La OTAN desplegará miles de soldados más en Afganistán

EEUU necesita controlar Afganistán, un país maldito por una privilegiada situación estratégica en el mismo centro de Eurasia.

Dos años después de haber suspendido su operación militar en Afganistán, la OTAN -bajo las exigencias y presiones del Pentágono- se ha subordinado a las necesidades norteamericanas y ha decidido reforzar su presencia en el país, enviando miles de efectivos de refuerzo. Unas semanas después de que EEUU anunciara el envío de tropas adicionales, el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, ha declarado que la OTAN enviará «unos miles de soldados más» al avispero afgano.

La OTAN aumentará su presencia militar en Afganistán. “Hay quince países que ya han comprometido contribuciones adicionales y espero anuncios de otras nacionales”, ha explicado Stoltenberg durante una reunión ministerial de defensa de la Alianza. Aunque no ha precisado las aportaciones de cada país, ha dicho estar confiado en que sea “un número suficiente de tropas”.

Por lo que ya se sabe EEUU -que ya tiene 8.400 soldados- enviará hasta 5.000 militares más. Reino Unido ofreció 100 efectivos y otros miembros, alrededor de 1.200. Los miembros europeos de la Alianza avalaron la medida. El gobierno francés de Macron ha afirmado que ya ha llegado la hora de cosechar las inversiones que hizo París en este país. En nuestro país, el ministerio de Defensa sopesa la decisión de reenviar tropas, después de que 14 años en suelo afgano se saldaran con 99 militares españoles muertos. La misión de la OTAN en Afganistán tiene por ahora un total de 13.450 efectivos.

Stoltenbeg ha insistido en que el refuerzo “no tiene como objetivo participar en operaciones de combate contra los talibanes”, sino «entrenar, asesorar y ayudar a las fuerzas de seguridad afganas». “Hay una relación muy estrecha entre lo que ocurre en el campo de batalla y la posibilidad de llegar a una solución negociada” porque “mientras los talibanes piensen que pueden ganar la guerra no negociarán”, sostiene un Stoltenberg que considera que la única opción de “forzarles a hacer concesiones en la mesa de negociación” es que el gobierno proocidental de Kabul controle su territorio.

Algo que -tras 15 años de adiestramiento y 70.000 millones de dólares invertidos en armamento y entrenamiento- hace decrecientemente y con cada vez mayor dificultad, ante el avance de una insurgencia que controla o se mueve con libertad por el 43% del territorio. El secretario de Defensa norteamericano James Mattis ha exigido que as unidades afganas incorporen asesores estadounidenses «incrustados» para dirigir sus operaciones o para pedir apoyo aéreo. ¿Exigirán lo mismo a las tropas “de adiestramiento” de la OTAN?.

Ante la cada vez más decisiva importancia de los ataques aéreos en un país extremadamente montañoso, la OTAN también trabajará para ayudar al desarrollo de la fuerza aérea afgana y para «impulsar el liderazgo de sus oficiales», poniendo especial énfasis en la cooptación de sus principales mandos militares, base fundamental para poder intervenir el Estado afgano el día de mañana. Porque no sólo se trata de hacer retroceder a los talibanes. EEUU necesita controlar un país maldito por una privilegiada situación estratégica en el mismo centro de Eurasia: en el vientre del espacio de dominación ruso, en la nuca de Irán o en la espalda de China.