Es preciso partir de los intereses del hegemonismo norteamericano y de las potencias imperialistas en mantener abierta esta gravísima crisis de Estado en España. Aunque en este momento crítico, ningún centro de poder mundial apuesta por la desmembración de España, tampoco están interesados en que se cierre del todo una «herida» separatista que se ha transformado en un poderoso y útil mecanismo de injerencia e intervención en los asuntos de España.
Tras la DUI, la práctica totalidad de la comunidad internacional ha dado la espalda a la ‘República Catalana’ y han cerrado filas -en el terreno diplomático- con España. Pero la «herida catalana» se ha convertido de unos años a esta parte, en una poderosísima palanca de intervención en España, en un proceso que va más allá de Cataluña, y que tiene que ver con un cambio de modelo de Estado -tras el agrietamiento del 78- todavía inconcluso para el hegemonismo. Este es el marco de la gravísima crisis de Estado que vivimos.
Las conexiones internacionales del procés son subterráneas pero largas, y habrán de ser investigadas. Aunque hablando solo de la intervención rusa, el editorial de El País hablaba de que “el gobierno debe tomarse en serio la injerencia extranjera y actuar”. Hablando de “una injerencia directa extranjera con afán desestabilizador en lo que constituye la mayor crisis institucional que ha vivido España en las últimas décadas, una crisis que amenaza su integridad territorial”
De momento sabemos que esa intervención extranjera tienen una triple dirección: la pista norteamericana, la pista europea y la pista rusa.
De la injerencia rusa, sabemos que el Kremlin -movido por sus propios intereses de desestabilización de Europa, tras la crisis de Ucrania- lleva adelante toda una labor de socavamiento de la UE, que incluye desde el patrocinio de la extrema derecha antiUE -LePen, AfD…- hasta el de las fuerzas separatistas. Los medios controlados por el Kremlin difunden sin cesar noticias y climas de opinión falsos o tendenciosos, o dan cobertura informática a los independentistas.
De la conexión europea, aunque sabemos que la clase dominante alemana ha guardado en el cajón el proyecto de la Europa de los Pueblos (no corren buenos tiempos para animar al estallido de movimientos separatistas), no es descartable que sectores de las clases dominantes europeas se estén replanteando utilizar la crisis catalana en beneficio de sus intereses sobre España.
La pista norteamericana es la más decisiva e importante por estar nuestro Estado bajo la vinculación orgánica de Washington. Es EEUU el que tiene la «espita» principal del problema catalán en sus manos. ¿Que sabemos?
Sabemos que los esfuerzos de los estrategas del procés a través del Diplocat, se han dirigido en los últimos años de forma especialmente intensa y preferente, a buscar apoyos en EEUU e Israel (en la medida en que el Estado de Israel tiene especiales vínculos con importantísimos centros de poder hegemonista). Desde el saludo de Mas a la victoria de Trump (como un signo de que «lo improbable puede llegar a pasar»), a los viajes de Puigdemont y Romeva a EEUU la primavera pasada, entrevistándose con importantes senadores y congresistas de Washington. Cabe recordar al halcón republicano Dana Rohrabacher, uno de los artífices de que en 1998 EEUU financiara y armara la ‘independencia’ de Kosovo, para que este pequeño país se convirtiera en una gran base militar norteamericana en los Balcanes. O Eliot Engel, líder demócrata en el Comité de Asuntos Exteriores del Congreso y destacado miembro del lobby israelí-estadounidense.
Uno de los más importantes interlocutores norteamericanos del procés es el American Enterprise Institute (AEI), uno de los más importantes think tanks republicanos, fuertemente neoconservador y muy ligado a las «revoluciones de color» que como los EuroMaidan, utilizan las movilizaciones civiles para desestabilizar gobiernos y forzar cambios poíticos. Su presidente, Arthur Brooks, con familia política en Cataluña, mantiene vínculos personales con Artur Mas o con el ex-conseller Mas-Colell. En una conferencia en Barcelona, Brooks mostró sin tapujos la adhesión del AEI al procés separatista.
Por último pero no menos importante, La Vanguardia ha publicado en varias ocasiones como el poderoso financiero y especulador norteamericano George Soros ha sido hasta ahora uno de los principales financiadores del ‘aparato diplomático’ del procés, aportando 27.000 dólares para diversas actividades del Diplocat y también con 24.949 para el CIDOB, un prestigioso centro de estudios internacionales dependiente de la Generalitat. El magnate de Wall Street ha financiado talleres del Diplocat para periodistas sobre ‘populismo y euroescepticismo’ realizados a puerta cerrada y a los que solo se podía asistir con invitación.
La presencia de Puigdemont y cuatro ex-consellers en Bruselas no es una desesperada salida judicial personal. Busca un altavoz internacional para causar el mayor daño posible a España, contribuyendo a su degradación en el concierto de naciones. Una degradación política que siempre precede y acompaña a la imposición de un salto en el saqueo sobre el país por parte de los principales centros de poder mundiales.