La deuda de la administración y el retraso en el pago superior a los seis meses, ha llevado a las pymes a una «situación límite». En palabras de Jesús Bárcenas, presidente de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa
Nada uede ser peor en una época de crisis que las administraciones públicas no paguen sus deudas con las empresas.No puede ser peor, porque para las empresas, asfixiadas por la falta de créditos de los bancos, la deuda de las administraciones se convierte en una de las pocas fuentes de beneficios.Mientras, el dinero destinado a las autonomías se queda mayoritariamente en los gobiernos regionales y no llega a los ayuntamientos.La disminución en los impuestos recaudados debido a la crisis de la construcción, impide -aun más- que el dinero fluya hasta los ayuntamientos.Mientras, los gobiernos regionales destinan partidas millonarias para nuevos pasos de cebra, estrafalarias mejoras para los despachos parlamentarios, coches de lujo o embajadas en el Rockefeller Center.Mientras, empresarios de la construcción, como el del Ayuntamiento de Loeches (Madrid) amenazan con quemarse a lo bonzo.Lo que hace falta es un drástico recorte en los gastos de las autonomías. Que los presupuestos se destinen a pagar sus deudas y en inversión productiva.