La Comuna de París fue el primer gobierno obrero de la historia. Durante 60 días, del 18 de marzo al 28 de mayo de 1871, un gobierno revolucionario se convierte en la única autoridad en la capital francesa. Se cumplen 150 años, pero su onda expansiva es clave para comprender el mundo actual.
(Este artículo fue escrito en febrero de 2014 por A. Lozano)
Y la guerra trajo la revolución
En julio de 1870 Francia declara la guerra a una Prusia que no solo está a punto de culminar la unificación política germana, sino que empieza a actuar como nueva potencia imperial en Europa -presentando su propio candidato al trono español- amenazando los intereses galos.
La guerra entre la nueva potencia industrial en avance y el decadente imperio es el reflejo de la nueva correlación de fuerzas en Europa. Prusia moviliza en apenas 19 días un ejército de 1,2 millones de soldados, 5 veces más que Francia. En apenas tres meses el ejército imperial francés es derrotado, y el emperador es hecho prisionero. Las tropas prusianas, bajo las órdenes de Bismarck, invaden Francia y cercan la capital.
Las condiciones del armisticio serán draconianas para Francia. Y la humillante derrota ante Prusia se transforma en guerra civil en Francia.
El Imperio se desmorona y bajo la presión social se proclama la Tercera República. El nuevo Gobierno de Defensa Nacional, en manos de los sectores de la alta burguesía encabezados por Thiers, negocia las condiciones de la rendición con Prusia. Pero el pueblo parisino, encabezado por el proletariado, está armado y se niega a capitular.
La guerra entre dos grandes potencias se transforma en un abierto conflicto de clase. La proclamación de la Comuna amenaza el dominio de clase de la burguesía. Y las burguesías francesa y alemana, enfrascadas en una guerra, se unen para acabar con su enemigo común: la Comuna. Bismarck libera a 100.000 soldados franceses prisioneros y permite su entrada en París, cercado por las tropas prusianas, para desatar una feroz represión contra la Comuna.
Las profundas transformaciones de la Comuna
En 1871, los obreros ya no están dispuestos a aceptar una república burguesa en sustitución del imperio de Luis Napoleón Bonaparte.
Ante la rendición de la burguesía francesa frente a la ofensiva prusiana, la Guardia Nacional, una milicia de ciudadanos dedicada al mantenimiento del orden público en tiempos de paz, toma la dirección de la resistencia en París.
En febrero de 1871, 2.000 delegados de la federación de los batallones de la Guardia Nacional eligieron un «Comité Central» que votó nuevos estatutos para reorganizar la Guardia y aprobó que no se dejarían desarmar por el gobierno, llamando a las principales ciudades francesas a que les imitaran.
En apenas 60 días, el proletariado de París al frente de la Comuna mostró al mundo el carácter de la nueva revolución social, proletaria, que se abría paso. Emprendiendo trasformaciones inasequibles -algunas entonces, muchas todavía hoy- para cualquier gobierno burgués, incluso el más avanzado.
Todos los funcionarios de la Comuna, desde los delegados-diputados y miembros del gobierno hasta los jueces y los policías eran elegidos por sufragio universal. De la misma forma, podían ser revocados de forma inmediata por los electores si incumplían su mandato imperativo. Cualquier funcionario de la Comuna, desde el más alto hasta el más especializado, no podía cobrar un sueldo superior al de cualquier obrero.
Las fábricas y talleres abandonados por los burgueses que huyeron a Versalles pasaron a estar dirigidos y gestionados por sus trabajadores.
La Comuna suprimió todas las leyes sobre alquileres y deudas que amenazaban con el desahucio a decenas de miles de familias y la ruina a pequeños comerciantes parisinos.
Inició la creación de guarderías para los hijos de las obreras. Decretó la laicidad del Estado, pasando a ser de propiedad estatal todas las propiedades de la iglesia, excluyendo la religión de las escuelas y suprimiendo los impuestos con que se financiaba hasta entonces.
Abolió el ejército profesional convencional y otorgó sus funciones a una Guardia Nacional de todos los ciudadanos que podían portar armas.
Proyectó un reforma educativa para que la instrucción pública fuera universal y gratuita.
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El significado histórico de la Comuna
La Comuna de París es la primera vez que los explotados toman el poder. Este es su significado histórico.
Nunca antes había sucedido en la historia de la humanidad. Habían existido rebeliones de esclavos, siervos y obreros contra los abusos de los aristócratas esclavistas y señores feudales, o frente a los nuevos patronos burgueses. Algunas de ellas con formas muy radicales. Pero jamás habían tenido como objetivo tomar el poder. Eso es lo que hace el proletariado en la Comuna de París. Apenas durante 60 días. Pero abriendo un antes y un después en la historia de la humanidad.
La burguesía francesa impone una feroz represión para acabar con el ejemplo que significa la Comuna. Se declaró un crimen haber apoyado a la Comuna en cualquier modo, de lo que se podía acusar —y se acusó— a miles de personas. Varios miles de comuneros fueron fusilados masivamente (de diez en diez) en lo que ahora se llama “El Muro de los Comuneros” en el Cementerio de Pére-Lachaise. Durante días columnas de hombres, mujeres y niños hicieron, escoltados por militares, un camino hacia barrios o campos baldíos de Versalles convertidos en los primeros campos de concentración.
Más de 30.000 obreros fueron fusilados y otros 100.000 fueron encarcelados o tuvieron que huir al exilio. Y durante cinco años, la burguesía impuso el estado de excepción de París.
Pero de la derrota de la Comuna surge una de las mayores victorias del movimiento comunista. Pronto nacerán los primeros grandes partidos obreros que tienen el marxismo como guía. Y la derrota de la Comuna, que la burguesía esperaba alejara definitivamente “el fantasma del comunismo”, se convierte en un nuevo avance revolucionario en todo el mundo.
Mucho más allá de su resultado final, la Comuna había abierto una nueva época para la humanidad, que ya no era la de las revoluciones burguesas sino la de las revoluciones proletarias.
Menos de 50 años después, en 1917 el ejemplo de la Comuna de París se hará realidad, demostrando que esa nueva época, donde los explotados pueden tomar el poder, va a marcar la historia de la humanidad. Y a ella seguirán otras revoluciones.
Sin las consecuencias de la Comuna de París es imposible comprender el mundo actual