Escalada de agresiones y crímenes de odio

Todos contra las manadas homófobas y fascistas

Varias agresiones homófobas en los últimos días -en Madrid, Toledo y Melilla- evidencian una escalada de agresiones y crímenes de odio, alimentada por los discursos de la ultraderecha.

La homofobia fascista ha perpetrado en pocas horas tres nuevas y cobardes agresiones en Madrid, Toledo y Melilla. Ante el auge de delitos y agresiones de odio, llevadas a cabo por «manadas» y grupos reunidos para ese propósito, no cabe otra cosa que la más enérgica repulsa, y la exigencia a autoridades y Fuerzas de Seguridad en que pongan todos los medios en encontrar y apresar a los responsables, contra los que debe caer todo el peso de la Ley.

En el barrio de Malasaña (Madrid), ocho encapuchados asaltaron, a plena luz del día (17:00) de la tarde del domingo a un joven de 20 años en el portal de su casa. Los agresores, vestidos con sudaderas negras con capuchas, le agredieron mientras proferían insultos como «maricón de mierda», «asqueroso», «comemierdas» o «anticristo». Con un arma blanca, le rajaron un labio y le desnudaron de cintura para abajo, grabando después la palabra «maricón» con el cuchillo en el glúteo de la víctima.

Colectivos como COGAM (Colectivo de Gays, Lesbianas, Transexuales y Bisexuales de Madrid) y KifKif han convocado una manifestación este sábado 11 de septiembre a las 19 horas en la Puerta del Sol de Madrid en repulsa de las últimas agresiones homófobas que se han registrado. «Invitamos a todas las entidades LGTBI y a toda la ciudadanía a unirse. Sábado 11, 19h, Sol. ‘Nos están matando!».

Cartel de la convocatoria de COGAM y KifKif a la Concentración de repulsa por la grave agresión homófoba en Malasaña

Porque la de Madrid no ha sido la única. El mismo domingo, tuvo lugar otra agresión homófoba en las fiestas patronales de Velada (Toledo), una localidad de 2.800 habitantes situada en la comarca de Talavera de la Reina. Un joven disfrutaba con sus amigos en un botellón, cuando fue increpado por una chica de un grupo vecino, que le dijo que «iba perdiendo aceite». La presunta agresora continuó molestando al joven llamándole «maricón», aunque este intentaba retomar su camino ante la incredulidad de aquellos ataques verbales. Acto seguido, uno de los asistentes al botellón le pegó un puñetazo que acabó tirándolo al suelo, dejándole la cara hinchada y el ojo ensangrentado.

El 28 de agosto tuvo lugar en Melilla una agresión con doble agravante de odio. Un joven marroquí residente en Melilla fue atacado, al mismo tiempo, por su condición de homosexual y musulmán. En la denuncia, la víctima cuenta que se encontraba sentado en el banco, cuando un hombre que estaba situado enfrente empezó a mirarlo «con desprecio» y, a continuación, empezó a proferir gritos contra su condición de gay. «Dios va a quemarte, maricón»; «Hijo de puta, te han dado muchos derechos aquí, maricón: este es territorio es musulmán», «Mereces la muerte por los pecados», o «Dios te va a mandar al infierno».

En Castellón, en la noche del sábado 4, un hombre armado con una pistola sacó el arma para interrumpir un acto feminista que se desarrollaba en plena calle y amenazar a los participantes. Aunque la Policía identificó al agresor, no se lo llevaron detenido al resultar el arma falsa, de balines.

La ultraderecha apunta, los grupos fascistas agreden

Los delitos de odio de diferente tipo crecieron casi un 10% en el primer semestre de 2021. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad registraron hasta junio unos 610 casos (un 9% más con respecto al año prepandémico): en su mayoría fueron por racismo, ideología y orientación sexual.

La xenofobia y la homofobia ocupan el primer lugar en el auge de estos crímenes de odio. En lo que llevamos de 2021, según los últimos datos de Interior, los delitos de odio relacionados con el racismo y la xenofobia crecieron un 20,9% en comparación con el año anterior. También han aumentado las agresiones homófobas: el año pasado hubo un repunte del 40%.

Algunas de estas agresiones, como la de Samuel Luiz en Coruña o la de Younes Bilal en Mazarrón, acabaron en asesinato.

Esta escalada, tan evidente como tangible, no es una suma de «casos aislados». Tiene su clarísimo orígen en los climas de odio, homofobia y xenofobia fascistas alimentados por la ultraderecha de Vox.

Una ultraderecha que señala y marca a los colectivos a perseguir, a la espera de que otros -sean grupos organizados o individuos desequilibrados- transformen sus consignas en acción, transformen sus delirios fascistas en actos criminales. Cuando Espinosa de los Monteros dice que «el problema es que hemos pasado de pegar palizas a homosexuales, a que ahora estos colectivos impongan su ley», el problema no solo es que le traicione el subconsciente al usar la primera persona del plural («hemos pasado de dar palizas…»), sino que está diciendo -entre líneas- : qué buenos los viejos tiempos, cuando se podía pegar a los maricones, y era políticamente correcto.

Cuando un partido como Vox no deja de hablar de «los españoles primero», «invasión», «pagas a los menas» y otras mentiras demagógicas destinadas a envenenar las conciencias de los sectores más empobrecidos de las clases populares, está poniendo una diana en un blanco. O en este caso, en un migrante. Y lo mismo cuando arremeten contra «feminazis» o «guarros».

Medidas contundentes

La homofobia, al igual que el racismo y la xenofobia, y el odio fascista que las alimenta en todas sus manifestaciones, deben ser combatidos sin descanso. Las bandas fascistas y todo su entramado -ideológico, económico y criminal- deben ser perseguidas, desarticuladas y disueltas. Los autores deben ser condenados con todo el peso de la ley.

La mayoría social española -como ya se ha demostrado mil veces con las multitudinarias manifestaciones denunciando el crimen homófobo de Samuel o la violación en grupo de «La Manada» de los Sanfermines- rechaza tajantemente las agresiones y crímenes de odio, y reclama que jueces, fiscales y Fuerzas de Seguridad tomen medidas contundentes y hagan caer condenas ejemplarizantes a los autores de estas agresiones.