La amistad viril de dos hombres en un Buenos Aires de gimnasios, garitos y tugurios, convierte a esta novela de Luis Gusmán en literatura a contracorriente
Luis Gusmán (Buenos Aires, 1944) es una auténtica leyenda de la literatura argentina del último medio siglo. Su irrupción en la vida literaria no pudo ser más explosiva. Gusmán, que había fundado junto a Olwaldo Lamborghini y Germán Sánchez la revista vanguardista Conjetural, publicó en 1973 El frasquito, novela de ruptura, con un prólogo de Ricardo Piglia. El escándalo que acompañó a su publicación hizo que su fama corriera como la pólvora… hasta que en 1976, con la dictadura militar, fue prohibido. Con el tiempo, El frasquito se convertiría en una referencia mítica y un libro de culto, que periódicamente resucita y se reedita en Argentina.
Desde entonces a hoy, Gusmán ha desarrollado una carrera literaria intensa, pero intermitente, en la que se han ido intercalando novelas, libros de relatos y ensayos literarios, amén de otros textos sobre psicoanálisis, que es la profesión que Luis Gusmán ejerce, incluso hoy, a sus 76 años. Muchas de sus novelas han sido éxitos literarios importantes en Argentina, y entre ellas cabría destacar Brillos (1975), En el corazón de junio (1983), La rueda de Virgilio (1989), Villa (1996, publicada en España en 2019), El peletero (2007), Hasta que te conocí (2015) y, por supuesto, Tennessee (1997), que acaba de publicar en España la editorial valenciana Contrabando, y que junto a Villa son la puerta de entrada de la obra de Gusmán en España, donde resulta un poco desconcertante que haya estado ausente hasta el día de hoy.
A diferencia de Villa, que es una clásica “novela de personaje”, narrada en primera persona y ambientada en la Argentina previa al golpe militar, apoyada por tanto en ese sólido y reconocible contexto histórico, Tennessee es una novela que se cimenta básicamente en la relación entre dos hombres en un Buenos Aires destartalado de los bajos fondos, muy alejado de cualquier imagen de postal o monumentalidad.
Walensky y Smith, ex-levantadores de pesas, dobles de acción en películas de bajo presupuesto (cuando las lesiones les apartan de las pesas), y supervivientes de los ambientes más patibularios de un Buenos Aires herrumbroso y delictivo, son los “antihéroes” de los que Gusmán se vale para construir una intensa narración llena de sorprendentes meandros y escenas de alta tensión. En una ciudad plagada de gimnasios en ruinas, hoteluchos desvencijados y garitos ilegales de mala muerte, estos dos “rara avis” deberán hacer frente a un embrollo digno de la serie noir.
Sin embargo, Gusmán no se deja absorber por los vericuetos de esa trama, llena de malentendidos, falsedades y zonas oscuras, sino que, poco a poco, va a ir desembarazándose de la intriga para privilegiar el tema de la amistad, de la amistad profunda y verdadera, y cómo puede ésta llegar a prevalecer sobre las heridas no resueltas del pasado, consiguiendo humanizar a los dos luchadores e, inscribiéndolos, de alguna forma, en la tradición tragicómica de los grandes tándem literarios: Bouvard y Pécuchet, Vladimir y Estragón o Don Quijote y Sancho.
Narrada con un estilo sobrio, seco, duro, casi telegráfico, la Tennessee ahora editada en España es el resultado de un proceso de elaboración narrativa que ha pasado varias etapas: inicialmente fue un cuento, donde los personajes ni siquiera se llamaban todavía Walenski y Smith, luego pasó a guion cinematográfico de una película que lleva por título Sotto Voce, dirigida en 1996 por Mario Levin, a continuación apareció como novela en 1997 en una edición de Alfaguara en Argentina, y muchos años después se reeditó en Clubcinco editores con unas 50 páginas menos. Esa es la versión que ahora ha llegado a España. Una versión concentrada, depurada, de una intensidad extrema, con un lenguaje afilado y tenso, concorde con los personajes y con el espíritu del libro.
Sobre Tennessee, la crítica argentina ha sido unánime: “Tennessee es de esas novelas impostergables, de esas que uno recomendaría a cualquier lector, de esas que, cuando terminan, nos provocan una sensación de tristeza y nos hacen volver de inmediato unas páginas atrás para releer algunos pasajes” (Adriana Santa Cruz). “Tennessee, de Luis Gusman, es una novela corta, de capítulos breves y escritura directa y dinámica. Tiene atmósferas de novela negra, intriga y suspense de policial y la dureza del realismo crudo. La arquitectura de la trama es atrapante y su lectura adictiva” (Wenceslao Bottaro). “Esta bellísima historia contada sobria y acertadamente por Luis Gusmán (…) reinstala en la literatura argentina el viejo tema de la amistad viril, aquella que alguna vez hizo sentenciar a Borges, en frase que el libro recuerda: «Los argentinos están mejor dotados para la amistad que para el amor o el parentesco” (María Esther de Miguel).
El título de Tennessee está bien justificado y viene muy al caso. Smith llegó a ser allí medalla olímpica en la competición de levantamiento de pesas. Es el ingrediente mítico de su pasado, el recuerdo que hace que su vida, que poco a poco se hunde en el abismo, mantenga la ilusión y la esperanza. Volver a Tennesse es recuperar el instante de gloria que luego la vida le ha negado.
Tennessee es una pequeña novela grande. Por debajo de su apariencia negra, turbia y aun trágica, respira un viento de humanidad fuerte y vigoroso.
Sus escasa 140 páginas, llenas de furia e inteligencia, son un oasis para el lector que anhele huir de la retórica y pesadez de los best seller en cinco tomos y mil páginas por volumen. Aire denso pero limpio. Literatura.