La Unión General de Trabajadores, UGT, uno de los dos sindicatos mayoritarios del país, con 128 años de historia y una larga trayectoria de lucha al servicio de la clase obrera y el pueblo trabajador, y en defensa de la unidad del pueblo de todas las nacionalidades y regiones de España, acaba de celebrar en Madrid su 42 Congreso Confederal. Un Congreso que se ha presentado bajo el reto de abrir una nueva etapa de renovación y transparencia con el objetivo de recuperar la confianza de aquellos sectores que, en los duros años de la crisis han dejado de tener a UGT como referencia. Sin embargo, la elección de Josep María Álvarez, como nuevo secretario general para suceder a Cándido Méndez, tras 26 años al frente de la UGT de Cataluña, partidario del «derecho a decidir» y de que «las izquierdas se dejen de tonterías y empiecen a dar respuesta a los problemas que tenemos los ciudadanos», ha abierto un amplio debate sobre las implicaciones y consecuencias que la instalación de una línea con estas posiciones al frente de la UGT puede tener, no ya para la batalla que se libra en Cataluña, sino para el conjunto del movimiento obrero y del país en unos momentos decisivos.
Josep María Ávarez ha sido elegido por la mayoría de los delegados del Congreso con el 51,1% de los votos, con el respaldo de los delegados catalanes y el apoyo de la potente Federación del Metal y la de Construcción.Álvarez ha declarado que su defensa del “derecho a decidir” no implica la independencia, es más, que él lo defiende desde la permanencia de Cataluña en España.
Pero no estamos ante el problema sobre si apoyamos o no que el pueblo decida. Nadie se opone a un derecho democrático de ese tipo, salvo la derecha más recalcitrante.
El problema que se plantea con Josep María Álvarez no es porque defienda un derecho democrático, sino por el salto que ha dado en sus posiciones políticas concretas y que ha desarrollado durante años al frente de la UGT de Cataluña, y las consecuencias políticas prácticas de esas posiciones. «La Unión General de Trabajadores ha defendido históricamente un sólo marco de relaciones laborales, la unidad de la lucha de la clase obrera y el pueblo trabajador en un frente único «
Josep María Álvarez se ha alineado desde el principio del giro abiertamente secesionista de Artur Mas con las posiciones de Convergencia, adoptando un papel colaboracionista activo y convirtiendo la dirección de UGT de Cataluña en una “fábrica de independentistas”. No sólo colaborando con las entidades encargadas de dar un barniz social al “proceso independentista”, como Ómnium Cultural, entidad civil subvencionada por la Generalitat que trabaja por la independencia, sino con el propio gobierno de Convergencia.
La UGT presidida por Álvarez se presentó en la primera reunión del “Pacto Nacional por el Derecho a Decidir” convocada por Artur Mas. Ha aportado dos de sus principales dirigentes como consejeros de los gobiernos de Junts Pel Si, como Neus Munté (consejera de Presidencia y Portavoz) o Dolors Bassa (consejera de Empleo y Asuntos Sociales). Y candidatos, como Miguel Ángel Escobar, candidato al Senado por la nueva marca de Mas, Demòcracia i Llibertat.
La dirección de UGT de Cataluña encabezada por Álvarez ha ido aún más lejos, asumiendo las posiciones prácticas del gobierno independentista como la defensa de un “marco de relaciones laborales propio”.
Así, en noviembre de 2015, los dirigentes de CCOO, Joan Carles Gallego, y de UGT, el propio Josep María Álvarez, defendían en un acto promovido por Òmnium Cultural bajo el lema “El mundo del trabajo por el derecho a decidir”: “El derecho a decidir un marco de relaciones laborales propio, adecuado a la realidad y a las necesidades del país (por Cataluña)”.
Estas posiciones sólo sirven para fraccionar la lucha y dividir a los trabajadores catalanes de los del resto de España. Significan negar que la clase obrera y el pueblo trabajador tenemos el mismo marco de relaciones laborales, el que en cualquier rincón de España imponen los mismos enemigos (la Troika y la oligarquía española y sus gestores en Madrid o en Barcelona, Bilbao o Sevilla) con idénticas políticas de saqueo y recorte de derechos.
Y si se defiende un “marco de relaciones propio” ¿por qué no también una “Seguridad Social también propia”? Proyecto que también forma parte de las medidas de desconexión que prepara el gobierno de Junts Pel Si.
La Unión General de Trabajadores ha defendido históricamente un sólo marco de relaciones laborales, la unidad de la lucha de la clase obrera y el pueblo trabajador en un frente único o la caja única de la Seguridad Social. Como recordaban muchos delegados del congreso y el propio secretario general saliente Cándido Méndez.
Josep María Álvarez ha declarado que él nunca ha planteado a la UGT “la segregación de la Seguridad Social, ni la ruptura del marco de relaciones laborales”. Cierto. Pero sus posiciones políticas alineándose con CDC, Junts Pel Si y Òmnium Cultural están ahí y afectan a cuestiones fundamentales de la lucha obrera y sindical.
Y las consecuencias prácticas para la lucha de la clase obrera y el pueblo trabajador, si estas posiciones se imponen o se trasladan al conjunto de la lucha sindical del resto de España, sólo pueden contribuir a fraccionar las luchas por territorios, dividir a los trabajadores frente a sus enemigos y sentar las bases para quebrar otro de los pilares que aún se mantienen de Estado del Bienestar, la caja única de la Seguridad Social, garantía de solidaridad para todos los trabajadores y pensionistas, independientemente de la parte de España donde vivan. «Álvarez proporciona el mejor argumento a los sectores que hacen del “referéndum en Cataluña” una línea roja para la formación de un gobierno de unidad«
Palos en las ruedasEn las últimas semanas, diferentes sindicalistas, desde CCOO a USO o el mismo secretario general saliente de UGT, se han posicionado a favor de la formación de un gobierno de unidad y de progreso a partir del pacto del PSOE con Ciudadanos y con la inclusión de la izquierda, Podemos, IU, Compromis y las Mareas. Reconociendo, como Cándido Méndez que “Ciudadanos forma parte de las fuerzas del cambio”.
¿Qué consecuencias políticas prácticas pueden tener las posiciones de la nueva dirección de UGT, alineada con la defensa del “referéndum en Cataluña”?
En estos momentos decisivos sobre el tipo de gobierno que se forma, Álvarez proporciona el mejor argumento a los sectores de la izquierda, especialmente en Podemos, que hacen del “referéndum en Cataluña” una línea roja para la formación de un gobierno de unidad.
Estas posiciones enarboladas desde la dirección de uno de los dos sindicatos más importantes del país contribuyen a poner palos en las ruedas para que avance un gobierno de unidad nacional contra los recortes y por la regeneración democrática.
Los delegados y sindicalistas de UGT y las bases de afiliados tienen que manifestar públicamente sus posiciones y trabajar por borrar “el referéndum” en Cataluña como una línea roja, para que avance el gobierno de unidad y progreso contra los recortes y por la regeneración democrática.
Josep María Álvarez se dirigió en su primer discurso a: “Esa mayoría de izquierdas que hay en el Parlamento ofrezca una respuesta a los problemas que tienen los ciudadanos (…) Que se dejen de tonterías (…) Y que esa mayoría derogue inmediatamente la reforma laboral”.
¿Y no es la posibilidad de formar un gobierno favorable a los intereses obreros y populares una oportunidad que la izquierda no puede dejar pasar?
En los puntos del acuerdo entre PSOE y Ciudadanos hay bases para luchar contra los recortes y por la regeneración democrática, que pueden crear más dificultades a los planes de quienes quieren más saqueo e intervención. Son un primer punto de partida. Que, entre otras cosas lleva implícito en los hechos una retirada de los puntos sustanciales de la reforma laboral de Rajoy y una propuesta para reformar el Estatuto de los Trabajadores que restituya los derechos laborales y el papel de los sindicatos en la negociación colectiva, una de las exigencias sindicales reclamada por Álvarez en su discurso.
La tercera consecuenciaCataluña es la Comunidad Autónoma donde los recortes han llegado más lejos de la mano de Artur Mas, junto con Rajoy, el discípulo más aventajado de la Troika.
Especialmente los recortes en Sanidad han sido la punta de lanza. Más de 1.300 millones de euros recortados en los últimos 5 años, más de 3.000 puestos de trabajo perdidos en la atención primaria, 180.000 personas en las listas de espera de operaciones quirúrgicas, cierre de urgencias, plantas y servicios, privatizaciones y externalización de servicios… ¿Unos recortes que “hemos sido incacapaces de detener”, como dice Josep María Álvarez? «Las consecuencias prácticas de sus posiciones políticas, alineándose con CDC, Junts Pel Si y Òmnium Cultural, afectan a cuestiones fundamentales de la lucha obrera y sindical«
¿Qué ha pasado en Cataluña para que siendo el “paraíso de los recortes” y dónde ha habido múltiples movilizaciones sectoriales y parciales de las mareas blanca o verde, no se hayan podido frenar, al menos en parte, como sí se ha hecho en otros lugares de España?
En Madrid, por ejemplo, la marea blanca de la Sanidad ha logrado paralizar recortes y privatizaciones del sistema sanitario. ¿Por qué no en Cataluña?
¿No será que dirigentes sindicales como Álvarez hayan puesto por delante sus alineamiento con las posiciones del “proceso independentista” y del gobierno de Mas y Junts Pel Si a la lucha consecuente contra los recortes que ese mismo gobierno estaba aplicando?
¿No será que a la lucha de las mareas les ha faltado el aliento de las direcciones de los principales sindicatos en Cataluña?
¿No será que han perdido la confianza de amplios sectores populares por rebajar el papel de lucha de la UGT mientras Artur Mas ejecutaba en Cataluña los recortes más duros dictados por la Troika?
De nuevo, el problema son las consecuencias políticas prácticas que tiene las posiciones que se han colocado a la cabeza de uno de los dos sindicatos mayoritarios del país. Mantener este debate y sacar enseñanzas es absolutamente necesario para que el movimiento obrero y sindical, y la propia UGT sean las organizaciones de lucha que necesitamos los trabajadores y el país, especialmente en momentos decisivos como los que estamos viviendo.