Irene Pardo, Red Española de Teatros, Auditorios, Circuitos y Festivales

Y no tan clásicos…

Almagro se llena del mejor teatro de la mano de su nueva directora, Irene Pardo, una de las protagonistas de la respuesta del teatro a la pandemia

Irene Pardo ha sido gerente de La Red Española de Teatros, Auditorios, Circuitos y Festivales. Formó parte del equipo que elaboró las medidas extraordinarias para afrontar la pandemia y dirigió la producción de la ‘Declaración Mercartes’, un documento con medidas urgentes para la salvación y reactivación del sector escénico que suscribieron más de 500 profesionales.

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¿Que se está encontrando el público en la nueva edición del Festival de Almagro?

Nuestra apuesta principal, sin ninguna duda, es ofrecer una programación artística de calidad, vinculada al teatro clásico, al Siglo de Oro, y una programación multidisciplinar en la que quepa el teatro, la música, la danza, el circo… pero que también quepan otras disciplinas como son las artes plásticas, por ejemplo, con estas exposiciones que estamos haciendo este año, como la exposición Calderón, un escenario imaginado que está teniendo una asistencia de público enorme.

Pero también nos parece muy importante generar un espacio de participación, generar muchas actividades que ayuden a contextualizar el teatro clásico. Este año, por ejemplo, hemos tenido unos encuentros de teatro e ilusionismo con el Centro de Documentación de las Artes Escénicas y la Fundación Juan March, y hemos tenido la Casa del Verso, que hacemos en colaboración con la Academia de las Artes Escénicas, es decir, estamos tratando de entretejer un festival en el que todas las personas encuentren su propio festival.

Habéis apostado por las historia de mujeres contadas por mujeres…

Este no es un festival que tenga cuotas de nada, pero sí es un festival que siente que hay una historia sin contar, que hay una historia de autoras, de dramaturgas, de directoras, que está aún por recuperarse, y afortunadamente, hoy en día en la creación, esto tiene mucha aceptación y hay un interés muy alto en poder sacar a la luz muchas de las dramaturgias del Siglo de Oro escritas por mujeres.

Pero también son muy importantes todas esas mujeres creadoras del siglo XXI, conocer cómo miran el clásico, y esto es lo que nos parece realmente relevante para que esté en la programación.

Es algo orgánico.

Desde luego. Me provoca mucho asombro ver cómo hemos sido capaces de convivir con la absurda idea de la inexistencia de las mujeres en la cultura. En realidad, de la inexistencia de las mujeres en la historia. ¿Cómo nos lo hemos tragado?, dicho así coloquialmente. Como si no hubieran existido mujeres pintoras, escritoras… ya no te digo científicas o ingenieras. Es una narrativa de hombres, y las mujeres siempre han estado ahí.

Hay una historia que contar, la de las autoras, directoras y actrices”

¿Cómo abordáis el reto de equilibrar los profesionales consolidados, como Sanchís Sinisterra, con las nuevas apuestas, como Paula Rodríguez?

Bueno, es que el Festival de Almagro está lleno de matices, esa es su esencia también. Digamos que también es la esencia de lo clásico, los matices, las miradas… Por eso tiene que estar compuesto por compañías consolidadas que cumplen 40 años, como Corsario o la Compañía Nacional de Teatro Clásico o el desembarco de obras de Calderón, pero también descubrir al Guitón Onofre, que es una novela picaresca que lleva 400 años escondida y que ha sacado a la luz Pepe Viyuela con un montaje en el Corral que ha sido una maravilla. O, por ejemplo, la compañía Teatro a bocajarro con dos jóvenes directores, Laura Garmo y Nacho León, que han conquistado el corazón del público en el Corral, con una función que se llama ‘El arte de ser comediante’.

El Premio Corral de Comedias a Rafael Álvarez ‘El Brujo’ le da identidad sin duda a toda la edición.

Es que nos lo ha puesto facilísimo cuando nos lo ha explicado. Ha dicho, “mi estilo es estilo Corral, yo soy un actor de pueblo”. Y es que, claro, es un cómico de la lengua, es un bululú (comediante que representaba obras él solo). Pero, claro, la comunión que genera, que crea Rafael con el público, está impregnada del Siglo de Oro, del teatro clásico. Es un enamorado de la palabra. Realmente es como un guardián de las palabras.

Es una fuente inagotable de creación a la que acuden jóvenes autores”

¿Cómo te gustaría definir el estilo con el que pretendes impregnar la dirección del festival?

Soy una firme defensora de que la cultura no es un privilegio, es un derecho de todas las personas, de todas, independientemente incluso de las capacidades que tenga. Por eso también queremos hacer un festival que cada año camine a ser más accesible y a ser más inclusivo. Me encantaría dejar la idea de que en Almagro cada persona encuentra su festival, que se sienta que hay un canal de comunicación tremendamente fluido para proponer, no solo obras de teatro… Se trata de crear ese ambiente de participación inmersivo, experiencial, que pises Almagro y te sientas de aquí, que formas parte de esta la comunidad cultural.

¿Cuáles crees que son los retos del teatro clásico?

Más que los retos del teatro clásico, creo que en sí mismo es una fuente inagotable de creación a la que están acudiendo miles de creadores y de creadoras jóvenes. Tiene un reto con los recursos y eso es evidente, pero algunas de las maneras de enfrentar un clásico se hacen precisamente debido a la falta de recursos. Sería muy importante que se dispusiera de los recursos necesarios para que las compañías también se atrevieran a montar los grandes clásicos. Que hubiera una red de programación de festivales, no solo de festivales clásicos que son estacionales, que hubiera más Casas del Verso, que el teatro clásico entrara en las aulas, para que las aulas salieran en busca del teatro clásico.

A veces hay que quitarle la espesura que parece que tiene el clásico, como si se viviera desde un concepto académico burgués y trascendente, cuando el teatro clásico es popular, en el mejor sentido de la palabra.