La llegada de Vox al Congreso de los Diputados ha quedado muy por debajo de las expectativas de los propios ultras. ¿La razón?: que España es un país de izquierdas.
«España: el primer país donde tanto Napoleón como Steve Bannon fracasaron», es el tweet con el que Almudena Ariza corresponsal de RTVE en Nueva York resumía el resultado electoral de Vox. Desde Washington se han invertido millones de euros, se ha dado un impulso político y mediático a la irrupción de una ultraderecha directamente yanqui.
Steve Bannon, ex mano derecha de Donald Trump y figura clave de la alt-right norteamericana les ha asesorado y promocionado. En la Casa Blanca, los hombres de Vox han sido recibidos por John Bolton, actual Consejero de Seguridad Nacional de Trump, o por Jared Kushner, yerno de Trump. La formación de ultraderecha ha recibido una atención y un seguimiento en los medios propio de uno de los cuatro principales partidos parlamentarios.
Y como una profecía autocumplida, Vox ha llegado al Parlamento. Con 2,6 millones de votos y 24 escaños. Generando la lógica y saludable preocupación de la mayoría social progresista ante lo que es la promesa de un partido que va a defender las más reaccionarias políticas, un ariete que pusiera encima de la mesa asuntos “vetados” en España, no principalmente la venta de armas, sino la privatización de las pensiones o la educación y sanidad públicas.
Pero sin embargo, la infección de una extrema derecha «inoculada» desde el otro lado del Atlántico ha quedado mucho más limitada de lo que ellos mismos pensaban. Los ha limitado un huracán de votos progresistas que -alarmados por lo ocurrido en Andalucía- han acudido en masa a las urnas para frenar cualquier posibilidad de deriva reccionaria.
Las encuestas daban a Vox más de 40 diputados, anticipando incluso la posibilidad de que superara a Podemos. La misma dirección de Vox esperaba unos resultados que incluso algunos cifraban en 60 escaños.Esa mar gruesa ha quedado en marejada, incluso en marejadilla.
En un editorial titulado con toda la razón «¡Viva España!», el director del eldiario.es, Ignacio Escolar, dice «el mal resultado de Vox sobre sus previsiones y el desastre para el bloque de la derecha en su conjunto demuestra que esa ola reaccionaria no es tan grande como en otros países de nuestro entorno. Sí, tienen una veintena de diputados, pero serán tan ruidosos como irrelevantes».Como dice Almudena Ariza, hay que comprender que estamos en España. Por mucho que Abascal gaste esa palabra, es un país de izquierdas. Muy de izquierdas.