Marsé, ¿»botifler» y renegado?

Una documentalista de la biblioteca de Cambrils (Tarragona) ha denunciado a través de Twitter el hallazgo de unas obras de Juan Marsé pintarrajeadas con insultos a su autor, acusándolo de «botifler» y «renegado».

Los insultos al escritor aparecen rotulados en negro en algunas páginas del interior de obras como Un día volveré, Libertad provisional, Últimas tardes con Teresa y La oscura historia de la prima Montse. Los libros se han encontrado en las cajas que la biblioteca de Cambrils tiene destinadas a bookcrossing -préstamo de libros en lugares públicos entre particulares-. El autor o autores de dicha acción también han tachado el término «Barcelona» -la ciudad de nacimiento de Marsé- en la solapa de una de las obras, en la que se reproduce la biografía del escritor, y se ha sustituido por la palabra «renegado».

Marsé es uno de los muchos escritores catalanes que ha publicado toda su obra literaria en castellano, por lo que nunca fue bien visto en los círculos del nacionalismo catalán. Él mismo fue siempre muy crítico con la política general y, sobre todo, con la política cultural de los nacionalistas, a los que consideró siempre una corriente derechista, opuesta a los valores culturales esenciales de una Cataluña abierta y mestiza.

Marsé es, además, un retratista ejemplar de esa Cataluña mestiza e integradora. Su obra es un verdadero monumento literario a esa Barcelona y a esa Cataluña que abrió sus puertas a todo tipo de migraciones (tanto de procedencia española como americana o magrebí) y creo un espacio de convivencia, no sin conflictos -de clase, ante todo-, pero con un enorme potencial de convivencia.

Pero con la deriva independentista de estos últimos años, Marsé se ha ido convirtiendo en un símbolo cada vez más inasumible y molesto para el nacionalismo excluyente, que ha pasado a considerarlo (y ahora también a tratarlo) como un «antipatriota catalán».

Los insultos a Marsé no son un hecho casual ni aislado. Suceden apenas unos días después de que un «historiador» propusiera eliminar el nombre de Antonio Machado de una plaza de Sabadell. Son síntomas obvios de la creciente deriva excluyente de un nacionalismo que, paso a paso, va revelando su verdaero rostro. Si hasta ahora habia podido resguardarse detrás de una falsa imagen de tolerancia, libertad y democracia, ya, a estas alturas de su envite, no puede esconder la voluntad represiva y excluyente que anida en su ideología.

Atacar a Machado y Marsé es atacar a artistas universalmente reconocidos como símbolos de la libertad, de la tolerancia y de la cultura. En el caso específico de Marsé, además, es atacar a una Cataluña libre, abierta, integradora y mestiza.

¿Qué Cataluña quieren los que pretenden «expulsar» a Machado y «censurar» a Marsé?

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