Ha propuesto que los ciudadanos asuman parte del coste de la sanidad y de la educación. En un desayuno informativo, Valcárcel ha reconocido que si no se hace frente a estos servicios -sanidad, educación y dependencia- muchos se quedarán fuera, y ha subrayado que «el yo invito y tú pagas, tan característico de Zapatero», no le vale.
Valcárcel ha hecho así hincaié, a dos meses de las elecciones, en la necesidad de que los ciudadanos asuman un porcentaje, "el que sea", en el coste de estos servicios básicos, y ha puesto de ejemplo, como fórmula de éxito, que en la Región de Murcia se ha aplicado el "céntimo sanitario". El presidente murciano ha estimado que se trataría de medidas "duras y responsables" que no tendrían que ver con un partido u otro, sino "la reunión responsable de todos los partidos" para decidir cómo pagar lo que haya que pagar. (PÚBLICO) LA VANGUARDIA.- Las elecciones en dos länders tan significativos como Baden-Württemberg –alrededor de 8 millones de habitantes y donde la CDU ha gobernado ininterrumpidamente durante 60 años- y Renania-Palatinado -algo más de 3 millones- y la segunda vuelta de las elecciones cantonales francesas han puesto de manifiesto como la crisis económica arrasa a los gobiernos, Ni la cancillera Merkel ni el presidente Sarkozy han conseguido salir indemnes del paso por las urnas de ayer. EL PAÍS.- En el Eurogrupo, en Berlín, en París y en el BCE ya deberían saber que, tal como están organizados, los rescates financieros parecen más un mecanismo perverso para hundir al rescatado que una boya salvadora en medio de la tormenta. Los ajustes presupuestarios jibarizan las inversiones públicas y las llamadas reformas estructurales, necesarias, suelen deprimir la demanda. Si a eso se suma la obligación de devolver escrupulosamente las ayudas y el agobio constante de las agencias de rating deprimiendo un poco más los activos del intervenido con el pretexto de que no tiene expectativas de crecimiento (¿y cómo habría de tenerlas?), se cae en la cuenta de que el Fondo de Rescate es el inicio de una larga fase expiatoria y recesiva, de bajo crecimiento en el mejor de los casos. Crisis. Público Valcárcel propone el copago de la sanidad y la educación El presidente de la Región de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, ha pedido hoy que se adopten "medidas muy valientes" para pagar los servicios públicos y ha propuesto que los ciudadanos asuman parte del coste de la sanidad y de la educación. En un desayuno informativo organizado por Abc, Valcárcel ha reconocido que si no se hace frente a estos servicios -sanidad, educación y dependencia- muchos se quedarán fuera, y ha subrayado que "el yo invito y tú pagas, tan característico de Zapatero", no le vale. El copago es una fórmula para que el usuario del Sistema Nacional de Salud contribuya económicamente a una parte del coste de los servicios sanitarios que recibe, más allá de la financiación indirecta que hace con sus impuestos. Los partidarios de esta medida subrayan que ya existe el copago, porque los ciudadanos (a excepción de los jubilados) pagan parte del coste de sus medicamentos. En la mayoría de los países de la UE existen fórmulas de copago para los medicamentos. La semana pasada, la ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, Leire Pajín, preguntada por la posición favorable al copago expresada el martes por el Consejo de Asuntos Económicos y Financieros de la UE (Ecofin), insistió una vez más en que antes de plantearse esa posibilidad hay que "agotar todas las medidas de ahorro y eficiencia". En efecto, antes de aplicar el copago sanitario, que no ha demostrado sus beneficios y se caracteriza por su inequidad y por penalizar más a las rentas más bajas, se pueden adoptar numerosas medidas que aumentarían la eficiencia del sistema sanitario, tal como ponen de relieve los propios médicos y los expertos en economía de la salud. Valcárcel ha hecho así hincapié, a dos meses de las elecciones, en la necesidad de que los ciudadanos asuman un porcentaje, "el que sea", en el coste de estos servicios básicos, y ha puesto de ejemplo, como fórmula de éxito, que en la Región de Murcia se ha aplicado el "céntimo sanitario". El presidente murciano ha estimado que se trataría de medidas "duras y responsables" que no tendrían que ver con un partido u otro, sino "la reunión responsable de todos los partidos" para decidir cómo pagar lo que haya que pagar. Sin embargo, en mayo de 2010 la entonces ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez, anunciaba que el Gobierno ya "estaba estudiando" la posibilidad de implantar el copago sanitario en el Sistema Nacional de Salud. Aunque entonces ya se precisó que había "dudas lo suficientemente amplias" sobre la conveniencia de esta fórmula. Valcárcel también ha dicho que habría que ir "más allá de España", por lo que la Unión Europea tendría algo que decir en este sentido. El presidente murciano ha insistido en que servicios como la educación y la sanidad no pueden ser soportados por el presupuesto de una región ni por el presupuesto de una nación, por lo que ha instado a que los ciudadanos asuman esos costes. Sin embargo, se ha mostrado contrario a revertir al Estado competencias autonómicas, tal y como ha planteado el PP en numerosas ocasiones. Pero esta solución ya ha sido rechazada tanto por los colegios de médicos, como por los facultativos de atención primaria, quienes han rechazado frontalmente el copago sanitario, para garantizar en el futuro la sostenibilidad de la sanidad pública. Al calor de la crisis económica arrecia el debate sobre la conveniencia de establecer un copago sanitario para garantizar la sostenibilidad del sistema público de salud, lastrado por una deuda que oscila entre los 8.000 y los 12.000 millones de euros. PÚBLICO. 28-3-2011 Opinión. La Vanguardia La crisis abrasa gobiernos José Antich Las elecciones en dos länders tan significativos como Baden-Württemberg –alrededor de 8 millones de habitantes y donde la CDU ha gobernado ininterrumpidamente durante 60 años- y Renania-Palatinado -algo más de 3 millones- y la segunda vuelta de las elecciones cantonales francesas han puesto de manifiesto como la crisis económica arrasa a los gobiernos, Ni la cancillera Merkel, en el ecuador de su mandato y con la voluntad de presentarse a la reelección en 2013, habiendo logrado las mayores tasas de crecimiento (3,6%) desde la reunificación alemana, ni el presidente Sarkozy con crecimientos mucho más modestos (el 1,5% del PIB) han conseguido salir indemnes del paso por las urnas de ayer. No en las urnas pero si en la calle, el británico David Cameron fue objeto el sábado de las mayores protestas en Londres desde la guerra de Irak por los recortes sociales que quiere llevar a cabo el gobierno de conservadores y liberales. En España, el termómetro electoral deberá esperar al 22 de mayo aunque las encuestas son demoledoras para el gobierno socialista. Cuando gobiernos de colores políticos diversos que, además, han aplicado medidas económicas no coincidentes y sus paises tienen horizontes de crecimiento diferentes son castigados indiscriminadamente en las urnas uno debe concluir que los ciudadanos expresan una protesta cuyo análisis de comportamiento demoscópico no es nada fácil. Y si además, las urnas traen crecimientos electorales como el del Frente Nacional en Francia la situación no solo es compleja sino delicada. LA VANGUARDIA. 28-3-2011 Editorial. El País Agonía o rescate rápido La dimisión del primer ministro portugués, José Sócrates, y la necesidad de convocar unas nuevas elecciones llega en un mal momento para la economía portuguesa, en pésimo momento para la solvencia de su deuda (es insostenible seguir pagando una rentabilidad del 8,44% por las emisiones y en el primer semestre se acumulará un número considerable de vencimientos) y en un momento inoportuno para las autoridades de la eurozona, que tienen pendiente de aprobación la ampliación del Fondo de Rescate hasta 440.000 millones efectivos. Portugal es un caso de fatalidad. Por razones estrictamente políticas, entre las que cabría incluir la torpeza de Sócrates al no negociar los planes de estabilidad del país con la oposición, el Parlamento rechazó el jueves el Programa de Estabilidad y Crecimiento (PEC), cuarta versión de los recortes presupuestarios y de rentas que preparó el Gobierno de Sócrates para acabar con la agobiante presión de los mercados contra la deuda del país. El Gobierno que salga de las urnas tendrá que aplicar un plan similar o más drástico que el rechazado. Una vez ratificada la percepción de que el desastre político aboca a Portugal a una intervención del Fondo de Rescate similar a las aplicadas en Grecia e Irlanda, las cuestiones pendientes tienen que ver con la conveniencia o no de que Portugal acuda rápidamente a pedir auxilio financiero y los efectos de una intervención sobre los países que ahora quedan en primera línea de inundación, España entre ellos. Sobre la primera cuestión, no hay muchas razones para prolongar la agonía portuguesa. El Gobierno (en funciones) se resiste a aceptarlo, quizá porque a ningún partido le agrada rendir parte de su soberanía a una instancia supranacional. Pero la situación irá empeorando en progresión geométrica durante los próximos meses (entre abril y junio vencen 10.000 millones de euros), de forma que nadie reprocharía a Lisboa que se apuntase a la línea de los 75.000 millones de euros (eso es lo que calcula la UE que costaría el rescate), siempre que las condiciones sean mejores que las del mercado. Ahora bien, en el Eurogrupo, en Berlín, en París y en el BCE ya deberían saber que, tal como están organizados, los rescates financieros parecen más un mecanismo perverso para hundir al rescatado que una boya salvadora en medio de la tormenta. Los ajustes presupuestarios jibarizan las inversiones públicas y las llamadas reformas estructurales, necesarias, suelen deprimir la demanda. Si a eso se suma la obligación de devolver escrupulosamente las ayudas y el agobio constante de las agencias de rating deprimiendo un poco más los activos del intervenido con el pretexto de que no tiene expectativas de crecimiento (¿y cómo habría de tenerlas?), se cae en la cuenta de que el Fondo de Rescate es el inicio de una larga fase expiatoria y recesiva, de bajo crecimiento en el mejor de los casos. En las últimas horas se repite el mensaje de que España no es Portugal y que la presión asfixiante sobre la deuda portuguesa no tiene por qué trasladarse a los mercados. Cierto. En 2009 Portugal tampoco era Grecia o Irlanda. Tan absurdo resulta creer a pies juntillas que estamos ante una sucesión ciega y sin fin de crisis nacionales como suponer que los favorables diferenciales de rentabilidad lo serán para siempre. España no será Portugal si no repite sus errores políticos y presupuestarios. EL PAÍS. 27-3-2011