SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

‘Striptease’ del presidente: sedante para la opinión y aviso a navegantes

Mariano Rajoy Brey, exasperante ejemplo de indecisión según algunos personajes de la Corte de los Milagros madrileña, posee una férrea voluntad de poder. Ayer lo demostró colgando en internet sus declaraciones de renta desde el año 2003, cuando fue elegido para suceder a José María Aznar. Ahí están los datos sobre su patrimonio. Si alguien consigue demostrar, de manera fehaciente, que ha mentido al fisco, no le quedará otra opción que dimitir como presidente del Gobierno. Rajoy ha jugado fuerte. Se expone al voraz hormiguero de la red y juega con la iluminación. Traslúcido, intenta aplacar el malhumor social y envía una señal a sus adversarios emboscados en el PP -gente más rica-. Ahí tenéis el listón, les dice.En tiempos de la comunicación instantánea, la luz es arma de combate político. Un fogonazo puede hundir una reputación. Una inteligente iluminación indirecta que acentúe la sensación de transparencia e ingravidez puede constituir la más eficaz línea de defensa. Después de asegurarse el apoyo de Angela Merkel en la reunión de Berlín y tras un extenuante Consejo Europeo sobre el presupuesto comunitario del 2013, la Moncloa iluminó ayer, con algunos filtros de azul plateado (idóneos para el suspense de una noche invernal), el primer striptease fiscal de un líder de la derecha española. Rajoy intenta abrir un cortafuegos que le permita llegar sin agonías al debate sobre el estado de la nación del próximo 20 de febrero y envía una advertencia a algunas de las sombras que se mueven detrás del caso Bárcenas.Un profesional de la política se defiende. Sufrirá más arañazos, pero modifica el marco de la discusión. Exhibe su patrimonio de burgués de provincias y con su gesto emplaza a los patricios de la derecha madrileña que juegan a moverle la silla a que hagan pública la cuantía de sus bienes. Mensaje explícito a Esperanza Aguirre Gil de Biedma, condesa consorte de Murillo, estos días autoproclamada lideresa de la regeneración española. Y mensaje un poco más críptico a José María Aznar López, patrón de la FAES, conferenciante de lujo, consejero del magnate australiano Rupert Murdoch, asesor de la compañía eléctrica Endesa e indiscutible poder fáctico del PP. Tan fáctico, que se atribuyen automáticamente a Aznar todas las sombras chinescas que se mueven en la derecha española.Los italianos, muy familiarizados con el arte de la intriga, tienen dos nombres para referirse al sujeto o entidad que mueve los hilos en una situación conspirativa. Cuando el juego es muy enrevesado suele hablarse del Grande Vecchio. El Gran Anciano. Según algunas fuentes, se trata de una referencia cultista al Viejo de la Montaña, Hasan ibn Sabah, inspirador y jefe en el siglo XI de la secta islámica de los hashshashín (combatientes suicidas drogados con hachís, a su vez origen de la palabra asesino). Desde la fortaleza de Alamut, el Viejo de la Montaña aterrorizó a los gobernantes de lo que hoy conocemos como Siria e Irán. La segunda expresión también tiene alguna resonancia literaria. Il Burattinaio. El Titiritero. El que mueve los hilos. En su versión más amable, Geppetto, el viejo carpintero al que se le escapa la criatura (Pinocchio).Muchos cuadros del PP y no pocos observadores de la política madrileña han llegado estos días a la conclusión de que alguien está moviendo los hilos del caso Bárcenas para provocar la caída de Rajoy. Un escándalo teledirigido para propiciar una reestructuración general de la política española bajo un liderazgo fuerte, que afronte sin contemplaciones el problema de Catalunya y proceda a una enérgica reforma de la Constitución. Esta lectura cuenta con el atractivo de los grandes relatos conspirativos y apunta, inevitablemente, al expresidente Aznar. ¿Es el musculado Aznar el Grande Vecchio español? Su nombre no aparece en los papeles de Bárcenas, y el abogado y exdiputado del PP Jorge Trías Sagnier, principal valedor de la autenticidad de esos presuntos apuntes contables, es un activo colaborador de la fundación FAES. Hay algo que no encaja, sin embargo: el escándalo Bárcenas (22 millones en Suiza cuya procedencia nadie aún ha explicado) abolla la imagen del PP de los noventa, el PP de la turboeconomía. La era Aznar. Y de colaboradores de FAES los hay a centenares. ¿Es Aguirre Gil de Biedma la burattinaia? En círculos próximos a Rajoy están casi convencidos de que sí. El barcelonés Trias Sagnier ha sido amigo de Bárcenas y mantiene una muy buena relación con el entorno de Aguirre. (El exdiputado también es amigo de Baltasar Garzón y buen conocedor del régimen de Teodoro Obiang en Guinea Ecuatorial). A Aguirre le faltaron horas para invocar la regeneración de España, tras una tormentosa reunión de la ejecutiva del PP de Madrid, en la que se produjo un furibundo enfrentamiento entre la expresidenta y la alcaldesa Ana Botella, a propósito del accidente en el Madrid Arena y su gestión posterior. La relación de Aguirre con los Aznar no es hoy muy idílica. Están en juego el cuadro de mando del PP madrileño y los candidatos a la comunidad y a la alcaldía en las elecciones del 2015. Está en juego la morfología de la principal plaza de poder de la derecha española. ¿Grande Vecchio? ¿Titiritero o Titiritera? ¿Un complot para imponer un gobierno tecnocrático en España? Quizá todo sea más simple, sin dejar de ser enrevesado. Un lío madrileño. Ambiciones cruzadas, un hombre que no quiere ir a prisión, dos diarios en infinita competición, sobre un fondo de gran irritación social. Y Twitter. Mucho Twitter.