Avanzan en la UEFA y la FIFA las posiciones que exigen expulsar a Israel

Tarjeta roja para los genocidas

La UEFA mantiene intensas deliberaciones en torno a la suspensión o expulsión de Israel de sus competiciones deportivas, como castigo a sus atroces crímenes genocidas en Gaza.

Tras las protestas -mundialmente televisadas- durante la Vuelta Ciclista a España y la cascada de países que han decidido que sus televisiones no participarán en el Festival de Eurovisión si lo hace Israel, ahora puede ser el turno del mundo del fútbol para enseñar la tarjeta roja al genocidio en Gaza y a sus perpetradores.

La Federación Internacional de Fútbol (FIFA) y especialmente su filial europea, la UEFA, están inmersa en intensas deliberaciones en torno a la suspensión o expulsión de Israel de sus competiciones deportivas, como castigo a sus atroces crímenes de guerra en la Franja, de la misma manera que se hizo -de manera inmediata, por consenso casi absoluto- con Rusia a los pocos días de consumarse la invasión de Ucrania.

La UEFA -federación donde juega Israel y sus equipos profesionales- está avanzando hacia una votación para suspender a este país. Esta medida impediría que las selecciones nacionales y de clubes israelíes, como el Maccabi de Tel Aviv, participen en competiciones internacionales, incluido el Mundial del próximo año.

Esta medida está impulsada especialmente por Qatar -cuyo patrocino económico de las competiciones UEFA y de muchos clubes europeos ejerce una poderosa influencia-, pero también por importantes federaciones europeas, entre ellas la italiana y la española, o una carta conjunta de varios clubes irlandeses.

También se han hecho públicas las declaraciones de enojo de clubes, entrenadores y jugadores europeos por tener que competir contra equipos israelíes, entre ellos figuras del fútbol continental como Eric Cantona (ex-Manchester United) o Mohamed Salah (jugador del Liverpool). Carteles como «Show Israel the red card» («Enseñemos a Israel la tarjeta roja») en estadios como el del Celtic y protestas las hinchadas se están haciendo cada vez más numerosas en los recintos del fútbol.

La mayoría de los 20 miembros votantes del Comité Ejecutivo de la UEFA aparentemente apoyan la medida, con tan solo 2 o 3 países (Alemania, Países Bajos) en contra de la suspensión o expulsión de Israel.

Israel y sus lobbies están haciendo un denodado esfuerzo por impedir y sabotear las votaciones, con argumentos como que «el fútbol no debe castigar a los jugadores por acciones gubernamentales», ocultando que la participación de Israel en competiciones deportivas -y el fútbol y el baloncesto de manera notable- forma parte de una estrategia global, llamada «Hasbara» que busca blanquear la imagen del Estado de Israel.

Hasta ahora, la UEFA y su presidente Aleksander Ceferin han defendido la no sanción de Israel, aprobando en cambio carteles anti-guerra en la Supercopa («Stop killing children — stop killing civilians») exentos de sujeto. Aún más resistencia existe entre la dirigencia que rige el fútbol mundial, la FIFA, debido a las estrechas relaciones entre su presidente Gianni Infantino, y Donald Trump.

Sin embargo, el clamor que exige sacar la tarjeta roja a los genocidas de Gaza -como se le sacó a la Rusia de Putin- va a más y más.