Epidemia E-coli

¿Y cómo llegó la E coli a los brotes de soja?

En la cuna de la biologí­a moderna, Alemania, una infección ha llevado de cabeza a todo el estamento cientí­fico y médico. Fue un alemán, Theodor von Escherich el descubridor de la Escherchia coli en el S. XIX. Fue en Alemania, a principios del S. XX, donde se desarrollaron los primeros antibióticos, las sulfamidas, a partir de los tintes usados en la industria textil. Es más, la institución federal para el control de enfermedades en Alemania lleva el nombre de Robert Koch, el descubridor de la micobacteria causante de la tuberculosis, también llamada bacilo de Koch. Lo que son antecedentes gloriosos para la ciencia alemana, se muestran insolventes ante una crisis de salud pública. ¿Por qué?

La resuesta no es sencilla, pero a la dificultad propia de encontrar “la aguja” del origen de la bacteria en “el pajar” de los miles de afectados, se mezclan las decisiones políticas tomadas para encubrir, contra todo criterio científico, cierta ilegalidad. Vayamos a los hechos.A principios de mayo de este año aparecen los primeros casos de la gastroenteritis sanguinolienta propia de la E coli en el norte de Alemania. No es, sin embargo, hasta el 24 de mayo que la senadora de sanidad del estado de Hamburgto, la ya tristemente conocida Cornelia Prüfer-Storcks, levanta la alerta sanitaria contra los pepinos españoles basándose en unas pocas encuestas epidemiológicas hechas por el Instituto Koch en las que destacaba el consumo de verduras crudas poco antes de enfermar. Inmediatamente, la reacción de los productores y el estado españoles presentando evidencias de que los pepinos salieron de España portando una cepa benigna de la bacteria ‘E. Coli’ deja en evidencia la decisión alemana de “cargar el muerto” a la agricultura almeriense. La empresa malagueña Frunet pone una demanda al estado de Hamburgo por dañar sus intereses contra toda evidencia científica y denuncia públicamente que Cornelia Prüfer-Storcks afirme que los pepinos contuvieran la E coli O104:H4 pero se niegue a entregar los informes científicos que lo certifican. En el momento que se indulta a los pepinos españoles se produce un vacío. Se ha venido abajo la hipótesis principal y hay que empezar casi de cero. Unos días después aparece la teoría de los brotes de soja provenientes de una explotación situada en Bienenbütel (Baja Sajonia). Los análisis de cientos de muestras tomadas directamente de la explotación son, sin embargo, negativos. La epidemia afecta ya a 2000 personas, 700 de ellos sufriendo el temible Síndrome Urémico Hemolítico, la complicación más grave que ha llevado ya a la muerte a 20 pacientes. Finalmente el 10 de junio los científicos alemanes encuentran la E.coli enterohemorrágica (EHEC) en un paquete de brotes vegetales encontrado abierto en el cubo de basura de una familia afectada residente cerca de Bonn. Los brotes podrían haberse contaminado en el mismo cubo de basura. Toda la acusación sobre la explotación de Baja Sajonia se basa en que sus productos se vendieron, directamente o a través de intermediarios, en las zonas geográficas donde más infecciones se han detectado, en particular los länder de Hamburgo y Baja Sajonia. Son por tanto los estudios epidemiológicos por asociación los que dan base a la acusación. La pregunta es si esto es suficiente. ¿Alemanía se equivocó?Mientras se buscaba infructuosamente la E coli en la plantación sospechosa (7 de junio) el científico valenciano Santiago Grisolía advertía de que había que buscar el foco de infección en la carne de vacuno: “esta bacteria es más corriente en las vacas… Alemania se equivocó en sus investigaciones por lo que debería mirar también a los manipuladores de carne”. Grisolía restó importancia a los principales argumentos dados por los que defienden que es una creación artificial de laboratorio: la mutación de la bacteria “que ocurren muy frecuentemente y en todo tipo de cuerpos” y a la resistencia múltiple a 8 antibióticos, atribuyéndolo a su uso sin control por parte de los médicos y pacientes. Defendió a los agricultores e incluso los sistemas de control europeos que calificó como “mayores y mejores”, recordando que los contagios masivos entre personas “se producen porque la gente no se lava las manos lo suficiente”. Incógnitas epidemiológicas Del total de casos, casi 4000, el 95% fueron reportados por Alemania y la mayoría o bien residen en el país o han viajado al mismo. A partir del 10 de junio, el número de casos notificados ha ido disminuyendo, lo que indica que se está llegando al final de la curva epidemiológica del brote. Ciertas características se destacan en este brote: 1) el alto número de casos de Síndrome Urémico Hemolítico (SUH); 2) que afecta fundamentalmente a adultos, a diferencia de lo que ocurre habitualmente con los casos de SUH por E coli, en el cual la población blanco son los niños; 3) que dos tercios de los casos son mujeres 4) Que la bacteria es resistente a 8 antibióticos. Y 5) ¿cómo llegó la bacteria al plato de los afectados? Los números teutones Obviamente la acusación de los pepinos españoles fue una decisión política que atendía a la urgencia de la situación dejando entrever las relaciones de poder en la UE. Alemania está en un aprieto (debe ocultar una ilegalidad causada dentro de sus fronteras por una fuerza superior o por sus propios centros productivos) y hace que el mayordomo español “cargue con el muerto”. El hecho de la propia acusación de la senadora de Hamburgo saltándose todo protocolo científico sobre las alertas y el debate posterior sobre su precipitación al culpar a España injustamente, sobre las ridículas indemnizaciones al sector agrícola almeriense para compensar las pérdidas y sobre la reforma del Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF) de la UE para que este se base, según propuesta española, en criterios científicos y coordinación entre los países, ha ocupado el centro de atención durante las semanas posteriores al brote, despistándolo del problema principal: el origen del brote. Obviamente es una decisión política con un coste, pero un coste muy inferior al de tener una epidemia causando bajas mortales día a día sin tener claramente identificado el foco, con lo que muy probablemente se hubieran cerrado las fronteras a los productos alemanes, empezando por la carne de la que Alemania es, con diferencia, la principal exportadora de Europa. La agresividad de la bacteria Alrededor de 1.000 infecciones por ‘E. coli’ y 60 casos de SUH se diagnostican en Alemania cada año. Pero en un mes, este número subió a 2.684 y 810, respectivamente, debido a la gran agresividad del O104:H4. Un estudio alemán afirma que todas las muestras aisladas tenían un ancestro común, encontrado en un paciente germano en 2001, la única cepa de estas características detectada en los últimos 15 años. No se trata de un salto evolutivo artificial, sino de un híbrido que ha combinado la gran capacidad de adherencia de esta cepa en las células epiteliales del intestino que multiplicaría la capacidad de infundir una toxina altamente tóxica (Shiga) al torrente circulatorio. Esto explicaría el elevado número de casos de SUH y muertes. Una vez identificado el origen de la bacteria en los brotes germinados, el estudio afirma que la afectación selectiva de mujeres y jóvenes se debe a un patrón de consumo. ¿Por qué no sirven los antibióticos? La capacidad de causar enfermedad de la bacteria depende en primer lugar de dos toxinas. La primera es la endotoxina o Lipopolisacárido, que se libera cuando se rompe la pared bacteriana. En cierto sentido es un mecanismo defensivo a lo "Alien el 8º pasajero". Si el sistema inmune acaba con la bacteria, se liberan los componentes de la membrana externa que causarán daño al organismo. La parte de polisacárido es la "piel" de la bacteria, el serotipo (denominado O y un número) porque es un antígeno muy potente que activa el sistema inmune. Pues bien. O104:H4 es un tipo de LPS y O157:H7 es otro tipo de LPS (la "H" hace referencia a otro tipo de antígeno, la flagelina). De hecho hay unos 160 lipopolisacáridos descritos sólo para E. coli Cómo es lógico, hay unas cuantas enzimas encargadas de producir el lipopolisacárido, y se ha visto que los genes que codifican para las mismas son de fácil transmisión horizontal entre las diversas cepas. Es decir, una E. coli con un determinado serotipo puede transformarse en otro serotipo distinto si capta dichos genes. La segunda toxina es la Shiga, denominada así porque fue descrita por primera vez en la bacteria responsable de la disentería. Esas toxinas son exotoxinas, es decir, son secretadas por la bacteria y no forman parte integral de su pared. Esta proteína se une a las células que tapizan el intestino bloqueando la captación de electrolitos y bloqueando la formación de proteínas, por tanto matan las células intestinales y causan una grave diarrea. Ataca las células de los capilares sanguíneos (de ahí la diarrea sanguinolenta) y dispara la reacción de los neutrófilos (pus). Una vez en el torrente sanguíneo, la toxina destruye las células de los glomérulos renales, con lo que puede llegar a producirse un fallo renal (el llamado por si fuera poco, también tiene un efecto neurotóxico por lo que puede causar daños permanentes en el sistema nervioso. Esto explica el por qué el tratamiento con antibióticos de este tipo de cepas no es tan efectivo e incluso puede llegar a ser contraproducente. La acción de la toxina Shiga no se ve afectada, y la destrucción de bacterias por el efecto de los antibióticos produce que se libere LPS, aumentando el efecto tóxico. Añadamos el hecho de que muchas cepas EHEC portan genes de resistencia a los antibióticos. ¿Y la carne? Grisolía puso el dedo en una llaga. ¿Y la carne? ¿Por qué nadie habló de la carne? Sólo la República Checa anunció a principios de junio que iba a analizar las importaciones de carne de vacuno y porcino de Alemania tras el brote de E.coli. De este tema no se ha hablado prácticamente. De hecho, tradicionalmente, las infecciones con E. coli se dan en su mayoría en niños y ancianos tras consumir carnes o lácteos. El gobierno alemán no ha hecho públicos cuántos alimentos se han sometido a estudio epidemiológico y qué resultados ha obtenido. Hablar de la carne conlleva centrar la mirada en la cabaña bovina y porcina alemana. Richard Roberts, premio Nobel de Medicina en 1993, aconseja a los granjeros no usar tantos antibióticos para mejorar la productividad de sus animales. En realidad están potenciando la creación de superbacterias, microorganismos multirresistentes. Y es que las granjas de animales hacinados son auténticos laboratorios de recombinación de bacterias y virus, como ya vimos en el caso del virus de la gripe aviar. En EEUU hay una lucha larvada entre los monopolios agroalimentarios y las asociaciones médicas para limitar el uso de antibióticos en la ganadería. En Europa está legalmente prohibido usar los antibióticos para fines no terapéuticos. Los grandes monopolios alemanes pueden estar saltándose la legalidad europea que aplican con absoluto rigor a las pequeñas y medianas explotaciones. Cuando sus prácticas monopolistas originan una tragedia contra la salud pública se convierte en razón de estado el desviar el dedo acusador hasta donde sea posible, impidiendo que los estudios y las preguntas vayan más allá de saber qué empresario ha distribuido la comida infectada. Hasta tal punto es así que la principal asociación de consumidores de Baja Sajonia rechaza llevar a juicio al empresario de los brotes de soja puesto que su explotación cumple ejemplarmente las medidas higiénicas y se trata de un caso de “mala suerte” no punible. Mientras tanto, los nuevos casos de E coli en el Sur de Francia, en los que se ha detectado la misma cepa de Alemania apuntan a una fábrica inglesa como nuevo foco de semillas infectadas. Por otro lado nunca hay que descartar el ataque deliberado, y menos en un momento en que se agudiza la debilidad de EEUU (retirada de Afganistán, empantanamiento en Libia…) y la competencia con Alemania y la UE entorno a quién carga con las deudas de Grecia. En tan solo un mes, un microbio ha logrado poner en entredicho a Alemania y enfrentar a cuatro de los cinco grandes de Europa entre sí. Alemania con España, Francia con Inglaterra. Degrada, divide y vencerás. Recomendaciones para prevenir la E coli *Lavar verduras, hortalizas y frutas antes de comerlas. *Lavarse las manos antes y después de comer. *Lavarse las manos al salir del cuarto de baño y después de haber manipulado objetos que han podido estar en contacto con materia fecal, como por ejemplo pañales. *Lavar los utensilios de cocina al finalizar la comida. *Cocinar bien los alimentos antes de consumirlos.Se deben cocinar carne, sobre todo de vacuno y picada, leche, verduras, a temperaturas altas, ya que a más de 70 grados centígrados mueren la mayoría de las bacterias.