La autonomía conquistada respecto a Washington ha permitido que Ecuador sea hoy un referente internacional. Se ha reducido la pobreza y el paro, es una de las economías más dinámicas del continente, y su peso internacional no cesa de crecer. Las lecciones que nos aporta la historia reciente de Ecuador son enseñanzas claves que podemos aplicar en España. La primera de ellas que ¡Sí se puede! cambiar radicalmente las cosas, con unidad y fuerza política organizada.
Hace unos meses, cuando visitó España, Rafael Correa declaró que “América Latina está viviendo un verdadero cambio de época. Lo que está sucediendo era impensable hace diez años cuando estábamos sometidos totalmente al paradigma neoliberal y venía el FMI y el Banco Mundial a decirnos qué hacer o no hacer. Ahora si una delegación del FMI aterriza en Ecuador con ínfulas de emperadores a decirnos qué hacer, por el mismo avión los regresamos, y nos va bastante bien”.La independencia es la claveEsta es la clave de todas las transformaciones que ha vivido Ecuador en los últimos siete años. Desde el primer momento, el gobierno de Rafael Correa tuvo muy claro que sólo liberándose del dominio norteamericano era posible construir un país mejor.«Desde que Ecuador ha empezado a soltar amarras respecto a Washington, ha emprendido un camino de crecimiento» Antes de 2.007, y por imposición del FMI, los gobiernos que antecedieron a Correa se habían visto obligados a promulgar y cumplir una ley (de Responsabilidad Fiscal) que impedía aumentar el presupuesto a un techo de 3,5% anual. Como consecuencia de esta normativa, se produjo la privatización de los servicios públicos.Otra política dictada por el FMI obligó a la constitución de un fondo que acaparaba los recursos económicos de los excedentes del petróleo, destinando el 80% al pago de la deuda externa y solo un 5% para salud y educación.La losa de la deuda y el control del capital extranjero sobre las riquezas nacionales, especialmente el petróleo, imponían un gigantesco saqueo, dócilmente ejecutado por gobiernos serviles a Washington.Desde el mismo momento de alcanzar el gobierno, el cambio fue “radical y profundo”, como prometió Correa en una campaña que le permitió conquistar la mayoría.En febrero de 2007, el ministro de economía Ricardo Patiño, cuando sólo llevaba un mes en el cargo, declaró: » Yo no tengo ninguna intención… de aceptar lo que algunos gobiernos en el pasado han aceptado: que el FMI nos diga qué hacer en la política económica. Eso nos parece inaceptable».La primera batalla se dirigió a terminar con el atraco de la deuda. El objetivo era limitar el pago de la deuda externa al 3% del PIB (entonces se pagaba el 6%), destinando ese dinero a gastos sociales.El gobierno de Correa promovió una auditoria oficial de la deuda, declarando “ilegítima” una buena parte de ella. Acogiéndose para ello a una figura legal reconocida por la justicia internacional, la “deuda odiosa”, aquella que ha sido impuesta en condiciones de indefensión para el deudor.El gobierno ecuatoriano se negó a pagar la deuda. Y ofreció a los acreedores recomprarla por el 30% de su valor. La firmeza del gobierno de Correa obligó a los grandes bancos extranjeros a aceptar este canje. Y Ecuador redujo el capital de su deuda en 2.000 millones, ahorrándose además 5.000 millones en el pago de intereses.Inmediatamente, se aprobó una reforma de la industria petrolera. En una entrevista, Correa declaró: “Muchos de los contratos de crudo son una verdadera trampa para el país. De cada cinco barriles de aceite que las multinacionales producen, ellos dejan uno para el Estado y toman cuatro… Eso es completamente inaceptable. Nosotros vamos a revisar y renegociar los contratos”.Se impusieron nuevas condiciones a los monopolios extranjeros, con el objetivo de que “Ecuador retome el control soberano de sus recursos”. Imponiendo que el 99% de las ganancias extraordinarias –entendidas tales como el diferencial entre el precio de mercado y el precio pactado por las compañías y el Estado- obtenidas por las empresas petroleras que operaban en el país, y no el 50% como hasta entonces, fuera a las arcas fiscales del Estado y el 1% restante se quedara en el bolsillo de aquellas en concepto de beneficios. Este aumento en el porcentaje de réditos de petróleo se invirtió en los programas sociales para los ecuatorianos.Además, el gobierno de Correa se negó a firmar el Tratado de Libre Comercio con EEUU, comprometido por anteriores gobiernos, y que habría permitido una penetración sin límites del capital norteamericano en la economía nacional.Y se negó a renovar el permiso a EEUU para utilizar la base militar de Manta, una de las principales en todo el continente, asumiendo el gobierno ecuatoriano el control de las instalaciones.Ha sido esta voluntad de independencia, ganando cuotas reales de autonomía respecto a Washington, la que ha permitido a Ecuador crecer y desarrollarse.Redistribuyendo la riquezaLa independencia es la inversión más rentable. Desde que Ecuador ha empezado a soltar amarras respecto a Washington, ha emprendido un camino de crecimiento.«Los estudiantes reciben atención médica, nutrición, uniformes y ordenadores portátiles» La riqueza que antes se llevaban los bancos y monopolios extranjeros, ahora se queda en Ecuador para desarrollar el país y mejorar la calidad de vida de la población.Desde 2.007, a pesar de que en el mundo desarrollado ha estallado la crisis más virulenta desde el crack del 29, Ecuador mantiene un crecimiento sostenido, con espectaculares subidas del PIB del 6,5% en 2.008 o el 7,8% en 2.011.Y de ese crecimiento se han beneficiado todos los ecuatorianos. Los índices de pobreza se han reducido desde el 36,7% al 25,3%, y la pobreza extrema desde el 16,5% al 9,4%. Alcanzandomínimos históricos. El coeficiente Gini, que mide la desigualdad, bajó del 0,53% al 0,47%. Al mismo tiempo, el paro se ha reducido a la mitad, y afecta solamente al 4% de la población.Esta reducción de la pobreza no ha sido casual.Una de las mayores bazas del mandato presidencial que explican la gran popularidad del presidente Correa ha sido el impulso a las políticas sociales redistributivas como el “Bono de Desarrollo Humano”, una renta mínima de 50 dólares mensuales para personas sin recursos que beneficia a más de 1,9 millones de ecuatorianos.Ecuador se ha convertido en el país con el mayor porcentaje de gasto público de la región que ha ido a parar sobre todo a infraestructura económica y social, incrementos salariales de los funcionarios, créditos a pequeños emprendedores y subsidios.Si comparamos los recortes en sanidad y educación que impone el FMI en España y la política de los gobiernos de Correa, la distancia es sideral.Entre 2.006 y 2.012, el presupuesto público destinado a sanidad se ha multiplicado por cuatro. Para aumentar la atención médica se ha duplicado las horas laborales y salarios de los médicos hasta alcanzar las 40 horas semanales. En la actualidad, el ministerio de Sanidad de Ecuador ofrece puestos de trabajo para los próximos años a miles de médicos españoles con un sueldo de 3.000 dólares mensuales.Y el gobierno ecuatoriano, junto al gobierno cubano, ha firmado un acuerdo para que la empresa pública Enfarma pueda producir medicamentos genéricos a bajo precio.La nueva Constitución ”blinda” la inversión pública en educación, obligando a los gobiernos a un incremento anual del 0,5% del PIB hasta alcanzar el 6% del PIB -es decir, por encima de la media de la UE- al cierre de 2013.Y este mandato se ha cumplido. La inversión en educación se incrementó del 2,5% del PIB en el 2006 al 5,5% al cierre del 2011 (presupuesto 2012). Hay estudiantes de todo el territorio nacional que han recibido atención médica, nutrición, uniformes y ordenadores portátiles.Gracias a la autonomía conquistada, en Ecuador se ha podido imponer una redistribución de la riqueza en beneficio de la inmensa mayoría. Lo que está reactivando la economía e impulsando el desarrollo.¿Por qué no podemos hacer lo mismo en España?