Según la última encuesta de Estructura Salarial del INE, el sueldo medio más frecuente no es ni mileurista: 987 euros netos al mes.
La riqueza producida en nuestro país está aumentando al ritmo del 3% anual y los beneficios empresariales, del Ibex-35 y las grandes empresas sobre todo, se disparan al 6%. Y sin embargo, el sueldo de la mayoría de los asalariados no llega a los “soñados” mil euros al mes y cada vez hay más trabajadores que ganan un sueldo por debajo del Salario Mínimo Interprofesional. El abismo se profundiza entre una minoría que acapara gran parte de la riqueza que se crea y una inmensa mayoría que ven disminuir mes a mes su poder adquisitivo.
Un informe del sindicato UGT, a partir de los datos del INE, fija en el 35% de los trabajadores -unos 6 millones- el número de trabajadores que no llegan al Salario Mínimo, situado en 707,7 euros en 2017. La situación se agrava para las mujeres, que cobran de media salarios un 23% más bajos que los hombres. Y es de escándalo en el caso de los jóvenes menores de 25 años que se incorporan al mercado laboral. Castigados especialmente por la jornada a tiempo parcial involuntaria, cobran un sueldo medio de 5.757 euros al mes, según un estudio sindical presentado con motivo del Día Internacional de la Juventud el año pasado.
Los sindicatos piden ya una subida de salarios, frente a una gran patronal reticente a subidas significativas y un gobierno que, por un lado defiende el mantenimiento de la reforma laboral, con el apoyo de Bruselas y el FMI, y por otro tiene a la ministra de Empleo, Fátima Báñez diciendo que “ya es hora de una subida de salarios que acompañe a la recuperación”.
Cualquier acuerdo salarial tiene un problema de fondo: la reforma laboral vigente, responsable de la caída de los salarios y de la dificultad para la subida salarial en los convenios. Unai Sordo (nuevo secretario general de CCOO) y Pepe Álvarez (UGT) han puesto el dedo en la llaga. Incluso el Banco Central Europeo ha reconocido, no sin una gran ración de cinismo, que los cambios estructurales de la reforma laboral han causado un “efecto perverso” en los salarios.
¿Por qué Bañez que mantiene la reforma laboral de “efectos perversos” sobre los salarios pide ahora una subida salarial? Sin duda temen la irrupción de la clase obrera cuando el gobierno tiene una situación de debilidad.
La situación salarial de la inmensa mayoría de los trabajadores es inaceptable. Y sin embargo hay una correlación de fuerzas favorable a las fuerzas de “cambio”. ¿No es el momento de impulsar, con los sindicatos a la cabeza, una fuerte movilización por los salarios? ¿No deben las llamadas “fuerzas de cambio” ponerse de acuerdo para derogar, o cambiar, la reforma laboral e impulsar una recuperación general de los salarios?
Subir los salarios ya recuperando la pérdida del poder adquisitivo es una urgente necesidad.