Las dos principales fuerzas de la izquierda, enfrascadas en sus propias contradicciones y divisiones internas, bloquean que se aborden los grandes problemas y nuevos retos a los que nos enfrentamos
Según la primera encuesta del CIS que se publica tres meses después de la formación del gobierno de Rajoy, si hubiera nuevas elecciones los resultados darían básicamente la misma distribución de fuerzas que hay en el Parlamento. Un escenario multipartidista con una correlación de fuerzas favorable a los partidos que acumularon la mayoría social que votó por el cambio de políticas y la regeneración democrática.
Es decir, un gobierno de Rajoy en minoría que a lo largo de estos meses se ha visto obligado a retroceder en políticas intocables durante la anterior legislatura de mayoría absoluta, como la Ley Mordaza y la Ley de Educación; y hacer concesiones como la subida del 8% del Salario Mínimo Interprofesional, el decreto para que los bancos devuelvan las cláusulas suelo, prometer que se investigará el precio de la luz o que el Pleno del Congreso admitiera a trámite la ILP presentada por los sindicatos para el establecimiento de una prestación de ingresos mínimos de 426 euros a las familias sin recursos. A pesar de que otras, como la propuesta para subir las pensiones por encima del 0,25% y de acuerdo a la subida del IPC, hayan fracasado.
La encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas marca la tendencia descendente del PP, que volvería a ganar pero con 5 puntos menos, un 33,2% frente al 37,8% que tenía. El PSOE remontaría 1,6 puntos y recortaría las diferencias con Unidos-Podemos. Mientras que Podemos y Ciudadanos están prácticamente estancados y marcan una mínima línea descendente de 1 décima en el caso de la formación morada y 4 décimas en la naranja.
Sin embargo, lo más significativo de esta encuesta respecto a las formaciones políticas es la valoración de sus líderes. De las principales formaciones no aprueba ninguno, Pablo Iglesias es el peor valorado (2,87), seguido de Rajoy (3,10), Rivera (3,56) y Javier Fernández (4,12)
Joan Baldoví, el diputado y portavoz de Compromís es el Congreso de los Diputados (junto con Xavier Domenèch, de Catalunya en Comú) es, con 4,22 puntos el mejor valorado. No es casualidad. Baldoví fue uno de los firmantes del manifiesto “Por un Gobierno de Progreso. Por un acuerdo PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos” y una de las voces más activas y consecuentes, en el Parlamento y en los medios de comunicación, defendiendo la unidad de las fuerzas progresistas que habrían de ponerse de acuerdo para dar una alternativa al gobierno del PP.
Las encuestas dicen, y los ciudadanos valoran, que la mayoría social sigue apostando por las fuerzas de cambio y progreso. Sin embargo, las dos principales fuerzas de la izquierda, enfrascadas en sus propias contradicciones y divisiones internas, bloquean, en los hechos no sólo una alternativa de cambio progresista, sino que se aborden los grandes problemas y nuevos retos a los que nos enfrentamos a las puertas de un nuevo orden mundial revolucionado por la llegada de Trump al frente del Imperio, el “Brexit” y las fracturas en la Unión Europea o el avance de las fuerzas de la ultraderecha y centrífugas en Europa.
No hay tiempo que perder para abordar los problemas de la soberanía nacional, cuando desde Washington se nos exigen nuevas contribuciones de guerra bajo la bandera de la lucha contra el “terrorismo de ISIS”, y ante la nueva situación de la Unión Europea.
Para afrontar la unidad frente a los problemas de fragmentación. En los que la izquierda tenemos que levantar con firmeza los principios de solidaridad y unidad de todo el pueblo de las nacionalidades y regiones de España para hacer frente a quienes quieren dividirnos para recortarnos y utilizarnos mejor para sus intereses de dominio y explotación.
Para dar solución a un mercado laboral cada vez más precario y a la reforma laboral que desde el FMI, Bruselas o la oligarquía del Ibex-35 se empeñan en mantener y profundizar por encima de todo. La principal preocupación de los españoles sigue siendo, como refleja la encuesta del CIS, el paro, y podríamos añadir la precariedad laboral y salarial.
Para ofrecer una alternativa sólida y de futuro al problema de las pensiones, atacadas a cada momento con nuevas noticias amenazantes mientras se eternizan las posibles soluciones entre los vericuetos de las comisiones “de estudio”. La última la noticia de que este año el déficit de la Seguridad Social se irá a los 20.000 millones de euros y que se mantendrá esa especie de “subida de congelación” del 0,25 de Rajoy hasta al menos 2022.
O para abordar a fondo una reforma energética que ponga fin a los desmanes de esas eléctricas, con sus principales accionistas fuera de España, que nos atracan un mes sí y otro también. ¿No es llegado el momento de una reforma integral de la energía que aborde las renovables, la investigación de nuevas energías y la nacionalización de los monopolios energéticos?
Y así otros problemas fundamentales como una reforma fiscal verdaderamente progresiva, el Sistema Sanitario y Educativo, etc.
Cada día que pasa sin abordar estas cuestiones no sólo se está dañando al país y a la inmensa mayoría de sus ciudadanos, sino que se le da tiempo a los enemigos del pueblo para que se fortalezcan, mientras nosotros nos debilitamos.
Los tres meses de un gobierno en minoría demuestran que sí se puede trabajar por abrir otro camino al gobierno del PP. Pero eso sólo es posible si las fuerzas políticas que concentran los votos de la mayoría social de cambio y progreso trabajan por la unidad y se sientan a abordar estos retos y encontrar soluciones.