¿Y a partir de ahora qué?

Una presidencia de Biden bajo la sombra de Trump

Se adjudica a la presidencia de Joe Biden la misión de restañar las heridas generadas por cuatro años de Trump en la Casa Blanca. Y se suceden los pronunciamientos que confían en que podrá “recuperar el prestigio de la democracia norteamericana”. Pero la realidad es que el mandato de Biden va a estar marcado desde el principio por el estigma de Trump.

Primero porque ambas presidencias no van a ser tan diferentes como algunos afirman. Bajo otras formas, más suaves, Biden va a asumir el grueso principal del legado de Trump en el plano internacional.

Todos los analistas pronostican que Biden seguirá caminando por la senda de endurecimiento de las relaciones con China abierta por Trump. Contener a cualquier precio la emergencia de Pekín es un “nuevo consenso” entre las élites norteamericanas, independientemente de la posición que tengan ante Trump, y Biden participa de él.

Nadie espera que Biden renuncie a los pasos adelante dados por Trump en la escena internacional. No se revertirá el grueso de los aranceles impuestos -sobre China, pero también sobre la UE- durante los últimos cuatro años. Y tampoco se dará marcha atrás en las maniobras en Oriente Medio o el Norte de Africa, como el fortalecimiento de Israel o el relanzamiento de Marruecos a costa del Sáhara Occidental.

Habrá que esperar para conocer los contornos precisos de la nueva presidencia, y el “multilateralismo” que anuncia tendrá formas muy diferentes a las practicadas por Trump, pero Biden no va a cambiar los “raíles fuertes” de la política exterior norteamericana, por los que también ha transitado el ya ex inquilino de la Casa Blanca.

A lo que Biden debe dar realmente respuesta es a un declive norteamericano que se agudiza presidencia tras presidencia. Algo en lo que fracasaron tanto Bush II como Obama y Trump. EEUU sigue siendo la única superpotencia, y dispone de importantes cartas para gestionar a su favor ese declive, protegiendo una hegemonía que no va a desmoronarse. La forma en que Biden lo afronte, sus éxitos y fracasos en este plano, serán decisivos.