El Gobierno recorta 600 millones de ayuda al desarrollo

Solidarizarse en tiempos revueltos

Se acabaron las ilusiones. El Gobierno de Zapatero siempre ha mantenido, cara a la galerí­a, la misma cantinela. El mismo Zapatero y su vicepresidenta primera, Marí­a Teresa Fernández de la Vega, en Haití­ la última vez, antes en incontables ocasiones, prometieron: «mantener los niveles de cooperación. No (…) sacrificada por razones de la crisis, (…) sabemos que hay situaciones muy duras (…)». Pero donde antes dije digo, en crisis digo Diego. 600 millones de euros menos de ayuda a los más vulnerables que viven en los paí­ses más pobres. Solidaridad es recortar a los más ricos para ayudar a los más necesitados. También en tiempos revueltos.

600 millones de euros se ueden ahorrar empezando por eliminar los creados organismos autonómicos de ayuda al desarrollo que duplican y usurpan las funciones existentes en la administración central. 600 millones de euros se pueden ahorrar aumentando los impuestos sobre los escandalosos beneficios de los bancos. 600 millones de euros se pueden ahorrar con la propuesta de Ariane Arpa, directora general de Intermon Oxfam, a los países de la Unión Europea: “una Tasa a las Transacciones Financieras que grave con un 0,05% los movimientos de capitales, y que pongan en marcha medidas para castigar y evitar el agujero negro de la evasión fiscal a través de los paraísos fiscales. Ahí están los recursos para combatir la crisis y el déficit”. Obviamente las ONG han recibido el recorte como una “pésima noticia”. Como ha expresado Eduardo Sánchez, el presidente de la Coordinadora ONG para el Desarrollo: “La crisis no puede ser una excusa para incumplir la responsabilidad internacional con los más vulnerables”. A lo que ha añadido: “Es ahora cuando más sufren el impacto de una crisis que no han generado. Por primera vez en la historia se han superado los mil millones de personas con hambre”. Cuando están en peligro los beneficios de los bancos no sólo españoles, sino principalmente de los estadounidenses, alemanes y franceses, lo primero con lo que el Gobierno termina drásticamente es lo que antes se llamaba la caridad, es decir, las ayudas al desarrollo. Se llenan la boca de solidaridad pero sólo la tienen con los poderosos. Prometen a las ONG y cumplen con la banca. España puede desarrollar una política de desarrollo y cooperación aún en tiempos de crisis. Pero España debe ser independiente, tomar sus decisiones y decidir su propio destino.