Barcelona, capital de la cultura hispana

Durante la segunda mitad del siglo XX, Barcelona se constituyó en una de las capitales culturales más importantes del mundo hispano. Vanguardia cultural de España, su influjo llegaría muy pronto a toda la América de habla hispana. En sus entrañas se gestó el famoso «boom»latinoamericano.

Durante los últimos 25 años de la dictadura de Franco (1950-1975) y los veinticinco primeros años de la nueva etapa democrática (1976-2000), Barcelona ha sido, de forma indiscutida y universalmente reconocida, una de las capitales culturales más destacadas del multiforme universo de la cultura hispana.

Aunando a la vez un espíritu crítico y libertario, de oposición firme a la dictadura y de profundas convicciones democráticas, con una actitud estética avanzada y de vanguardia, plenamente instalada en la modernidad, intelectuales, artistas, poetas y empresarios de la cultura radicados en Barcelona protagonizaron, desde mediados de los años cincuenta, una verdadera «revolución» en el campo cultural.

En oposición clara a una dictadura incapaz de impulsar ningún género de cambio cultural y anclada en el molde polvoriento de lo peor del folklorismo andaluz (Manolo Escobar y cía.) , Barcelona hervía ya en esos años de propuestas, proyectos, ideas y empuje para impulsar una renovación que el espíritu de los tiempos ya reclamaba.

Ese empuje se dio en todos los campos: en la música ( de la cançó a la rumba), en el teatro (desde el Joglars a la Fura), en el arte (Tàpies), en la filosofía (Trías), en el cine, en la arquitectura… pero fue especialmente destacado en el ámbito literario, donde merced a la explosión del «boom» latinoamericano, Barcelona alcanzaría una dimensión y un reconocimiento mundiales.«Juan Marsé narró la nueva Barcelona abierta y mestiza que había surgido en la posguerra»

Ya a finales de los cincuenta y principios de los sesenta, una serie de figuras prominentes comenzarían a destacar en este campo: figuras como José María Castellet, Carlos Barral o Pere Gimferrer, poetas, escritores y editores, abrieron una senda por la que iba a caminar todo el mundo cultural. La antología de Castellet de los «Nueve novísimos» iba a ser un hito en la renovación poética española, entroncada aún con la vigencia de la generación del 27, pero impulsando una revolución temática, estilística y de lenguaje muy importante. También la figura de Carlos Barral (poeta y editor) crece con el paso del tiempo: fue un verdadero detonante del cambio cultural español. Seix-Barral fue un motor editorial de primera magnitud, desde el que Pere Gimferrer (poeta y editor literario) abría las puertas a textos esenciales que habían estado ausentes de nuestro país por culpa de la censura, al tiempo que daba cabida a las nuevas voces.

En apenas dos décadas, antes de la muerte de Franco, Barcelona se convirtió en el primer centro editorial del mundo hispano: la capital hispana de la edición. En Barcelona había nacido la editorial Planeta, que con el tiempo llegaría a ser la primera editorial de España en volumen de negocio, la primera de Hispanoamérica y el segundo o tercer grupo más importante de Europa. Al mismo tiempo, el panorama se ampliaba con otros sellos, que han jugado un papel decisivo en el mundo editorial hispano hasta hoy: editoriales como Bruguera o Destino, como Tusquets o Anagrama, incluso más recientes, como El Acantilado o Alba, nacidas en los sesenta y setenta la mayoría, son referencias esenciales para el lector hispano de los últimos 50 años. A través de ellas, llegó a España buena parte de la literatura universal que no se pudo leer durante el franquismo, al mismo tiempo que ponían en circulación a los escritores catalanes y españoles que iban a renovar nuestra literatura.«Sin Barcelona es muy posible que no hubiera llegado a existir lo que hoy llamamos el «boom» latinoamericano»

Al mismo tiempo, Barcelona misma era en un vivero literario de primera magnitud. De ahí saldrían Juan Goytisolo y sus hermanos, Luis y José Agustín, una «saga» familiar que ha dado mucho a la literatura. Saldría el gran Marsé, Juan Marsé, todo un continente literario él solo, el hombre que mejor reflejaría la nueva Barcelona abierta y mestiza que se había creado en la posguerra. Marsé creó con el «Pijoaparte» un símbolo literario inolvidable, y toda su literatura es un canto de amor a esa Barcelona híbrida e integradora. De ahí salió también Eduardo Mendoza, uno de los escritores más leídos en la España de la transición. O Enrique Vila-Matas, considerado ahora mismo una de las referencia esenciales de la nueva literatura mundial. Sería interminable hacer la lista de escritores de talla barceloneses que han hecho contribuciones importantes a la literatura en los últimos 50 años.

Pero aquí no acaba todo. Otra figura esencial para entender el verdadero papel de Barcelona como capital cultural hispana es la de la agente literaria Carmen Balcells. A su instinto y a su determinación bien se le podría achacar el nacimiento del «boom» latinoamericano. Ella fue la que se trajo a Barcelona a Mario Vargas Llosa y a Gabriel García Márquez, la que convirtió a Barcelona en el principal centro de difusión mundial de la nueva literatura hispanoamericana. Son innumerables los escritores latinoamericanos que han tenido a Barcelona como su «segunda casa» durante las últimas cinco décadas. Si en el periodo anterior todo escritor de Hispanoamérica tenía que recalar de una u otra forma en París, desde mediados del siglo XX, Barcelona iba a pasar a ocupar ese lugar.

Quizá no sería exagerado decir que sin Barcelona es muy posible que no hubiera llegado a existir lo que hoy llamamos el «boom», y que en cierta forma no es otra cosa que la completa universalización de la literatura escrita en Hispanoamérica por autores de la talla de Borges, Onetti, Carpentier, Rulfo, García Márquez, Vargas LLosa, Carlos Fuentes y tantos otros. Desde Barcelona se orquestó el lanzamiento editorial global de esta pléyade magnífica de escritores, que han logrado, en efecto, universalizar la literatura en lengua española. Algo que no ocurría desde los tiempos de Lorca y la Generación del 27.

Y este es un fenómeno que no se detuvo en los años setenta y ochenta, sino que permanece y se prolonga hasta nuestros días. También Barcelona fue el foco desde el que comenzó a irradiar la figura de Roberto Bolaño, a todas luces el escritor más influyente de los últimos veinte años.

Podrían hacerse listas interminables de poetas, narradores, dramaturgos, editores, críticos, reseñistas, etc. nacidos en Barcelona o residentes en la ciudad, que han contribuido a hacer de esta ciudad un foco de primera magnitud en la renovación y difusión de una cultura que ha recuperado (gracias en buena medida a ella) un papel central en el escenario cultural mundial.«Durante 50 años, Barcelona ha sido la capital hispana de la edición»

En todo este tiempo, además, Barcelona ha sido un verdadero símbolo de espíritu democrático y abierto, tolerante e integrador. La cultura que difundía impregnaba el talante general de la ciudad y de sus habitantes, y era un imán poderoso que atraía a artistas y escritores de todos los rincones del mundo hispano, sin que nadie los considerara ni «invasores» ni una «amenaza». Al contrario. Durante medio siglo la ciudad ha podido presumir de su mestizaje, lo que le ha granjeado el cariño y la simpatía de que aún goza en todo el mundo hispano.«Tirar todo esto por la borda es un auténtico suicidio, que ojalá nunca tenga lugar»

Pero en estos últimos años, con la deriva del nacionalismo catalán hacia el secesionismo y su pretensión de imponer una «identidad» única para todos los catalanes, considerando «traidor» a quien no acepta ese trágala, el clima de convivencia cívica y la atmósfera cultural de la ciudad han comenzado a cambiar. Nada es todavía irreparable. Pero, de acentuarse esa deriva, el papel central de Barcelona como foco cultural del mundo hispano podría acabar apagándose. Y sería una pérdida inmensa. El tesoro acumulado por Barcelona en estos años tiene un valor incalculable. Es el resultado de decenas de años de trabajo de una enorme cantidad de creadores, artistas y gestores de primera magnitud. Tirar todo esto por la borda es un auténtico suicidio, que ojalá nunca tenga lugar.

2 comentarios sobre “Barcelona, capital de la cultura hispana”

  • Weno,en Barcelona se celebra el «salón del cómic»,que atrae a toda España.Yo estuve una vez en el aniversario del cómic «V de Vendetta» y me lo pasé teta entre leyendo «el Jueves»(catalanes ellos),al Makinavaja,las historias de la p…mili y el Azagra,más las hazañas del super-héroe «V» con una obrera de fábrica,anquilando el Estado polciaco futurista en Inglaterra…todo ello aderezado con actores disfrazados del super-héoe haciendo teatro….¡¡impresionante!!.Nada,a ver si se acaba la tontería del catalanismo RH+ y vuelve a ser la capital de la cultura

  • charlie pirata dice:

    Si siempre lo he dicho:»si no es por la tontería del catalanismo,Barcelona merecería ser la capital de España,mucho más bonito que Madrid y encima tiene playa»

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