Los medios dominantes de comunicación en España se han lanzado a publicar seriales sobre la sostenibilidad del estado del bienestar. Aparecen sesudos artículos de los correspondientes expertos sobre la imposibilidad de mantener los avances sociales que se han conseguido en España en los campos de la sanidad y la educación, en las pensiones y en la atención a las personas dependientes. Su verdadero objetivo es crear un clima de opinión para que aceptemos el recorte. Porque lo que quieren es quitarnos un 25% de nuestro dinero para usarlo en la sostenibilidad de los beneficios de la banca, los monopolios y las castas, y en mantener en buen estado su bienestar.
El caso de la sanidad es aradigmático. Se critica el uso excesivo de las urgencias y de las visitas a los médicos en los centros de salud y se habla del copago, ocultando que lo grave es el gasto fijo importante, es decir, la compra por comunidades de las medicinas y del material sanitario, la inadecuada planificación nacional de la atención especializada y las limitaciones a las necesidades de personal sanitario por la fragmentación del sistema de salud pública en España. Lo mismo sucede con la educación, con la atención a la dependencia, con otros servicios públicos y gastos sociales. Sin embargo hay recursos económicos públicos. Pero el dinero público se ha usado y se usa para cubrir las deudas privadas de la banca, sus constructoras e inmobiliarias, y para mantener los beneficios de las grandes empresas que monopolizan el mercado, como las eléctricas, las operadoras de comunicaciones, las farmacéuticas… Desde luego que hay que reducir el gasto público y especialmente ahora en plena crisis un 20% sería muy oportuno. Pero ¿por qué no se reducen los gastos excesivos en todas las administraciones, se eliminan las duplicaciones existentes entre la administración central y las autonómicas, y se acaba con las redundancias administrativas en los servicios públicos como sanidad, educación, etc.? ¿Será para mantener a las castas burocráticas?