueve una discusión sobre un mecanismo de reestructuración de deuda que, lejos de ser un ejercicio teórico o institucional, se acaba convirtiendo, debido al nerviosismo que desata en los mercados financieros, no solo en un factor que justifica la puesta en marcha de ese mecanismo, sino en un elemento más que, a sus ojos, prueba la debilidad del sur de Europa. En definitiva, una profecía autocumplida. Como consecuencia de la crisis, el sur de Europa no solo despierta cada vez menos el interés de Alemania, sino que, inversamente, sus debilidades llaman cada vez más la atención de China. El compromiso adquirido en Lisboa por el presidente chino, Hu Jintao, de comprar deuda portuguesa para ayudar a un "amigo en dificultades", sumado a las recientes adquisiciones chinas de deuda española y griega, dejan entrever algo bastante preocupante: que después de haber comprado las materias primas de África a golpe de talonario, los líderes chinos se han fijado un nuevo objetivo en Europa, y se están aproximando a ella por su periferia más débil. Curiosamente, sin embargo, la crítica recurrente que se hace sobre la deliberada ausencia de condicionalidad política en la estrategia africana de Pekín no puede hacerse en el caso de Europa. Más bien al contrario, si en el continente africano China obvia las cuestiones relacionadas con la democracia y los derechos humanos, en Europa su sensibilidad es exactamente la contraria ya que utiliza sin rubor las palancas de la deuda y la inversión para obtener todo tipo de concesiones políticas, especialmente en materia de derechos humanos. Prueba de ello es la confianza que el Gobierno ha depositado en su petición pública, más bien conminación, a los embajadores europeos en Oslo para que no acudan a la ceremonia de concesión del Premio Nobel de la Paz a Liu Xiaobo. Pekín cruza aquí una evidente línea roja al coaccionar a los europeos de forma tan pública como descarada. Cierto que, hasta ahora, la estrategia de Pekín de sobrerreaccionar agresivamente en todo lo relacionado con su soberanía ha funcionado satisfactoriamente. Víctima del éxito de sus intimidaciones, Pekín no se da cuenta, sin embargo, de que está exponiendo de forma tan flagrante sus inseguridades y debilidades que, en algún momento, los demás van a aprender a explotarlas. Es difícil que Alemania y Reino Unido, con una diplomacia más acostumbrada a las fricciones en materia de derechos humanos, se dobleguen ante las presiones chinas. Pero para los europeos del Sur las cosas son más difíciles, pues juegan entre la supervivencia a corto plazo y la irrelevancia en el largo plazo. Alarmado ante la visión de un Sarkozy que en dos semanas ha dado dos importantes golpes de timón (con Londres en materia de defensa y con Berlín en lo relativo a la gobernanza del euro), en ambos casos sin contar con el sur de Europa, el ministro de Exteriores italiano, Franco Frattini, ha sugerido crear un directorio o G-6 europeo que agrupara a los seis grandes de la UE. Sin embargo, París, Londres y Berlín ni siquiera han respondido, tan centrados como están en ocuparse de sus propios intereses globales. El sur de Europa debe ponerse a pensar, ya. EL PAÍS. 12-11-2010 Opinión. La Vanguardia El autismo estratégico alemán en Seúl Rafael Poch La cumbre del G-20 en Seúl viene dominada por la sombra de la guerra de divisas entre las grandes potencias económicas del mundo, Estados Unidos, Alemania, Japón, más los nuevos actores emergentes, cada vez más difíciles de ignorar, China, Brasil, India… No va a haber soluciones. Cada cual tira hacia su interés, y la gobernabilidad de la crisis se resiente sin aparente remedio, entre de la general impresión de que el orden económico de posguerra se está hundiendo. Hay ambiente de borrasca. El fin del dólar como referencia central del sistema internacional, ya se propone desde la misma presidencia del Banco Mundial, en manos de Robert Zoellick, un ex alto funcionario de la administración de Washington. Se percibe y denuncia por doquier el recurso al proteccionismo. La posibilidad de un hundimiento del euro pone de manifiesto la enorme fragilidad de la Unión Europea. El anuncio de Estados Unidos de que va a emitir dólares para favorecer sus intereses ha creado gran alarma, tanto entre los grandes exportadores, China Alemania y Japón, que ven en ello un obvio medio para favorecer las exportaciones de EEUU a sus expensas, como en los países emergentes, que temen una avalancha de inversiones especulativas. Alemania ha reaccionado con particular acritud a la propuesta de Estados Unidos de limitar los desequilibrios globales poniendo límites a los superavits comerciales. "Poner límites políticos a los superavits y a los déficits no está justificado económicamente, ni es apropiado políticamente", ha dicho la Canciller Angela Merkel. Alemania se ha convertido en el principal adalid de la "lucha contra el proteccionismo". El Ministro de finanzas, Wolfgang Schäuble, dice que la posición americana está "destruyendo la credibilidad de la política financiera de Estados Unidos" y el de Economía, Rainer Brüderle, denuncia incluso un, "inaceptable regreso al pensamiento de la economía planificada". Casi el "comunismo" en América. Es un espectáculo grotesco, porque todos participan de la misma actitud y todos forman parte del problema. En el caso de Alemania, se critica en los demás lo mismo que ella practica. Es lo que Wolfgang Münchau, del Financial Times Deutschland, califica de "autismo exportador". La estrategia económica alemana consiste en lograr superavit de su balanza comercial a costa de los demás. La diferencia es que Alemania es, a efectos, económicos, una provincia de la Unión Europea, desde luego su principal provincia. La moneda común convierte el egoísmo alemán, que todos practican en el mundo, en algo particularmente necio y corto de miras en el escenario europeo. Alemania vende el 60% de sus exportaciones en Europa. Los países en crisis de la zona euro ya le están comprando mucho menos: Grecia un 32% menos, Irlanda un 25%, España un 20% y Portugal un 7,2%. La política de austeridad unilateral aun va a mermar más esa menguante capacidad de compra de productos alemanes. Esa política sería racional si fuera acompañada de medidas que estimularan el consumo y el gasto en los países europeos con superávit y sin problema real de deuda, porque contribuiría no a incrementar sino a nivelar la eurozona. Alemania ya ha perdido en Europa el equivalente al 6% del total de sus exportaciones mundiales. De momento eso se compensa con importantes incrementos de sus ventas a China y Estados Unidos, lo que se parece a una ruleta rusa porque nadie puede dar garantías sobre la salud de esas alternativas, menos aun cuando los interesados comienzan a afirmar su propio proteccionismo. El éxito alemán es un castillo de naipes. El gobierno alemán se aferra a esa construcción de forma ciega y temeraria. "Alemania se rebela contra las consecuencias internacionales de su propia política mientras exige a los demás que se comporten de forma responsable. Si Merkel rechaza cualquier propuesta de limitar los superavits comerciales no debería extrañarse de que los americanos persigan de forma brutal sus propios intereses", escribe Münchau, uno de los pocos que alerta aquí sobre la situación. Con su política de salarios Alemania persigue desde hace años una política de devaluación de sus exportaciones. Ahora los americanos hacen lo mismo, y Brasil, e India, y China también. La diferencia entre Alemania y Estados Unidos sólo es de métodos, dice Münchau: "nosotros ponemos el acento en el frenazo a los salarios, los americanos en la imprenta de dólares". La actitud alemana, "aúna intolerancia y la estrechez de miras con intereses de poder", señala este observador. El objetivo de Merkel en esta crisis, no es europeo, sino nacional. Dicho en sus propias palabras: "que Alemania salga fortalecida en su posición en el G-20". Esto ha sido más o menos siempre así en una Unión Europea concebida como suma de egoísmos, lo que ha cambiado es el contexto general. Merkel y los demás de Bruselas, no parecen a la altura de una situación que exige un cambio cardinal. El frágil "milagro alemán" al que asistimos, se basa en una construcción exportadora de extrema fragilidad. Alemania carece de un "plan B" para esa estrategia. Por eso, su única posición es, en Bruselas predicar la austeridad para los manirrotos del sur, y en el mundo oponerse a cualquier cosa que signifique amenaza para su estrategia exportadora. LA VANGUARDIA. 12-11-2010 Economía El Confidencial Las cajas auxiliadas por el FROB salvan a Sacyr con el visto bueno del BdE Agustín Marco Sacyr Vallehermoso aprobó anoche lo que llevaba intentando hacer más de un año: una ampliación de capital de 400 millones para pagar su deuda corporativa. La operación se hace tras conseguir el respaldo de todos los accionistas de referencia de la constructora, entre las que se encuentran varias cajas de ahorros que tienen más del 15% del accionariado y que han necesitado ayuda pública para evitar su intervención. En este grupo de entidades financieras están Caixanova y Caixa Galicia, que han solicitado 1.172 millones de euros al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) para sanear su balance. Entre las dos tienen más del 6% de la empresa presidida por Luís del Rivero. También están presenten en el capital Caja Murcia, que ha pedido 915 millones al fondo creado por el Gobierno para constituir el Sistema Integral de Protección junto a Caja Granada, Caixa Penedés y Sa Nostra. Por su parte, Caja Ávila forma parte de la fusión virtual con Caja Madrid y Bancaja, a la que se le ha extendido un cheque de 4.465 millones. La única de las cajas de Sacyr que todavía no ha participado en una integración es Unicaja, que se postuló en su día para tomar el control de Caja Castilla-La Mancha y de Cajasur, ambas intervenidas por el Banco de España. La suscripción de la ampliación de capital por parte de estas entidades se ha hecho con el visto bueno de Banco de España, que en un primer momento se mostró reticente a que estas cajas utilizaran el dinero público para sacar de un gran apuro a una empresa privada con graves problemas financieros. Sin embargo, fuentes próximas a la operación indican que la intervención de Banco Santander fue clave para despejar las dudas que tenía el supervisor. Y es que el primer banco español, junto con Caja Madrid, es el mayor acreedor de Sacyr Vallehermoso, Y es, por tanto, el menos interesado en que la constructora participada también por el inversor Juan Abelló tuviera mayores problemas a corto y medio plazo. El organismo que preside Miguel Ángel Fernández Ordóñez entendió que era mejor respaldar una inyección de capital en el holding del empresario murciano que ponerlo contra las cuerdas, ya que no hay que olvidar que el grupo arrastra una deuda de 11.598 millones de euros, principalmente por su aventura en Repsol. Con el visto bueno del Banco de España, las cajas, que el pasado mes de abril agruparon su participación, acordaron ir a la ampliación pese a que acumulan minusvalías latentes de casi 200 millones de euros de cuando compraron hace cinco años el paquete del 6% a Fernando Martín. Fuerte subida en Bolsa El presidente de Martinsa les vendió 15,8 millones de títulos a 16,75 euros, lo que supuso un montante de 266 millones. Todos los miembros del núcleo compraron adquirieron su parte alícuota, entre ellos el propio Abelló, las cajas citadas con anterioridad, Del Rivero, José Manuel Loureda y Manuel Manrique. Tan solo desistieron de comprar Caixa Galicia y El Monte. Esas acciones valen ahora apenas 74 millones, incluida la subida del 11% que registran en la jornada de hoy. Este gran avance en bolsa se debe a que Sacyr ha fijado el precio de la ampliación a 4,5 euros, por encima de cómo cotizaba en bolsa. Una medida insólita que la compañía no ha explicado en el comunicado oficial. De hecho, en la nota remitida a la CNMV no detalla cómo se ha determinado ese valor, ni si ha utilizado un banco de inversión para calcularlo, tal y como se recomienda en estas operaciones. La transacción no cuenta tampoco con ningún banco internacional que la asegure, como suele ocurrir en estos casos, como en la ampliación de BBVA o la que hizo en su día Santander. Por ese motivo, el precio se ha fijado a criterio del consejo. Lo que si ha dicho Sacyr es que la ampliación esta garantizada en un 82% del total (330 millones de euros) por el propio consejo de Sacyr Vallehermoso, así como por nuevos accionistas que se incorporarán al capital de la compañía cuando se complete todo el proceso. Los accionistas de Sacyr Vallehermoso gozarán de derecho de suscripción preferente sobre las nuevas acciones, que se podrá ejercitar en la proporción de 5 nuevas acciones por cada 17 acciones antiguas que se posean. EL CONFIDENCIAL. 11-11-2010