Ante la crisis y los costes económicos de la guerra

Actuar ya, mañana será tarde

La inflación está devorando las rentas de las clases populares. Y la guerra de Ucrania, aunque actúe, no es el factor determinante, sino el atraco y la voracidad monopolista. Es impostergable redistribuir la riqueza. Necesitamos un pacto de rentas que garantice el poder adquisitivo de salarios y pensiones y proteja a autónomos y pymes.

La inflación actual no es consecuencia directa de la invasión rusa de Ucrania, pero la guerra de Putin la está agudizando hasta niveles imprevisibles.

Según los datos oficiales del INE, el IPC interanual subió en febrero hasta el 7,6%, encadenando 15 meses  consecutivos de subidas desde enero de 2021, y tres meses seguidos con tasas superiores al 6%.

Es la tasa interanual más alta en los últimos 36 años y está relacionada sobre todo con los precios de la electricidad, que han aumentado un 80,5% en el último año.

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Los datos del Instituto Nacional de Estadística son concluyentes: los precios de la energía son determinantes, la electricidad, el gas y otros combustibles son responsables del 60% del aumento de los precios. Pero la electricidad es el principal componente de la inflación, seguido de los combustibles y los alimentos. En febrero el precio de la luz se disparó hasta el 80,5%, por el 52,3% de los combustibles líquidos y, en alimentación, los aceites comestibles más del 32% y casi el 20% en los cereales.

La guerra desatada por Putin con la invasión de Ucrania está acentuando una inflación que venía desbocada desde septiembre y que ya superaba el 6% cuando los tanques rusos invadieron Ucrania. La sacudida internacional por la guerra está subiendo aún más los precios de la energía, además de materias primas y de la agricultura…, y empuja hacia arriba una inflación que está afectando fuertemente a la economía de las familias, de importantes sectores de la industria y del campo, llevando a una situación crítica a millones de personas de las clases populares trabajadoras, parados o pensionistas, autónomos, pymes…

Los ERTE por fuerza mayor vuelven a estar en el horizonte inmediato, los pescadores amenazan con amarrar sus barcos por los precios disparados del combustible, el campo se remueve inquieto por la subida de los costes (atención a los abonos) y los precios ruinosos en origen…

La inflación nos hace un 7,6% más pobres y por ahora todo indica que en los próximos meses la pérdida de poder adquisitivo podría subir del 10, 12 o más por ciento.

Hay que actuar ya para contener la inflación. Y hay que hacerlo de inmediato para que las consecuencias económicas de la guerra no recaigan sobre las familias y los sectores vulnerables. Cada día aumenta el número de los que no pueden aguantar más.

La reforma ineludible del mercado eléctrico

Hay que desvincular el precio del gas al de la electricidad

El precio de la electricidad es el principal factor de la desbocada subida de los precios. Y ahora, cuando hasta en la Unión Europea se empieza a hablar de “desacoplar los precios del gas de la electricidad”, es aún más evidente que el problema no es por la pandemia, ni siquiera por la guerra sino por un atraco monopolista, por el sistema que fija el precio de la luz en el mercado eléctrico, la energía más cara es la que marca el precio de todas las demás, incluidas las energías más baratas como las renovables (hidroeléctrica, eólica, solar…).

En España ese precio lo está fijando la electricidad generada con gas, una energía que apenas supone el 15% de la producción total nacional pero que está marcando el precio a todas. Es como si “compráramos pollo y nos cobraran toda la carne al precio del solomillo”. No puede ser que la energía más cara, la producida con el gas sobre el que ahora también actúa la guerra, marque los precios.

La reforma estructural del mercado eléctrico es la medida más urgente para que la energía más cara no fije el precio

La reforma estructural del mercado eléctrico es la primera y más urgente medida. Sobre ese atraco han levantado las eléctricas su montaña de beneficios a costa de saquear sin piedad los bolsillos de las familias, autónomos y pymes. Las tres grandes compañías del oligopolio eléctrico español, Iberdrola, Endesa y Naturgy, tuvieron unas ganancias netas el año pasado de 6.534 millones de euros.

Según un informe de fuentes europeas, desacoplando el gas de la luz, el ahorro eléctrico en la UE podría ser de hasta 400.000 millones.

Acabar con este atraco repercutiría en primer lugar en el bolsillo de los ciudadanos, bajando sustancialmente el recibo de la luz  y limitando los desorbitados beneficios de las eléctricas. Y por otro lado rompería la espiral de la inflación impidiendo que precios de la electricidad salvajemente altos afecten a toda la cadena productiva.

Un pacto de rentas… redistribuyendo la riqueza

JR.Mora para Ctxt

La segunda y también urgente medida, para que las consecuencias económicas y sociales de la crisis y la guerra no recaigan sobre los hombros de los más vulnerables, debe ser un pacto de rentas favorable para las clases populares y no una nueva oportunidad para que los más ricos sigan aumentando sus riquezas.

La crisis también es de clase. Sus consecuencias económicas y sociales no afectan a todos por igual. La pérdida de poder adquisitivo por unos precios desatados puede ser asumible para las rentas altas y medias altas; pero para el conjunto de clases populares y trabajadoras es un empobrecimiento inasumible. Para millones de salarios y pensiones de mil y menos de mil euros una inflación de casi el 8%, son 80 euros menos al mes.

El pacto de rentas que necesita el país solo puede ser sobre la base de la redistribución de la riqueza. Los costes de ahora deben pagarlos los que más tienen y más riqueza acumulan, y que no vuelvan a recaer sobre los mismos que hemos soportado la crisis anterior, asalariados, mujeres, hombres y jóvenes trabajadores; pensionistas, autónomos, pymes…, que aún arrastramos la crisis de 2008, mientras el gran capital, bancos y monopolios están en récord de beneficios históricos. ¡Más de 20.000 millones ganaron los cinco grandes bancos en 2021! ¡Y las eléctricas ya ganan cada año 2.000 millones más que el anterior!

Es necesario un pacto de rentas favorable para las clases populares y no una nueva oportunidad para que los más ricos sigan aumentando sus riquezas

Necesitamos un pacto de rentas que garantice el poder adquisitivo de salarios y pensiones. Es el momento de aplicar la redistribución salarial dentro de las empresas y en las administraciones. Subiendo los salarios más bajos sobre la base de poner un tope a los salarios de ejecutivos y dirección.

Y establecer los ERTE de fuerza mayor como consecuencia de la guerra.

Es necesario establecer ayudas directas para contener los precios de la energía. Rebajar el IVA al superreducido del 4% en la electricidad y los carburantes.

Garantizar una política de precios por encima de los costes de producción en el campo, persiguiendo la especulación y vigilando las grandes cadenas de distribución.

3 comentarios sobre “Actuar ya, mañana será tarde”

  • Como de costumbre, muy lúcida Mari Puri. Pero yo le veo un fallo al artículo, y es que si la burguesía monopolista de Estado sube el IPC, también tiene que subir los costes variables a sus obreros, para que no se mueran de hambre y puedan seguir trabajando. Lo cual les quita plusvalía

    Para los neófitos, comentar que el precio de una mercancía vale lo que sus horas de trabajo. Unas pocas horas para cubrir costes fijos, otras pocas horas para el sueldo del obrero y el resto es plusvalía para el burgués. Pero eso te lo explica mejor Marx en «el capital», yo no sé escribir

    • María de la Purificación dice:

      Si la burguesía sube los precios al consumo, desde luego que aumenta el robo al obrero. ¿Cuál es tu crítica? Lo que propone el artículo es la redistribución.

  • María de la Purificación dice:

    Muy de acuerdo. Ya hay movilizaciones de los sindicatos. Sería bueno participar en ellas. La factura de la luz es un atraco total desde luego.

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