e autorizó el uso del Ciclamato de Sodio para la Coca Cola Zero a unos meses de terminar el gobierno de Fox El Ciclamato de Sodio fue retirado de los alimentos en los Estados Unidos el 1 de septiembre de 1969 al encontrarse que ocasionaba cáncer en la vejiga de ratas. La autorización al Ciclamato de Sodio en los últimos meses del gobierno de Vicente Fox, no es de extrañar si se revisan las leyes y modificaciones a leyes, normas y reglamentos que se realizaron en la segunda parte de su gestión para favorecer a las grandes empresas
En el “Acuerdo or el que se determinan las sustancias permitidas como aditivos y coadyuvantes”, publicado el 15 de diciembre de 1999 en el Diario Oficial de la Federación, el Ciclamato de Sodio no aparece en la lista de los aditivos, es decir, se encontraba prohibido, como en los propios Estados Unidos desde 1969. En el mismo acuerdo publicado el 17 de junio de 2006 en el Diario Oficial de la Federación, a unos meses que dejara la Presidencia de la República Vicente Fox, el Ciclamato de Sodio es autorizado.“Sin lugar a dudas, la autorización al uso del Ciclamato de Sodio se dio a petición de la Coca Cola para introducir su versión Zero al mercado. Y la Coca Cola Zero no es más que una estrategia de la empresa frente a las evidencias de los efectos en la salud que está provocando el ato consumo de refrescos en México. Desde fines de 2005, nos enteramos que Coca Cola estaba desarrollando una estrategia para enfrentar las críticas del impacto de sus productos en la salud y esta fue la Coca Cola Zero, que aunque representa un porcentaje menor de sus ventas, permite a la empresa limpiar su imagen”, comentó Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor.Este aditivo artificial, el Ciclamato de Sodio, que es cerca de 30 veces más dulce que la azúcar refinada, fue retirado de los alimentos en los Estados Unidos el 1 de septiembre de 1969 al encontrarse que ocasionaba cáncer en la vejiga de ratas. Aunque este descubrimiento ha sido controversial y a pesar de que la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos recibió una nueva solicitud por el Laboratorio Abbottm en 2003 para permitir su uso en el mercado, hasta el momento, el Ciclamato de Sodio se encuentra prohibido en los Estados Unidos.Es importante señalar el poder de la empresa Coca Cola en México. Nuestro país es uno de los de mayor consumo de Coca Cola en el mundo. En México, Coca Cola realiza el 11% de sus ventas. Los expertos coinciden en que la epidemia de sobrepeso y obesidad que se vive en México tiene, entre otras muchas causas, el muy alto consumo de refrescos. Por ejemplo, la evaluación del programa de desayunos escolares señala que las familias indígenas gastan 20 pesos en refrescos a la semana y sólo 10 en leche. El impacto es tanto en salud como en la economía de las familias.México es el segundo productor de refrescos a nivel mundial contando con 164 plantas. De acuerdo a datos oficiales, esta industria alcanzó en 2004 un volumen de ventas de 15,601 millones litros equivalentes a 2,748 millones de cajas unidad, lo que llevó al consumo per capita anual de 148.1 litros. Sin embargo, de acuerdo a un estudio (Gehlar and Regmi, 2005, del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos) el dato de consumo de refresco por persona en México es mayor y alcanza 342 litros al año, por encima de los Estados Unidos, 313 litros. “¿Se están ocultando los datos reales sobre consumo de refrescos en México?, ¿Son tan graves los resultados?”, cuestiono el director de El Poder del Consumidor.La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006 demostró que México pasó a ocupar uno de los primeros lugares de sobrepeso y obesidad en el mundo y sin duda una de las principales causas de esta epidemia es el consumo de alimentos y bebidas con alto contenido calórico. En este contexto Coca Cola desarrolló la Coca Cola Zero en base a edulcorantes artificiales, en especial Ciclamato de Sodio, un edulcorante con muy bajo precio en el mercado.El Ciclamato de Sodio es parte de los miles de químicos que son añadidos a nuestros alimentos, sin la certeza total sobre sus posibles efectos en nuestra salud. La mayor cantidad de aditivos son saborizantes, es decir, están dirigidos a crear una apariencia que nunca tiene que ver con la calidad alimenticia del producto y, en muchos casos, pueden ser un riesgo para la salud. Ninguna autoridad ha evaluado el efecto sinérgico de estos aditivos, es decir, qué impacto en la salud provoca el consumo de una mezcla de aditivos. Parece imposible hacer este tipo de evaluaciones por la cantidad de aditivos presentes en la comida.De acuerdo al Parlamento Europeo “El crecimiento del número de los aditivos utilizados en los alimentos significa una gran cantidad de pequeños riesgos acumulados para la seguridad de los alimentos que no es fácil evaluar y que puede crear efectos sinérgicos entre diversas sustancias. Debe limitarse el total de los aditivos autorizados para los alimentos”.Cada año se introducen 10 mil nuevos productos alimenticios, algunos con nuevos aditivos y muchos de ellos con nuevas combinaciones de aditivos. “La amenaza reside en que en una comida se consumen diversos alimentos con diversas composiciones y mezclas de aditivos, aditivos que pueden actuar de una manera desconocida”, argumentó el director de la asociación.Desde 1978 a la fecha, 35 aditivos que habían sido aprobados por las autoridades han sido prohibidos tras presentarse evidencia científica de sus efectos en estudios con animales. Es importante mencionar que estos estudios han sido, en la mayor parte de los casos, independientes, no realizados por las autoridades. La endeble regulación de los aditivos en los alimentos, se ha debilitado aún más a partir de los 90,s cuando la autoridad estadounidense dejó de realizar las evaluaciones sobre los aditivos y dejo esta responsabilidad a las empresas. Son las empresas las que declaran a un aditivo seguro.“La autorización al Ciclamato de Sodio en los últimos meses del gobierno de Vicente Fox, no es de extrañar si se revisan las leyes y modificaciones a leyes, normas y reglamentos que se realizaron en la segunda parte de su gestión para favorecer a las grandes empresas. No sería una excepción hacerle un favor a aquella empresa para la que trabajo”, concluyó Calvillo.