El gobierno acaba de aprobar por Decreto Ley una subida del Salario Mínimo Interprofesional del 8%, pasará de los actuales 655,20 euros al mes a 707,60 euros; 52,40 euros más al mes a partir de enero de 2017. Con esta decisión Rajoy sortea las exigencias sindicales y se asegura el apoyo del PSOE al techo de gasto y a los objetivos de déficit de los presupuestos.
Para la mayoría de los sindicatos es una subida insuficiente. CCOO y UGT están exigiendo una subida progresiva a lo largo de toda la legislatura: 800 euros en 2017 y llegar al 60% del salario medio en 2020, unos 950 euros. Y por eso mantendrán las movilizaciones convocadas para el 15 y 18 de diciembre.
Más de 5,5 millones de trabajadores, el 35% de los asalariados, cobran salarios por debajo del salario mínimo y así seguirá siendo. También para la inmensa mayoría de los nuevos contratados, ya que el 96% de los contratos que se firman son temporales y la mayor parte a tiempo parcial, gracias a la aplicación de la reforma laboral. En estos casos el sueldo mínimo a cobrar será proporcional a las horas contratadas. Es decir, para una jornada de cuatro horas, el Salario Mínimo será de unos 353 euros, apenas 27 euros más de lo que están cobrando con el SMI actual.
La subida del 8% del SMI es insuficiente porque apenas va a mejorar los salarios de miseria de millones de trabajadores castigados por la precariedad y el subempleo potenciados por la reforma laboral. Pero no sólo, también porque tampoco tendrá incidencia en resolver en el verdadero problema de los salarios en España: el hundimiento general desde 2009. Y que como ha reconocido el INE, publicando un nuevo índice para medir los salarios, el Índice de Precios del Trabajo (IPT), los salarios se han hundido mucho más de lo que nos venían contando todos estos años con las estadísticas oficiales.
Oficialmente se reconoce ahora una caída del 10% del poder adquisitivo. La realidad que apuntalan muchos estudios independientes, es que los trabajadores hemos perdido de media un 25% del salario real. Un objetivo programado desde que en diciembre de 2009 uno de los gurús económicos de Obama, el economista Paul Krugman, dijera en su columna del New York Times que “los españoles deberán rebajar un 25% sus salarios si quieren salir de la crisis y acabar con el paro”. Un objetivo al que han contribuido decisivamente las reformas laborales de Zapatero y fundamentalmente la de Rajoy. Gracias ellas el 60% de los asalariados, más de 10 millones de trabajadores, cobran menos de 1.000 euros al mes. El salario medio más frecuente es de 995 euros netos al mes. Y el de 3,6 millones apenas 350 euros mensuales.
Las concesiones parciales del nuevo gobierno de Rajoy son insuficientes, sí, y sólo pueden entenderse como un parche para que siga funcionando la precariedad.
No podremos salir de la crisis sin acabar con el saqueo de los salarios para mayor beneficio de grandes empresas y multinacionales y de las millonarias retribuciones de sus ejecutivos que cobran casi 100 veces el salario medio de sus empleados.
Una revalorización general de los salarios de la inmensa mayoría de los trabajadores que incremente el poder adquisitivo no sólo es de justicia para elevar su nivel de vida, sino que sería un poderoso motor de la reactivación económica al estimular la demanda interna.
Una alternativa que sólo puede venir de políticas de redistribución de la riqueza. Y en el caso de los salarios, de una redistribución salarial que no sólo imponga un salario mínimo sino un tope salarial máximo. Como se propone en el programa electoral de Recortes Cero – Grupo Verde: “Que nadie cobre menos de 1.000 euros netos al mes, imponiendo un tope para que nadie cobre más de 10.000”.