Botín se ha pronunciado sobre el segundo plan de rescate bancario. Y por primera vez lo ha hecho para dar un sonoro toque de atención a Zapatero. Horas después de que Zapatero prometiera a Griñán, nuevo presidente andaluz, que las comunidades mantendrían su poder de veto sobre las posibles fusiones entre cajas, Botín exigió públicamente manos libres para el Banco de España para reestructurar el sistema «sin interferencias políticas». Las exigencias de la gran banca, capitaneada por Botín -interesados en crecer a costa de las cajas pequeñas y medianas-, los intereses de las burguesías locales -que tienen en las cajas unos brazos financieros que podrían perder en caso de fusiones-, y los compromisos de Zapatero con las castas autonómicas, conforman un triángulo de contradicciones cada vez más agudo, que está retrasando la aprobación del segundo plan de rescate bancario.
Se veía venir el conflicto, ero las promeses de Zapatero y las exigencias de Botín lo han precipitado.Eran significativas las posiciones divergentes expresadas en los últimos días en torno al proyecto de segundo plan de rescate bancario. Mientras Francisco González, presidente del BBVA, y Matías Inciarte, consejero delegado del Santander, lo han alabado y exigido su inmediata aplicación, Juan Ramón Quintas, presidente de la Confederación de Cajas de Ahorros, ha mostrado evidentes recelos.Y es que las Cajas son la víctima que la reestructuración del sistema financiero español exige sacrificar.Con muchos menos defensas y fortaleza que los bancos, un buen número de cajas se encuentran –debido a su excesiva implicación en el ladrillo, y a las dificultades de financiación- en una situación límite.El hundimiento de Caja Castilla La Mancha fue el primer aviso, que puede repetirse en cascada amenazando con hacer estallar el conjunto del sistema financiero español.Cabe recordar que, aunque desperdigadas entre las 17 comunidades, las cajas suponen el 48% del sistema financiero. Su crack afectaría de lleno a los grandes bancos, con Santander y BBVA en cabeza.Por eso, el segundo plan de rescate bancario se plantea una cirugía de hierro frente a las cajas de ahorros. Otorgando al Banco de España poder absoluto para intervenir cualquier entidad. Y eliminando el derecho que los gobiernos de cada comunidad autónoma poseen para vetar una fusión con cajas de otra comunidad.Estos son los ejes del segundo plan de rescate bancario negociado a tres bandas por el Banco de España, el ministerio de Economía –encabezado por una ex empleada de Botín, Elena Salgado- y los dos principales bancos, Santander y BBVA.Pero he aquí que Zapatero ha entrado en el acuerdo como un elefante en una cacharrería.Ante la posibilidad de perder sus brazos financieros, las cajas, las burguesías locales han entrado en pánico. Especialmente en Cataluña y Andalucía, los dos lugares que más han avanzado en crear, al calor del poder autonómico, sus propios reinos de taifas.Cataluña y Andalucía son también los dos principales apoyos territoriales de Zapatero. Y se han aprovechado de ello para pedir “un favor” al presidente.Tras su entrevista con Zapatero en Moncloa, Griñán, nuevo presidente andaluz tras la marcha de Chaves al gobierno, se esforzó por divulgar que Zapatero le había prometido la continuidad del veto de las comunidades a las fusiones entre cajas.La reacción de Botín ha sido fulminante, advirtiendo a Zapatero que no tolerará “interferencias políticas”.Además de prevenir el riesgo de estallido en el sistema financiero, el Santander tiene la oportunidad de merendarse alguna de las cajas que caigan por el camino.Demasiadas cosas en juego para consentir que la necesidad de Zapatero por mantener los equilibrios políticos las pongan en riesgo.Para Zapatero es complicado contrariar a las castas locales catalana o andaluza, que pueden dinamitar su estabilidad política. Pero mucho más lo es contrariar un mandato público de Botín, el patrón de la oligarquía.Y ya se sabe que donde manda patrón, no manda Zapatero