La Asamblea General de la ONU ha declarado el 2014 Año de Solidaridad con el Pueblo Palestino. Un ejemplo más de cómo la correlación de fuerzas en el mundo está cambiando gracias a la lucha de los pueblos.
El 26 de noviembre del año pasado la Asamblea General de la ONU aprobó la resolución con 110 votos a favor, 7 en contra y 56 abstenciones. Es importante recordar que en la Asamblea General no existe el derecho a veto por parte de ningún miembro. La radiografía no ha podido ser más aclaratoria. El voto en contra ha venido por parte de EEUU, Israel, Canadá, Australia, Micronesia, Palau e Islas Marshall, y las 56 abstenciones, en lo fundamental, por el bloque nucleado en torno a la influencia y dominio norteamericano, entre las que se encuentran la de España junto a la Unión Europea. Casi un 70% de los miembros de la Asamblea General han votado a favor. «La votación en la Asamblea General de la ONU ha sido una victoria de los pueblos y una derrota de EEUU»
Cada vez se hace más grande la brecha entre la mayoría del planeta que camina en una dirección oponiéndose a los manejos de EEUU y las grandes potencias, y el bloque norteamericano.
Pero en este caso, es en torno a una causa que despierta la simpatía y el respaldo de la mayoría de los pueblos del mundo, también del español. Y es así aún sin conocer que la actual situación palestina es un incumplimiento en toda regla de las propias resoluciones adoptadas por la ONU a finales de los años 70, en las que se incluía la creación tanto de un Estado israelí como de uno palestino.
Hace poco más de una semana, el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, viajaba a Oriente Próximo para sentar las bases de su “plan de paz”, en un nuevo intento por contribuir al control geopolítico de la zona. Nadie puede esperar que nada se resuelva de las manos de la superpotencia, ya que son parte fundamental del problema.
La cuestión fundamental a tratar hasta el mes de abril será la creación del Estado palestino y sus condiciones, entre las que se encuentran las fronteras, la capital, Jerusalén, la presencia militar israelí, el control de las fronteras, la repatriación de los exiliados, las colonias y el control de los yacimientos de agua. Pero lo que subyace de fondo es la creación de un nuevo Estado que permanezca bajo control norteamericano y no signifique un factor de desestabilización en la zona para los intereses norteamericanos, tan dañados en los últimos años.
Éste y no otro es el problema de fondo. Por lo que el camino emprendido con el simbólico gesto de la Asamblea General de la ONU ha de ser una oportunidad para extender el apoyo a la indoblegable voluntad del pueblo palestino por defender su libertad frente a la ocupación y su derecho a la soberanía nacional.