50 años de Frente Polisario: medio siglo de lucha por la autodeterminación para el Sáhara Occidental.

El Frente Polisario -la organización reconocida por la ONU, la comunidad internacional y por la ciudadanía española como único representante legítima del pueblo saharaui- cumple ahora 50 años.

Desde Unificación Comunista de España queremos saludar afectuosa y calurosamente al Frente Polisario, a su secretario general y presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) Brahim Gali, y a todo el pueblo saharaui, y volver a mostrar nuestro total compromiso con su justa lucha por su autodeterminación e independencia.

El 10 de mayo de 1973 se fundaba el Frente Popular para la Liberación de Saguia El-Hamra y Río de Oro, el Frente Polisario, luchando primero contra el régimen franquista, y tras la invasión marroquí del Sáhara Occidental -una ignominiosa operación conocida eufemísticamente como «Marcha Verde», que contó con la aprobación de EEUU, del agonizante dictador de El Pardo y su régimen, y de la Casa Real española- contra un régimen alauita despótico y opresor, primero de Hassan II y ahora de su hijo Mohamed VI, que ha perpetrado y sigue perpetrando numerosas, inenarrables e impunes violaciones contra los derechos humanos de los saharauis de El Aaiun y otros territorios ocupados.

Durante largas décadas, el Frente Polisario ha tratado paciente y pacíficamente de encontrar una solución dialogada y pactada con el Estado marroquí, logrando una y otra vez -conforme a la legalidad internacional- que la ONU aprobara resoluciones que inequívocamente reconocían el derecho de autodeterminación de la antigua colonia española, e instaban a Rabat a facilitar la celebración de un referéndum en condiciones democráticas, garantizado y supervisado por observadores internacionales neutrales.

Y una y otra vez, el régimen alauita ha burlado esas resoluciones y ha maniobrado para mantener su ocupación, contando siempre con el aval y la protección -explícita o tácita- de potencias imperialistas como Francia o EEUU. Potencias que, al tiempo que se llenan la boca de la «defensa de la democracia y los derechos humanos» han cubierto con un manto de impunidad la opresión que el Majzen ejerce sobre los saharauis o sobre el propio pueblo marroquí.

Esta intolerable situación no ha dejado otra salida al Frente Polisario y al pueblo saharaui de retomar la lucha armada contra el Estado marroquí, volviéndose a desatar desde 2020 una guerra que tiene como único responsable al opresor, el régimen de Mohamed VI, que ha redoblado la opresión en los territorios ocupados. Como recientemente ha recordado el Polisario «la lucha armada es reconocida por las Naciones Unidas como derecho legítimo para los pueblos oprimidos y colonizados».

Durante estos 50 años, la justa, noble e indoblegable lucha del pueblo saharaui se ha ganado el corazón de cientos de miles de personas en todo el mundo, pero sobre todo de una mayoría social progresista española unida por fuertes lazos históricos, culturales, idiomáticos y de afectos con el pueblo saharaui, con los habitantes de la que fue la «provincia 53» de España. Experiencias como «Vacaciones en Paz», que han permitido que miles y miles de niños saharauis pasen los veranos con sus «segundas familias» españolas, o que muchos jóvenes saharauis estudien o vivan con nosotros, trabando unos vínculos irrompibles con España y sus gentes.

Es por ello que la traición del gobierno español de Pedro Sánchez ha dolido «como una daga en la espalda» al pueblo saharaui.

Al alinearse hace un par de años con las tesis de Rabat (y también con las de Washington) de considerar el «plan de autonomía marroquí para el Sáhara», como «serio, realista y creíble” para resolver el conflicto, el gobierno de Sánchez no sólo daba un giro de 180º con respecto a la posición que España ha mantenido durante décadas -basada en el respeto a la legalidad y las resoluciones de Naciones Unidas- sino que reconocía implícitamente la supuesta «marroquinidad» del Sáhara, cruzando una línea roja no sólo para los saharauis, sino para Argelia, país que además de rival de Marruecos es el gran valedor internacional del Frente Polisario.

La decisión del Sánchez y el PSOE de abandonar al pueblo saharaui, a la legalidad internacional y las resoluciones de la ONU sobre el Sáhara Occidental es también una traición a la mayoría social progresista de nuestro país que lo sostiene en el gobierno.

¿Y por qué el PSOE y Sánchez dieron un volantazo tan brusco en un tema tan sensible y sentido -también para sus votantes- como el Sáhara?

La respuesta no está en Madrid, ni en Rabat, ni en Argel, ni siquiera en los campos de refugiados de Tinduf.

No puede entenderse un cambio tan radical en la posición del gobierno español sin la intervención norteamericana.

El 10 de noviembre de 2020, Donald Trump reconocia a soberanía marroquí sobre el Sáhara -un paso que EEUU no había dado-, dentro de los Acuerdos Abraham, que incluían la reanudación de relaciones entre Rabat e Israel. Con el aval norteamericano, Marruecos lanzaba una ofensiva contra España, utilizando como arma el control de la inmigración, especialmente hacía Ceuta y Melilla, o retirando la embajadora de Madrid cuando España acogió al dirigente del Polisario, Brahim Gali, para un tratamiento contra la covid.

Biden no ha confirmado la decisión de Trump, pero tampoco la ha revertido, y bajo otras formas la actual Casa Blanca ha reafirmado el apoyo total a Marruecos sobre el Sáhara. Ya en octubre de 2021, los EEUU de Biden y la Francia de Macron (las potencias que tutelan y manejan a la satrapía de Mohamed VI) auspiciaron en el Consejo de Seguridad de la ONU una resolución donde se remarcaban “los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos por hacer avanzar el proceso hacia una solución”, y se “tomaba nota” de la propuesta de Rabat de autonomía para el Sahara.

EEUU ha tomado la decisión de potenciar a Marruecos como “gendarme local” en el Norte de África. Una zona sensible del planeta, flanco sur de la estabilidad europea y todavía agitada por el fracaso de las “primaveras árabes”.

Washington prima a Marruecos frente a Argelia, mucho menos controlada por Washington que Rabat, y mucho más dispuesta a entenderse con Rusia… o con China. Y eso exige sacrificar al pueblo saharaui.

Esta es la inconfesable razón de la «daga en la espalda»: la cada vez mayor subordinación y pleitesía de la política exterior española a los planes e imperativos estratégicos de Washington.

Pero a pesar de las dificultades, a pesar de las traiciones de los gobiernos, la lucha del pueblo saharaui y del Frente Polisario no se doblegará, ni retrocederá, porque está forjada en 50 años de resistencia, en el calor y el frío extremos de las arenas del Sáhara. Ni tampoco lo hará el apoyo y el afecto que le brinda el pueblo español.

Saludamos y celebramos el 50 aniversario del glorioso Frente Polisario, y le deseamos la mejor de las suertes en su justa lucha por la autodeterminación e independencia.