Movilizaciones en Chile

Silvia Aguilar (CUT)

Silvia Aguilar

La movilizaciones sociales y sindicales continúan en Chile. Son cuatro meses ya de manifestaciones y huelgas, y el movimiento no hace sino crecer y ampliarse. La mayor central sindical del paí­s ha unido sus reivindicaciones a las de los estudiantes, constituyendo un amplio frente de lucha a nivel nacional. Silvia Aguilar es vicepresidenta de la Central Unitaria de Trabajadores de Chile (www.cutchile.cl)

¿Cómo valoran la aceleración sin precedentes de las movilizaciones en Chile en los últimos cuatro meses?

Esto involucra veinte años de gobierno “democrático” y hoy día, tanto estudiantes como trabajadores, nos hastiamos de la política, y esta es una forma de cansancio, inseguridad, y de no ser escuchados.

Las movilizaciones se han extendido rápidamente a la mayoría de los sectores sociales. ¿Cuáles han sido las claves?

Nosotros empezamos a trabajar en las comunas, y creo que eso fue un punto esencial para que las comunidades se movilizasen. El descontento es muy grande, respecto al pago de la luz, del agua, de la subida de precios… y estas comunidades están hartas ya de tanta carestía y de vivir al día. Creo que eso marcó la diferencia, involucrar a tanta gente que hasta ahora no habían participado. Estos cuatro meses de movilizaciones se han llevado en un marco político-social, porque es toda la sociedad la que está descontenta. La integración de la comuna ha sido vital, que se sientan partícipes de esta rebeldía.

«Es la oportunidad para que se liquide la inequidad extrema que tenemos»

¿Cuáles son sus principales reivindicaciones?

Que cumplan su palabra. Las campañas de este gobierno fueron muchas y lo que nos encontramos cuando empezaron a gobernar es que se les habían olvidado todos los ofrecimientos que hicieron. Gobiernan para ellos mismos. No han cumplido sus promesas, sin embargo se pensó que dado que no han estado 50 años en el gobierno, para mantenerse, iban a cumplir su palabra.

Lamentablemente el gobierno se preparó para ganar pero no para gobernar. La gente que rodea en los ministerios no sabe cómo se hacer las cosas en el sector público porque están acostumbrados a mandar.

Como chileno uno puede ver que las arcas fiscales son millonarias, pero no se para qué siguen guardando la plata. El país ha crecido enormemente y tiene resguardos económicos fortísimos, y es la oportunidad para que se liquide la inequidad extrema que tenemos. Porque cada vez el rico es más rico, y el pobre más pobre.

¿Es, entonces, la redistribución de la riqueza uno de los centros de sus reivindicaciones?

Exactamente. Si hablamos del cambio tributario es porque los ricos deben pagar más impuestos. Aquí es al revés, los pobres son los que pagan más impuestos. Con la reforma tributaria queremos que se haga un equilibrio, que paguen los que se enriquecen, y no les saquen a los pobres lo que ganan día a día. Sinceramente, para lo que uno gana, que se tenga que entregar un 30% en impuestos…

«La única forma para hacer que todo cambie es cambiando los salarios»

¿Por qué exigen una nueva constitución?

La Constitución fue hecha en consulta en el años 80, pero cada gobierno la ha ido parcheando de acuerdo a su necesidad. Tenemos una Constitución que no sirve para cambiar el sistema electoral, para que el pueblo opine. Que todos los chilenos y chilenas tengamos derecho a opinar, y esa opinión sea valedera, no que cada gobierno la adapte a sus intereses políticos sin pensar en el país ni en la gente.

Pero más allá de lo tributario y de la Constitución, la única forma para hacer que todo cambie es cambiando los salarios. Este gobierno no lo piensa hacer, pero sabemos que todo lo que estamos luchando pasa porque los salarios mejores, porque es la única forma de acabar con la inequidad.

Se trata de cobrar un salario ético, algo que venimos exigiendo desde hace cuatro años. El propio Arzobispo de Chile dijo que 250 mil pesos (357 euros) sería lo mínimo que debería ganar cualquiera, pero hoy día estamos en 182 mil pesos (260 euros). Además, el Gobierno no da más de un 4% al año a los trabajadores del sector privado porque le cuida el bolsillo al empresariado.

Todos los países que crecen están basando su economía en la elevación de vida de la población, empezando por los salarios, para incentivar el consumo…

Es que un país que está boyante, económicamente hablando, debe pensar más en la gente. Hoy día sube todo pero los salarios están congelados. Nos gustaría que algunos de los parlamentarios vivieran un mes con el sueldo que gana un trabajador que trabaja más de 45 horas, porque aunque 40 horas es lo legal, con eso no se puede subsistir. Es inmoral que con la riqueza que hay se esté viendo como los trabajadores cada día se empobrecen más.

Como tampoco puede ser que los ricos estudien gratuitamente. El que no tenga que pueda estudiar, y el que tenga, que pague.

«Deberíamos estar unidos ante la necesidad de recuperar la independencia y la autonomía de nuestro país»

Pero es también una medida ante la crisis que revierte en beneficio del país en su conjunto, no solo en cada uno de sus ciudadanos…

Por supuesto la intención que uno tiene es paliar la crisis que viene, pero con este gobierno está muy difícil. Tenemos en contra que los trabajadores del sector privado no pueden salir a la calle a pelear por sus sueldos. La gente tiene miedo, les gustaría salir a la calle pero temen perder sus empleos, que son precarios, pero los tienen. Es difícil conseguir que la gente pierda el miedo porque nosotros velamos también porque conserven sus trabajos. El Gobierno y los empresarios saben que la gente no va a salir a la calle masivamente por lo que le corresponde mientras esto sea así.

Con toda la riqueza que tiene Chile hemos enfrentado dos crisis asiáticas y estamos en condiciones de hacerlo con esta. O sea que no les interesa que nada cambie.

¿Cómo actúan las viejas formas represivas ante el movimiento?

Pues no se hasta dónde vamos a llegar con este tema. La represión es muy grande y es muy complicado. No hay libertad de expresión y estamos sometidos constantemente al control policial. Exageran su jefatura y ante esto no hay mucho que podamos decir. La autoridad dice que actúan porque no hay más remedio, pero ha sido del todo exagerado, y no podemos hacer mucho al respecto, a parte de denunciarlo y seguir actuando en la calle, pese a que estamos pendientes de a quién le va a tocar la próxima vez.

Se está perdiendo el respeto a la autoridad porque ellos no respetan a las masas que salen pacíficamente a la calle a protestar. Salimos a pelear contra los reajustes en el sector público, incluso de las Fuerzas Armadas, porque ellos no pueden hacerlo. Por eso no entendemos la represión tan grande.

En todo el mundo la defensa de la soberanía nacional se ha convertido en una cuestión clave. ¿Lo es también para ustedes?

Es algo que siempre está presente. La lucha principal que hemos llevado ahora es lo que hace referencia a las pérdidas bursátiles provocadas por los especuladores, que afectan a las pensiones y a las AFP – Administradoras de Fondos de Pensiones – a las que pertenece la gente y donde tienen sus ahorros precarios para tener ni si quiera una pensión digna. Lo enfrentamos peleando con las autoridades para resguardar a la gente. Como sus bolsillos no se resienten…

Estamos convencidos de que las pensiones no deberían tocarse. Sin embargo lo estamos sufriendo, sobre todo con EEUU. Dicen que a la gente le faltan muchos años para jubilarse y que no tienen nada que perder, pero a la gente que se está dañando es a la que ya cumplió la edad, porque tal y como están, con enfermedades y en malas condiciones, se les dice que “si puede no se vaya”. Con la presión que tiene la gente y la precariedad que sufre debemos estar muy atentos a lo que haga el Gobierno.

En los últimos meses ha resurgido la figura de Salvador Allende y lo que supuso la intervención de EEUU en el golpe de estado. Ahora mismo la independencia política está en el centro del debate, y en Latinoamérica cada país es un peón importante para EEUU. ¿Cómo ven la situación?

Como trabajadores exigimos esa independencia porque estamos muy mal. En este momento no tenemos respaldo político ni si quiera de la oposición, porque están muy alejados de la necesidad de recuperar como país nuestros derechos y revivir lo que Salvador Allende quiso hacer y no se le permitió. Los políticos están con sus propios problemas de división interna y no han asumido que el gobierno se perdió, y que hay que estar atentos a lo que pasa a nivel mundial, sobre todo ante la presión de EEUU.

Tenemos una falla enorme porque los políticos no nos apoyan y están solo pendientes de sus alternativas internas. No podemos luchar juntos con ellos, sin embargo tienen una deuda enorme con nosotros, ya que estuvieron 20 años en el poder.

Deberíamos estar unidos ante la necesidad de recuperar la independencia y la autonomía de nuestro país, pero estamos muy alejados de eso.

«Mientras no cambiemos el modelo va a ser imposible librarse de EEUU»

En toda Latinoamérica avanzan los proyectos democráticos y populares, que aún con diferente signo político, reclaman la soberanía de sus países frente a EEUU. ¿Cómo valoran el desarrollo de este nuevo papel de Latinoamérica?

Estamos atentos a ellos, y compartimos muchos de sus avances. También es un llamado del pueblo chileno. El problema es que estamos entrampados en un modelo neoliberal que no sirve, que fue muy cómodo para los gobiernos que tuvimos, y que empatiza con el actual gobierno con más razón.

Es una lucha muy grande para nosotros, porque mientras no cambiemos el modelo va a ser imposible librarse de EEUU.

¿Cuáles son los siguientes pasos que van a dar en las movilizaciones?

Hay muchas organizaciones complicadas con el Gobierno. Ahora estamos expectantes con los estudiantes, con los que nos reunimos hace pocos días, y estamos atentos a la decisión que van a tomar. Lo que no se ve es una salida al conflicto. Ahora vienen los reajustes en el sector público que van a traer unas movilizaciones imparables mientras el Gobierno no acabe con la brecha salarial que existe

¿Pero existe una voluntad de acción conjunta, de Frente Amplio?

Desde luego. En comienzo los estudiantes estaban solos, pero luego se unieron a la CUT, y tanto ellos como nosotros y las organizaciones sociales, estamos muy atentos al resto de problemas que existen en el país. Ahora no sabemos qué decisiones van a tomar. Estamos a la espera.




Hablando de España…

Durante el mes de agosto la mayor central sindical del país convocó una huelga de 48 horas, el mayor paro de la historia de Chile tras la dictadura. Más de 600 mil personas se manifestaron el segundo día de huelga (como 2 millones de personas en España). ¿El motivo?, la exigencia de una reforma tributaria y la convocatoria de un referéndum en torno a la Educación gratuita, la reforma laboral y tributaria, y una nueva Constitución.

El pasado 22 de septiembre la Federación de Estudiantes organizaron una manifestación a la que acudieron 300  mil personas. Mientras se escriben estas líneas la Federación de Estudiantes ha convocado una nueva marcha para el día 29, con el lema: “A 5 meses de movilización, con más fuerza que nunca”.

La Central Unitaria de Trabajadores, por su parte, convocó una huelga de tres días en la Sanidad, del 28 al 30 de septiembre, con un seguimiento del 90%.

Funcionarios, trabajadores en general, organizaciones ciudadanas, estudiantes, sindicatos, pequeños y medianos empresarios… las protestas son respaldadas por una mayoría social que no encuentra apoyo en el Parlamento. Sin embargo la represión aumenta. Un estudiante de 16 años fue asesinado en agosto, durante una de las jornadas de movilizaciones.

Las reivindicaciones del movimiento: Educación gratuita, redistribución de la riqueza, una nueva Constitución que permita la ampliación de la democracia, y defensa de la soberanía nacional. Salvo particularidades respecto al tipo de constitución, nadie diría que estamos hablando de España.