Finalmente, el Tribunal Supremo ha confirmado la condena a las seis de la Suiza. Las sindicalistas de CNT han sido condenadas a tres años y medio de prisión cada una tras participar en piquetes contra el propietario de una pastelería de Xixón.
Desde De Verdad mostramos nuestra repulsa a esta injusta condena, que es un gravísimo ataque a la libertad sindical y a los derechos de los trabajadores, así como nuestra solidaridad con las condenadas. Exigimos al gobierno un indulto que las ponga en libertad.
Los hechos se remontan a 2017, cuando una trabajadora de una pastelería de Gijón -llamada La Suiza- acudió a la sede del sindicato CNT para denunciar el acoso laboral y sexual de su jefe, que además le encargaba tareas que ponían en riesgo su embarazo.
Los equipos de acción sindical de la CNT trataron de ponerse en contacto con la empresa para pactar la salida de la trabajadora, pero el dueño de la confitería se negó en redondo. Entonces los sindicalistas -entre ellos las 6 condenadas- convocaron varias concentraciones ante el establecimiento para protestar ante el atropello a la empleada y la actitud de la empresa. Poco después la pastelería cerró, según el jefe a causa de las movilizaciones, aunque los empleados aseguran que ya tenía pensado echar la persiana antes.
En 2021 el magistrado-juez del Juzgado de lo Penal 1 de Gijón condenó a tres años y medio de prisión a ocho sindicalistas de CNT por un delito de coacciones, al considerar que «la presión de las movilizaciones había superado el ámbito de la libertad de expresión y la libertad sindical» y les impuso el pago de una indemnización de 150.000 euros. Poco después la Audiencia Provincial confirmó la sentencia condenatoria para seis de ellos y absolvió a los otros dos.
Ahora, el Tribunal Supremo ha confirmado esta sentencia, que no sólo es una condena injusta contra las 6 sindicalistas de la Suiza, sino que puede sentar jurisprudencia para coartar el ejercicio de la lucha sindical en toda España.
«La condena a las 6 de la Suiza manda un mensaje doble: por un lado, meter miedo transmitiendo a las personas que tienen un problema laboral que no deben acudir a un sindicato a consultar, cuando es adonde tienen que ir, y por otro lado se trata de amedrentar a las compañeras sindicalistas que, de manera altruista, están en el sindicato para informar, acompañar o dar apoyo jurídico e incluso emocional mostrando su empatía, humanidad y solidaridad diciendo que con esa actitud también pueden sufrir consecuencias”, señala Ana Sigüenza, ex secretaria general de CNT.
Por ello, sindicatos tan variados como CCOO, UGT, CSI, CGT, SUATEA, Intersindical Asturiana y LCT, partidos de izquierdas y colectivos feministas «han sido una piña con este caso donde unas mujeres han sido condenadas por apoyar y acompañar a otra mujer que estaba sufriendo acoso laboral».