Olaf Scholz pone en marcha su nuevo ejecutivo

Un gobierno alemán… es siempre un gobierno alemán

El gobierno de socialistas, verdes y liberales, que asume ahora los mandos de Alemania es la alternativa de la poderosa burguesía monopolista germana para gestionar su dominio imperialista sobre Europa. Conviene no perder eso, ni por un segundo, de vista.

Cuando el nuevo canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, era cabeza de la política económica de los gobiernos de Merkel rechazó repetidas veces relajar las severas condiciones del Pacto de Estabilidad. Gustaba de repetir que “un ministro de Finanzas alemán es un ministro de Finanzas alemán”.

Convendría recordar estas palabras ahora que algunos sitúan el nuevo gobierno germano, presidido por los socialistas tras 16 años de “era Merkel”, como la “esperanza socialdemócrata europea”.

El gobierno de socialistas, verdes y liberales, que asume el mando en Berlín, es, más allá de si se lo sitúa más a la izquierda o más a la derecha, la alternativa actual de la primera potencia europea para gestionar su dominio sobre el continente. Habrá que esperar a valorar las decisiones que toma, pero solo desde aquí podremos comprender su origen y posterior trayectoria.

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La política alemana “is different”

En España sería imposible un gobierno como el alemán, donde se han puesto de acuerdo socialistas, ecologistas y unos liberales cuyo programa económico podríamos equiparar con la cara más derechista del PP.

Pero en Alemania esta es la norma. De los cuatro gobiernos presididos por Merkel, tres han sido de coalición con el SPD, los socialdemócratas germanos. Es como si desde 2005, en España la mayoría de gobiernos hubieran sido de “gran coalición” entre el PP y el PSOE.

No es que la política alemana sea “más dialogante” y tenga “mayor capacidad de consenso”. Es que el dominio de las élites germanas es más profundo. Y han impuesto gobiernos amplios, con grandes acuerdos, para que la pérdida de votos de los partidos tradicionales no se tradujera en una inestabilidad que afectara a la potencia del “diktat” alemán en Europa.

Los sucesivos gobiernos de Merkel, la mayoría de ellos mano a mano con los socialistas, se han regido por dos principios maestros:

-Alineamiento con EEUU. Merkel llegó a la presidencia para dar la vuelta al enfrentamiento con Washington impulsado por el tándem Schröeder-Chirac. Y ha cumplido a rajatabla con este mandato.

-Defensa a cualquier precio del dominio económico alemán en Europa. En 2008 eso pasó por impulsar una salvaje oleada de recortes, y con la pandemia por gestionar unos fondos europeos que impidieran el hundimiento y la fractura de la UE, algo que hubiera sido una tragedia para el gran capital alemán.

El nuevo canciller, el socialdemócrata Olaf Scholz, ha sido definido como “el más merkeliano de todos los candidatos”. Ha prometido continuidad con las líneas maestras de la era Merkel.

¿Quiénes son las cabezas del nuevo gobierno alemán? ¿Cuál es su programa?

Desde hace dos décadas, el “socialista” Olaf Scholz, hoy canciller, ha defendido las políticas que interesaban el dominio alemán sobre la UE

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Quién es quién en el nuevo gobierno alemán

Los temores de la mayoría de analistas se dirigen hacia la actuación del nuevo ministro de Finanzas, el líder de los liberales, Christian Lindner, un “halcón de la austeridad”. Pero convendría fijarse en la trayectoria de quien presidirá el gobierno, el socialdemócrata Olaf Scholz.

Ocupó por dos veces una cartera ministerial en los gobiernos de Merkel. De 2007 a 2009 como ministro de Trabajo, y a partir de 2018 como vicecanciller y todopoderoso ministro de Finanzas.

En 2010, Scholz fue un firme defensor de los recortes sociales que Alemania imponía al conjunto de Europa, de una manera tan abierta que provocó rechazo en las filas del SPD. Como alcalde de Hamburgo aplicó una desmesurada represión contra los manifestantes que protestaban contra la cumbre del G-20. Cuando accedió al ministerio de Finanzas nombró como su mano derecha a un ejecutivo del megabanco norteamericano Goldman Sachs. Y viajó a Bruselas para reunir a un grupo de periodistas y difundir, como un mensaje a toda la UE, que “las reglas fiscales hay que aplicarlas a rajatabla” y era “un error reformarlas”.

Si posteriormente, con la irrupción de la pandemia, Scholz ha “flexibilizado” sus posiciones e impulsado la aprobación de los 750.000 millones de los fondos Next Generation UE, no es porque haya retornado a las esencias socialdemócratas. Sino porque eso era lo que interesaba a los grandes bancos y monopolios germanos. Repetir en 2020 las recetas de 2008 hubiera hecho estallar la UE.

Este es Scholz, y esta es su trayectoria. Nada acorde con la de la vendida “esperanza socialdemócrata”.

A su lado se coloca Christian Lindner, cabeza de los liberales del Partido Democrático Libre (FDP), que en 2010 llegó a defender la expulsión de Grecia de la UE, como ariete para imponer al país heleno las condiciones más draconianas, y que ahora se erige en el adalid que acabe con la “orgía de deuda”.

Y unos verdes alemanes que tampoco coinciden con la imagen que en España tenemos de los partidos ecologistas. Ya no se presentan como izquierda, y en campaña manifestaron que podrían llegar a un acuerdo de gobierno con la derecha. Y en algunas de sus manifestaciones, como la furibunda oposición al gaseoducto Nord Stream II o su predisposición a reamar a Ucrania, coinciden con las exigencias norteamericanas.

Habrá que ver cómo se comporta el nuevo gobierno alemán, pero considerarlo como una “esperanza de progreso” sería un error que rebajaría nuestras defensas.

Habrá que ver qué hace el nuevo gobierno alemán, pero considerarlo una “esperanza de progreso” sería un error que rebajaría nuestras defensas

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Programa y amenazas

El nuevo gobierno alemán se ha sellado con la firma de un voluminoso programa de más de 100 páginas. ¿Cuáles son sus ejes?

-Impulso a la “transición energética”, bajo la dirección de un superministerio del Clima presidido por los verdes, que adelante ocho años, a 2030, el abandono del carbón, amplíe la producción en base a energías renovables hasta alcanzar el 80%, o impulse la fabricación de 15 millones de coches eléctricos.

Detrás de esta “revolución ecológica” está el empeño de la gran industria alemana por acaparar el nicho de  los “negocios verdes”.

-Unas limitadas “medidas sociales” que plantean algunas concesiones a cambio de mantener el “marco de explotación” que ha generado un espectacular aumento de la desigualdad. Se subirá el salario mínimo de los 9,6 a los 12 euros por hora. Pero se mantendrán los “minijobs” -un invento no de Merkel sino del anterior presidente socialdemócrata, Schöeder- con los que siete millones de trabajadores alemanes malviven con salarios de 520 euros mensuales.

Se fija la cuantía de la pensión en el 48% del último salario. Si se aplicara en España -está en el 72,3%- supondría un brutal recorte de las pensiones.

Y se anuncia la construcción de 400.000 nuevas viviendas… a cambio de olvidarse de la promesa de poner límites a su precio y al alquiler.

-Medidas para “ampliar derechos”… que en realidad quedan por debajo de los que disfrutamos en España.

Se facilitará a los trabajadores inmigrantes acceder a la nacionalidad alemana, exigiendo solo cinco años de residencia. Hay que tener en cuenta que decenas de miles de trabajadores turcos siguen siendo extranjeros a pesar de llevar décadas viviendo en el país.

Se permitirá la “autodeterminación de género”, y se eliminarán reaccionarios vetos, como el que todavía prohibía a los homosexuales y transexuales donar sangre.

Eliminando también las restricciones legales al ejercicio del derecho al aborto.

-Y llegamos al fantasma de la deuda. En el acuerdo de gobierno suscrito entre socialistas, verdes y liberales se anuncia que “a partir de 2023 limitaremos la deuda al margen prescrito constitucionalmente y cumpliremos con los requisitos del freno de la deuda”.

La pandemia ha disparado la deuda pública de todos los países europeos. No será posible volver en los próximos años a los límites establecidos en el Pacto de Estabilidad -que fijaba un techo de deuda del 60% del PIB, cuando hoy España tiene el 120%-. Pero la vuelta a la música de “limitar la deuda” en Alemania, con un “halcón” como Lindner en Finanzas, es más que una amenaza. Si la UE endurece aunque sea parcialmente las exigencias para que se reduzca la deuda, o el BCE deja de comprar deuda, países como España atravesarán algo más que serios problemas.