En las condiciones que ha deparado el 20-D, la mejor opción y la que se corresponde con el sentido de la mayoría de los votos -de los 16,5 millones de votos que de una u otra manera votaron por un cambio, contra los recortes o por la regeneración democrática- es la de un gobierno de unidad contra los recortes.
Un gobierno fruto del acuerdo entre PSOE, Podemos, Ciudadanos e IU, con un programa en el sentido en el que el propio manifiesto “Necesitamos otro gobierno” reclama: para hacer políticas económicas y sociales progresistas y favorables a las necesidades populares, para realizar reformas que signifiquen un aumento de la democracia y las libertades y para defender la soberanía nacional frente a los poderes económicos y financieros internacionales que desprecian e ignoran los derechos del Pueblo.
Un gobierno así es posible. Y no lo decimos nosotros, también lo dicen ellos. The Wall Street Journal, uno de los principales portavoces de los grandes nódulos de la burguesía norteamericana, viene advirtiendo que “la peor posibilidad para un gobierno resultante tras las elecciones en España sería que Ciudadanos formase un bloque con Podemos y el PSOE, lo que provocaría una alarma en los mercados internacionales”.
Si para ellos -la oligarquía y las grandes potencias mundiales- tal gobierno es un problema o un obstáculo para sus planes de saqueo e intervención sobre España, para nosotros -las clases populares- es una oportunidad de crear un marco más favorable para que avancen nuestras demandas.
Conocemos el carácter de las fuerzas que necesariamente deben encabezarlo. El PSOE ha sido la “pata izquierda” del bipartidismo hegemonista y oligárquico. Podemos ha “recortado” su programa para remarcar que “debemos pagar la deuda”, o establecer no ya que “la OTAN y el euro son ineludibles”, sino incluso proponiendo como futuro ministro de Defensa a un ex jefe del JEMAD escandalosamente pronorteamericano. Y Ciudadanos ha incorporado a su programa numerosas medidas que sólo pueden contentar al IBEX 35.
Pero mucho más allá del carácter de estas fuerzas -ante el que debemos prevernirnos- o de sus direcciones y programas, sus votantes y bases se posicionan claramente contra los recortes y por un cambio real. Lo que generaría fisuras y dificultades para ellos, y mejores condiciones para la acumulación de fuerzas en el seno del pueblo contra su proyecto.
Tiene razón el manifiesto: necesitamos este otro gobierno.