Periódico De Verdad. 15 de Marzo 2008
Un fuerte viento de defensa de la unidad recorre el aís 1.- El resultado de las Elecciones del pasado 9 de Marzo es un resultado excepcional, que marca un antes y un después para los proyectos de disgregación que en los últimos años han amenazado la unidad de nuestro país y con ella, los intereses de las clases populares. Es el mejor resultado desde las Elecciones de 1982 en las que a la intentona de golpe de Estado, los electores respondieron dando la mayoría absoluta más grande de la democracia a un PSOE comprometido con la defensa de la democracia y con sacar al país de la OTAN. El 85% de los votos han ido a parar a las opciones que de grado, o por fuerza, defienden la unidad de España, mientras que el conjunto del bloque nacionalista que –en diverso grado- ha abanderado la disgregación y los que como IU han colaborado con ello, han sufrido pérdidas de catástrofe; en su conjunto son casi un millón de votos perdidos en todo el territorio nacional, desde Vizcaya a Canarias, pasando por Cataluña o Aragón y que se han movido todos en una misma dirección: apoyar a los partidos comprometidos con la defensa de la unidad de España. (Ver tabla de datos adjunta) Un viento arrasador, del que la punta de lanza lo constituyen las opciones de UPD y Ciudadanos, no sólo por ser las que más consecuente y abiertamente han hecho de la unidad su bandera, sino porque actúan en el corazón de los proyectos de disgregación arrebatando votos al PSOE de Zapatero. 2.- El pasado 9 de marzo, un fuerte viento de defensa de la unidad de España ha barrido el país, de norte a sur, de este a oeste. Prácticamente sin excepciones, los mismos resultados se repiten comunidad por comunidad, provincia por provincia, ciudad por ciudad, pueblo tras pueblo. Las fuerzas rabiosamente disgregadoras que durante estos últimos 8 años han encabezado el proyecto de la Europa de los Pueblos –el PNV de Arzallus e Ibarretxe (más EA, EB y Aralar) y ERC– se hunden estrepitosamente; las fuerzas nacionalistas –CiU, Coalición Canaria, Partido Andalucista, Chunta Aragonesista, Bloc– o que en estos años ha tomado la opción de ser compañeros de viaje de ellas (como IU) sufren un varapalo electoral más que notable (con la única excepción de BNG y NaBai que, mal que bien, se mantienen). Y las fuerzas que de distinta manera y a distinto nivel han hecho bandera (o se han visto obligados a hacerlo, como Zapatero en el último año de legislatura) de la defensa de la unidad de España, o bien se mantienen con ligeras alzas (PSOE), o bien consiguen avances importantes (PP), o bien logran un éxito espectacular (UPyD). 3.- Lo que se ha expresado en estas elecciones es la voluntad ultramayoritaria del pueblo español (más de un 85% de los votantes) por poner fin a las constantes tensiones disgregadoras (y también a las vacilaciones en cuanto a la firmeza democrática ante el terrorismo). El proyecto bávaro de la Europa de los Pueblos –que pese a haber sido hibernado por Berlín, en España poseía todavía una fuerte inercia de desarrollo– ha empezado a ser, literalmente, barrido del mapa político español. Salvando las distancias en cuanto a contenido e intensidad, los resultados del 9-M son sólo comparables con los de octubre de 1982 que pusieron en manos del PSOE el 57% del parlamento nacional. Si entonces, ante la amenaza real de un peligro de involución de la democracia se levantó un verdadero huracán que concentró toda la voluntad popular en el único partido nacional que en aquellos momentos podía conjurar esa amenaza, 26 años después, un fuerte viento –aunque sin adquirir todavía la categoría de vendaval– en defensa de la unidad de España ha tendido a concentrarse en aquellas fuerzas capaces de asegurarla. Provocando auténticos movimientos sísmicos –de distinta intensidad– entre las fuerzas de la disgregación. 4.- La pequeña subida de votos del PSOE (un 0,34% en número de votantes) ha sido posible gracias a un doble movimiento: la rectificación del proyecto de Zapatero y la fagocitación de sus socios. El aspecto principal es la rectificación emprendida por Zapatero tras la derrota de las pasadas elecciones municipales de junio de 2007. Como ya dijimos entonces, el desistimiento de la base electoral del PSOE hacia el proyecto de Zapatero manifestado en los cuatro fracasos electorales consecutivos (referéndums estatutarios de Cataluña y Andalucía, autonómicas catalanas y municipales), unido a los nuevos vientos que soplaban desde Europa con los triunfos de Merkel y Sarkozy creaban una nueva situación en la que o Zapatero rectificaba, o le hacían rectificar, o tendrían que buscarle un sustituto para frenar la sangría electoral que se avecinaba. Ha sido la rectificación del gobierno en dos puntos capitales, la defensa de la unidad y la firmeza frente al terrorismo (en los que, prácticamente, Zapatero le ha quitado su programa a Rajoy en los últimos meses) lo que ha permitido mantener una parte sustancial de votantes. Aun así, el PSOE se ha visto obligado a “fagocitar” a buena parte de votantes de sus socios de legislatura (IU principalmente, pero también ERC y PNV) para mantener el tipo. El PP, por su parte, pese a haber fracasado en su objetivo principal, recuperar el gobierno, aumenta en un 5,1% sus votantes, arrasa de forma espectacular en el eje Madrid-Levante y aumenta significativamente en lugares como Andalucía o Castilla-La Mancha. Aunque la existencia de auténticos “agujeros negros” en su base electoral (sobre todo Cataluña, también Andalucía y, en menor medida, Euskadi) le impide ir más allá. 5.- La debacle de las fuerzas disgregadoras ha alcanzado su máximo punto de intensidad en aquellos partidos más fieramente comprometidos con el proyecto bávaro de la disgregación. El PNV sufre un enorme castigo (de más de un 27% de sus votantes) tras la salida de Imaz y el mantenimiento de la línea nazifascista expresada en la amenaza de referéndum de Ibarretxe. Debacle que es todavía mayor si consideramos los resultados de sus socios: el tripartito (PNV-EA-IU) de conjunto, pierde a un 35% de sus votantes. Y deja al referéndum y al propio Ibarretxe y a su línea nazifascista –por más que públicamente todavía mantengan la amenaza como medio de tratar de salvar los muebles que puedan en la negociación– en la condición de cadáveres políticos, a los que deberán buscar un entierro digno para que su hundimiento no siga arrastrando a todo el PNV.Por su parte, la hecatombe de ERC –con la pérdida de un 55% de votos– no sólo la convierte en una fuerza marginal en la nueva correlación de fuerzas, sino que el naufragio es de tal magnitud que los capitanes han empezado a pelear a navajazos para adueñarse de los botes de salvamento. 6.- Los espectaculares resultados de UPyD –350 mil votos, si le sumamos los de Ciudadanos– son la expresión más avanzada y cualitativa de este nuevo viento por la unidad. Que en apenas 6 meses, sin medios, a contracorriente de los poderes fácticos y partiendo de forma prácticamente exclusiva de la popularidad y el prestigio de Rosa Díez y poco más, un proyecto de izquierdas y progresista en defensa de la unidad de España, de firmeza ante el terrorismo y de regeneración democrática haya conseguido entrar en el parlamento y movilizar a más de 300.000 votantes es un éxito sin precedentes. Y lo es todavía más en el punto donde se ha centrado de forma principal la batalla: Madrid. Que frente al desgaste del PSOE (que pierde casi 170.000 votos) y el avance arrollador del PP (casi 150.000 votos más que en 2004), Rosa Díez haya sido capaz de sacar 131.000 votos indica con claridad cómo las corrientes patrióticas que subterráneamente recorren la mayoría social de izquierdas de nuestro país, son capaces de salir a la superficie en cuanto existe una alternativa en la que mínimanente se sienten representados. El alto porcentaje de votos que UPD obtiene en aquellos lugares donde se concentra el voto de la pequeña y la mediana burguesía liberal, de los sectores profesionales e intelectuales progresistas es sumamente cualitativo. Pues son precisamente estos sectores los que tienen la capacidad de “crear” opinión pública. En ellos es donde empezó a fraguarse –tras el referéndum de la OTAN de 1986– el alejamiento de los votantes de izquierdas hacia Felipe González, que cristalizaría 10 años después con su salida del gobierno. Los más de 300.000 votos obtenidos por UPD, repartidos por todo el territorio nacional, transforman a este joven partido en la alternativa política para la izquierda patriótica y a Rosa Díez en su líder reconocido ya que han obtenido la hegemonía clara sobre Ciudadanos, en una proporción de 6 a 1.Y han sido más de 350.000 electores obtenidos en los caladeros de votos de izquierdas como nosotros dijimos desde el principio. Basta mirar detenidamente los resultados en toda España y particularmente en Madrid para observar que al PP no le han arrancado ni uno. En Madrid, se concentran 2 fenómenos que están directamente relacionados: 1º.- UPD supera el 3,76% con 131.242 votos. 2º.- El PSOE tiene una pérdida significativa de votos –en ningún otro lugar sucede en tanta proporción- con 166.680 votos menos, el 10,8% de votos menos del 2004. En Madrid se da también la bajada general de IU y una subida considerable del PP. (Ver tabla de datos adjunta de los resultados por Madrid) No hace falta ser un lince para valorar, como dijimos que el principal caladero de votos lo han tenido en el PSOE, parte en IU y parte en la abstención. En estos días, el único Senador por el PSOE de Madrid y alcalde de Alcorcón explicaba el retroceso del PSOE afirmando que Rosa Díez había arrancado muchos votos de la izquierda. Tomar conciencia de la valía de cada uno de esos votantes es esencial. Se trata de un voto consciente, que en la mayoría de los casos ha optado por apoyar la candidatura a sabiendas de que su voto no iba a tener representación parlamentaria. Que el mayor % se concentre en Madrid es lógico dado que allí era donde más posibilidades tenía de traducirse en diputados. Sin embargo, los electores que desde Melilla a Bilbao, desde Ceuta a Vigo o desde Mallorca a Jaén, han optado por buscar la papeleta de UPD y meterla en la urna, demuestran un nivel de conciencia que los convierte casi en militantes. 7.- Los magníficos resultados de UPD y Ciudadanos son la plasmación práctica de la justeza de la línea de Frente Patriótico y Democrático y del trabajo persistente que venimos desplegando a contracorriente desde hace más de 7 años. En el año 2000 dijimos: “Vivimos la situación más peligrosa de los últimos 200 años, por primera la división de España está incluida en la agenda del Hegemonismo”. Desde el año 2000 en el que, bajo este análisis de los proyectos del enemigo, acudimos a la primera manifestación de ¡Basta Ya! llevamos 7 años y medio persistiendo en una línea de Frente Patriótico y Democrático con el objetivo de “hacer que emerjan, cobren fuerza y se organicen las corrientes patrióticas que hay en la izquierda de nuestro país.” Con este objetivo político hemos publicado sucesivos manifiestos como “No es cierto”, “Ahora es el momento” o “Sí, tenemos que decidir”. En cada uno de ellos hemos puesto especial hincapié en que los sectores de izquierdas que defienden la unidad de España estuvieran ampliamente representados. Hemos ido a cada una de las convocatorias de la Rebelión democrática. Hemos apoyado y alentado que debían organizarse políticamente.En estos 7 años y medio hemos editado más casi 200 números del DV de los que se han distribuido más de 5 millones de ejemplares y aproximadamente 1 millón de revistas y más de 15.000 personas las han recibido sistemáticamente en sus casas mediante la suscripción. En estas publicaciones hemos hecho propaganda sistemática de la necesidad de organizar el enorme caudal de izquierda patriótica que hay en las masas de nuestro pueblo. Todo este trabajo cuajó, primero en Ciudadanos y ahora en UPD. Ellos, de forma valiente han dado el paso al frente y se han lanzado a organizar estos partidos, pero hemos de ser conscientes de que hemos contribuido a ello con nuestro pensamiento y nuestra línea establecidos a la luz del marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tse Tung y con nuestro trabajo. 8.- ¿Qué hacer? Proponerle en lo inmediato a UPD y Ciudadanos es agrupar al 50% de los votantes en asambleas de electores. Transformando este fuerte viento popular en fuerza y organización.