Ciencia en Andalucí­a

Una gran cabeza para un cuerpo raquí­tico

Instalaciones de Abengoa

A pesar de haber hecho grandes progresos en los últimos 20 años, según la OCDE la Investigación y Desarrollo en Andalucí­a no ha dejado de ir rezagada respecto a la media nacional.

La dependencia de las orientaciones y políticas de la UE orientadas a beneficiar a sus grandes monopolios y la falta de voluntad política por desarrollar un tejido industrial fuerte en los sectores punteros han llevado a un modelo científico desligado de las necesidades regionales. Y por otro lado, a pesar del repunte que ha vivido Andalucía en los sectores agroalimentario, de la construcción y el turismo nuestra región, treinta años después, sigue siendo una fuente de mano de obra barata. Más cualificada, eso sí.Los números son contundentes. Entre 1999 y 2009, después de que los fondos europeos permitieran crear cinco universidades y aumentara la población universitaria, Andalucía perdió 50.000 universitarios. Según la OCDE, la causa es que el boom del turismo y la construcción absorbieron una mano de obra que no necesitaba cualificación. Ahora, entre este sector de trabajadores el paro supone el 56%, mientras en el sector más cualificado, bajo el paraguas público, sólo supone el 15%. Hoy, las diez universidades públicas y sus 230 000 estudiantes, dependen de la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia, de acuerdo al objetivo fijado por la UE de estrechar los lazos entre la Universidad y la gran empresa. El 0,7% de la población se dedica a investigar, frente al 1% nacional. Mientras la andaluza supone el 13,5% de la producción nacional y el 17,8% de la población, la inversión en investigación era en 2008 un 11,8% y las patentes un 7,5%. A pesar de una mayor producción científica, sólo el 32,28% de las patentes andaluzas utilizan, en mayor o menor grado, el conocimiento científico. Todos los estudios hechos inciden en que las empresas no se benefician suficientemente del conocimiento científico a no ser que soliciten una patente en colaboración con la universidad. Los sectores que concentran el 61,5% del uso de conocimiento científico son Biotecnología, Análisis, Medición y Tecnologías de Control y Química Orgánica Fina.En 2008 la fuente fundamental de conocimiento científico utilizado para el desarrollo Tecnológico era internacional. Las citas de artículos nacionales sólo representan el 15,57% del total, dentro de los cuales casi el 80% se produce en Andalucía. Es más, el 60% de los artículos nacionales citados los generan los propios solicitantes de patentes. La posibilidad de explotar tecnológicamente una investigación científica propia es elevada. Esta relación se da más en los institutos del CSIC que en la universidad, demostrando que el CSIC tiene un mayor enfoque hacia generación de conocimiento tecnológico y de investigación con fines aplicados que las universidades. En Andalucía, el CSIC desarrolla su trabajo en 23 centros de investigación, 9 de ellos mixtos con Universidades o Junta de Andalucía. En total trabajan unas 1.400 personas, un 45 por ciento de los cuales son científicos o tecnólogos.«Es urgente la cooperativización de las microempresas andaluzas»La trampa de la UE

Los hechos dicen que Andalucía ha tenido unos índices de crecimiento en cuanto a la inversión en Investigación, desarrollo e innovación que ha rondado entre los 6 y los 10% y que en plena crisis se han mantenido. Pero eso no nos debe cerrar los ojos ante el inminente descalabro de la investigación andaluza. Entre 2007-2013, las subvenciones europeas a Andalucía suman unos 14 mil millones de euros, a lo que hay que sumar ayudas nacionales y regionales. Las Universidades han absorbido la mayor parte de la financiación de los fondos europeos, nacionales y autonómicos destinados a investigación. Sobre esta base se ha generado una tupida red de instituciones públicas dedicadas al apoyo y transferencia tecnológicas a la empresa privada y la formación de nuevas empresas a partir de la universidad. Se han convertido en la fuente más importante de inversión en I+D en la región, frente a lo que ocurre en el resto de España y Europa, donde es el sector privado el que sufraga más de la mitad del gasto en investigación. La gran inversión pública en investigación no se ha complementado con la capitalización de un tejido productivo, en la cooperativización de las microempresas andaluzas.Por ello, toda esta hipertrofia pública tiene pies de barro. A partir de 2014 Andalucía perderá su status privilegiado en cuanto a ayudas. Las actuales restricciones del gasto y la inversión pública y el recorte de los fondos estructurales en 2014 para Andalucía, anuncian una dramática degradación del tejido científico. El curso más probable es la compra de las principales empresas públicas de investigación por grandes capitales y fondos de inversión, el cierre de los no viables y la transferencia de la mano de obra (barata) más cualificada a centros alemanes, ingleses o franceses.¿Transferencia? ¿A quién?

En cuanto a la transferencia de tecnología, un reciente estudio del CSIC ponía de manifiesto que poco más del 40% de las PYME colaboraba algo con la universidad. Menos del 5% licenciaban patentes o empezaban empresas conjuntas. La falta de crédito juega un papel pero la orientación de la administración a priorizar aquellos sectores que requieren una actividad I+D intensa hace que las únicas empresas que generan empleo y tienen viabilidad internacional son las que nacen ligadas a multinacionales, en Andalucía en el sector energías renovables (Abengoa) y aeronáutica (Airbus). La creación de riqueza y empleo está en la mayoría de casos “missing”. De las casi 8000 empresas que nacieron durante 2009 el 85% eran de servicios, sólo el 4,4% eran industriales y un 1,9% agrícolas. La aparente ventaja que debería proporcionar el juntar a las empresas que más actividad I+D necesiten en “clusters” entorno a 11 parques científicos y tecnológicos y 21 centros tecnológicos con un enfoque más sectorial queda, en los hechos, en nada. Por ejemplo, el Parque Tecnológico de Málaga cuenta con 530 empresas que emplean a 10 000 personas. La mayoría no colaboran entre sí y su mercado es regional y/o nacional.La estructura empresarial andaluza está formada, en un 95%, por microempresas de trabajadores autónomos o de menos de 10 empleados y un 1,4% participa en exportar (la media nacional es del 4%). Sin embargo, la pequeña empresa, más necesitada de asesoramiento técnico para aumentar la productividad y cooperar con otras empresas, no en la alta investigación científica y tecnológica, se ve así relegada a un segundo plano en los planes de la Junta. Nunca se llegan a dar el salto a medianas empresas. La prioridad está en los sectores copados por multinacionales y que necesitan alta tecnología: medio ambiente, la energiía, biotecnología, eronáutica, TIC.Andalucía es el segundo fabricante nacional en tamaño. Cuenta con 130 empresas que ocupan a 10.000 trabajadores ligados a EADS-CASA y Airbus.«La prioridad está en los sectores copados por multinacionales»

En Biotecnología Andalucía representa el 19% del sector en toda España, tiene más de 100 empresas que emplean a 3000 trabajadores. La universidad proporciona 270 grupos de investigación en biomedicina, 170 en ciencias de la vida y 120 en agrobiotecnología.En el sector de energías renovables, Andalucía es líder en España en instalaciones fotoboltáicas y en la producción de biomasa y una de las precursoras de la instalación de aerogeneradores. En Tecnologías de la información y comunicaciones Andalucía cuenta con 1400 empresas y empleaba, antes de la crisis, a 34000 trabajadores. Las telecomunicaciones son el mayor subsector. En agroindustria Andalucía cuenta con más de 5000 empresas que generan más de 52000 empleos (22% del valor agregado en manufacturas).En el sector metalmecánico 9000 empresas dan 75000 empleos y aportan el 40% de la producción nacional. 11000 de los trabajadores están en el subsector “armamento”.