Ricardo García Zaldivar es presidente de Attac-España. Con él analizamos las primeras medidas del gobierno de Rajoy, y la necesidad de enfrentar a sus recortes y ajustes una amplia unidad.
¿Cómo valora las medidas resultantes del consejo de ministros?Son medidas con el talante del PP, con muchas ambigüedades y alguna buena noticia que puede suponer un avance, pero en general no hay sorpresas. Creemos que estas medidas no van a favorecer la reactivación de la economía, si no que van a incrementar las desigualdades aún más. Porque reducen la capacidad adquisitiva de los ciudadanos que viven de un salario o una pensión y no toca para nada el mundo financiero, y a todo aquel que practica el deporte nacional de la especulación. Estamos viendo en qué se concretan sus palabras, que a veces pueden parecer engañosas.
¿Se pueden resumir todas las medidas en un mayor trasvase de rentas de los trabajadores al capital?Sí. El tema es la apropiación de la riqueza, porque muchas veces se confunde creación con apropiación de riqueza. La deriva que se ha producido en el sistema económico, en las últimas décadas, ha consistido en que el sector financiero acumule un poder enorme y absorbiendo parte de la riqueza que se creaba en los territorios. Y esas formas de apropiación son las que nos han llevado hasta aquí.Para hacer frente a unos problemas de tesorería ahora incumplen una promesa electoral, como que no iban a tocar los impuestos. Nosotros no vamos a criticar que se toquen los impuestos, porque pensamos que son el elemento primordial del sistema democrático, lo que pasa es que se tocan sin agredir a las finanzas. Y mientras no se toque al sector financiero, que es el que se está apropiando de forma descarada de la riqueza, la salida a la crisis caerá sobre los asalariados, que dentro de la sociedad son lo que, por otra parte, todavía conservan su trabajo. «La subida de impuestos que se nos vende como solidaria es un engaño».Esto es lo que estamos intentando hacer llegar a los ciudadanos que ven bien la subida de impuestos.
En los hechos, como hemos comentado en otras entrevistas con ATTAC, es un camino contrario al que siguen la mayoría de países del planeta…Esto es lo que se está imponiendo por parte de la Troika – la Comisión Europea, el FMI y el BCE – que está dictando qué es lo que tienen que hacer los gobiernos. Y ese trabajar al dictado es un error muy gordo, porque lo que necesita España, y el resto de países en una situación delicada, no es austeridad. No hablamos por supuesto de América Latina, porque no todo el mundo está en crisis, aunque tienen problemas porque tienen que vender a los países ricos.A lo mejor nosotros podemos ser sospechosos de querer la transformación social, pero economistas como Krugman o Stiglitz son profesionales reputados con una gran capacidad de análisis que están permanentemente diciendo que esto es una equivocación, porque produce que la demanda agregada de la que hablaba Keynes se siga deprimiendo.Para los gobiernos es más sencillo pedirle dinero a estas grandes riquezas acumuladas que aplicarles impuestos. Los que en estos momentos defienden medidas económicas en la línea de la Troika, lo hacen porque ellos mismos están dentro de ese proceso y participan de esos intereses.
Podemos decir que están claros los intereses que hay detrás de este gobierno, ¿no?, no hay más que ver el sello de fidelidades norteamericanas…Esto enlaza con lo que decía al principio. No es una sorpresa. Sabíamos que el cambio de un gobierno socialdemócrata de nombre, pero que estaba aplicando políticas neoliberales, a un gobierno conservador iba a implicar medidas como las que hemos visto en EEUU. Cuando estaba Bush en el poder Paulson entraba y salía de Goldman Sachs desde la Secretaría de Estado. «Y esto es lo que en los últimos 30 años ha pasado en la connivencia de la política con la gran banca.» Ese es el gran núcleo de poder. Y esto es lo que aquí vamos a ver de forma constante en los próximos años.
¿Podemos esperar mayor dureza contra los movimientos sociales desde el Ministerio del Interior, con Jorge Fernández Díaz a la cabeza?Sí, totalmente. Claro, si se aplica mano dura, la calle puede retroceder o entrar en procesos de radicalización que hace muchos años que no conocemos en este país. Lo que está ocurriendo en Grecia nos da pistas de como las cosas no van a ser de juego de salón, como prácticamente han sido en la etapa socialista, sino que se corresponderán con una mayor polarización de la sociedad. Las respuestas sociales se producen siempre de forma imprevista, igual que nadie podía prever lo que ha pasado con el 15-M. Lo que si que es previsible es que el poder del orden público aplique el principio de autoridad de forma contundente e implique una mayor polarización de los colectivos, de un lado y del otro.
¿No se debe trabajar porque el 90% de la sociedad esté representada en un Frente Amplio de Unidad fre nte a los re c o rtes?Sí, esa es la tarea pendiente. Lo que pasa es que la situación política, debido a los años de bipartidismo, va a retrasar un poco este proceso. Ahora mismo en la sociedad hay todavía una escasa politización.Hay una parte de la sociedad que no está movilizada y quiere que le solucionen las cosas, y no ha pasado suficiente tiempo como para que sean conscientes de que unos se apropian de la riqueza que produce el resto. En esta confrontación la correlación de fuerzas es muy desfavorable a que se hagan de otra forma las cosas.
Pero más que culpa de los de abajo, ¿no es culpa de los de arriba, incluyendo a las direcciones de las organizaciones que son los que han dificultado la alternativa, y, en definitiva, que sea posible una gran unidad?Sí, lo que pasa es que no creo que haya que dar tanto protagonismo a estas organizaciones, porque han estado en connivencia con el poder, y me refiero a las cúpulas sindicales. Y no les doy importancia porque realmente tampoco ha habido tanta presión por parte de los ciudadanos y de las bases de esas organizaciones. Yo estoy en contra de que se diga que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, pero sí que hemos vivido en una situación de aparente bonanza, en la que no existía esta urgencia de contrarrestar la fuerza de los que se apropian de la riqueza. Ahora esas condiciones han cambiado y esas cúpulas serán sustituidas.Cuando la base presiona y lo hace de forma importante las cosas cambian. «Cuando la gente salió a la calle porque estaba en contra de la Guerra de Irak, no importó lo que dijeran las cúpulas», porque la gente estaba en contra. Si las bases presionan, las organizaciones cambian. Ésta es la razón por la que dedico toda mi energía a los movimientos sociales.
Lo que está claro es que la transformación tiene que venir desde abajo…Sí, porque si no ocurre esto, los que vengan después harán lo mismo. No es un problema de personas sino de dinámicas sociales, y de presión. Esto sirve para la cúpula de un partido o para el gobierno. Es necesaria una tensión entre la gente de la calle y quienes toman las decisiones.