Recortar las pensiones públicas y trabajar hasta los 70

Si te dicen que son insostenibles…

Nos presentan sus cuentas sobre la insostenibilidad de las pensiones públicas como “objetivas” e “indiscutibles” para obligarnos a aceptar sus propuestas de recortes, privatizaciones y alargamiento de la vida laboral. Pero los hechos dicen lo contrario de lo que nos cuentan

La ofensiva contra el sistema público de pensiones es continua desde organismos internacionales y organizaciones patronales de nuestro país. Dos nuevos estudios acaban de ocupar las portadas económicas de los grandes medios de comunicación en las últimas semanas, uno de la OCDE y otro del Círculo de Empresarios y en los dos el blanco elegido es el mismo: la derogación del “factor de sostenibilidad” que vinculaba las pensiones a la esperanza de vida, y el Mecanismo de Equidad Intergeneracional, MEI, que se tramita en el Congreso.

Con los estudios supuestamente “rigurosos” de sus expertos intentan convencernos de que “las cuentas no salen” por vincular las pensiones al IPC, que el sistema público de pensiones español es “insostenible” por el “envejecimiento de la población” y de que con esas medidas no hay futuro de pensiones para los jóvenes si no es con planes privados.

.

El envejecimiento no hace insostenibles las pensiones

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE, en su informe bienal recién publicado critica el abandono del “factor de sostenibilidad” de la reforma del PP de 2013 para sustituirlo por el “mecanismo de equidad intergeneracional”, MEI.

Para la OCDE, lo que el MEI recaudará en 10 años, un 2,3% del PIB, no sería suficiente para compensar el sobrecoste por vincular la revalorización de las pensiones al IPC, que en 2050 sería del 2,5% del PIB.

Según este organismo, el MEI “da un poco de oxígeno a corto plazo, pero no está a la altura del problema a largo plazo”, ya que para la OCDE el problema está relacionado directamente con el “rápido envejecimiento de la población en España” por lo que propone medidas estructurales de ajuste automático como aumentar los años necesarios para calcular la pensión teniendo en cuenta toda la vida laboral y reducir la tasa de sustitución (el porcentaje del último salario que supone la pensión) que actualmente está en el 78,7%, y que el organismo considera “demasiado generoso”.

No es cierto que el envejecimiento de la población y el aumento del número de jubilados haga insostenibles las pensiones. En la demografía no está la clave de la sostenibilidad, sino en la capacidad del país para generar riqueza. A mayor riqueza -traducido en un aumento del PIB- mayor capacidad para sostener un aumento del gasto en pensiones.

Nos presentan sus cuentas como “objetivas” e “indiscutibles” para obligarnos a aceptar sus propuestas de recortes de las pensiones y alargamiento de la vida laboral. Pero los hechos dicen lo contrario que sus predicciones.

A modo de ejemplo miremos qué ocurrió entre 1980 y 2010. En ese periodo el número de trabajadores activos por cada pensionista se redujo a la mitad. Mientras que el número de pensionistas se triplicó. Se pasó de dedicar a pensiones el 3% del PIB al 8%. Pero en esos años el PIB español se multiplicó por 2,5 y esa mayor capacidad de crear riqueza no solo permitió el aumento del gasto en pensiones sino que la Seguridad Social acumuló un superávit que permitió crear la “hucha de las pensiones” con 70.000 millones de euros.

No es cierto que el envejecimiento de la población y el aumento del número de jubilados haga insostenibles las pensiones

¿Trabajar hasta los 70 o 72 años?

En el estudio presentado por el Círculo de Empresarios (la organización que agrupa entre otras a la mayoría de las empresas del Ibex-35), “Una reforma inaplazable de nuestro sistema de pensiones”, dicen que el sistema público de reparto está “absolutamente desequilibrado” por “el aumento de la esperanza de vida” y que la única solución es retrasar la edad de jubilación, además de incentivar los planes privados de pensiones.

Según el presidente del Círculo, Manuel Pérez-Sala, “para equilibrar las pensiones calculamos que es necesario retrasar la edad de jubilación en el entorno de los 70 a 72 años para obtener la misma pensión que los que hoy acceden a la jubilación”. Para Pérez-Sala un ciudadano solo “podría jubilarse a los 68 con una reducción del 15%”.

Evidentemente los del Círculo de Empresarios no están hablando de los ejecutivos como él, de los banqueros o de otros puestos de trabajo (asesores, políticos o catedráticos…) que puedan y quieran prolongar su actividad laboral a cubierto de las inclemencias laborales, con buenos sueldos y planes de pensiones… Se están refiriendo a los trabajadores en general, a los millones de operarios que trabajan en la construcción, en el campo, conduciendo camiones en carreteras infectadas de tráfico; a obreros de la industria en las cadenas de ensamblaje o en fábricas con productos altamente peligrosos; a los profesionales de los hospitales, auxiliares, enfermeras y enfermeros…; a las Kellys, a las limpiadoras o trabajadores de la hostelería 8 horas de pie a cinco euros la hora…; a los que rotan por turnos que les rompen el descanso o hacen horas extra que ya no se las pagan… ¿Se pondrían estos cantautores del trabajo a los 72 años en manos de conductores de autobuses con más de 70 años? ¿Ellos no, pero a nosotros sí?

A los ejecutivos y empresarios del Ibex-35 les parece muy mal que se haya derogado el “factor de sostenibilidad” para recortar las pensiones en función de la esperanza de vida. Y tan corta la reforma de 2011 que alarga la edad de jubilación hasta los 67 años que quisieran llegar a los 70 o 72 años.

La clave de la sostenibilidad no está en el envejecimiento sino en la capacidad del país para generar riqueza

Propuestas con un perverso sello de clase

Todas sus propuestas tienen un “diabólico sello de clase”. Son ya muchos los informes que ponen números a lo que cualquier ciudadano puede observar en su día a día: que el incremento de la esperanza de vida va por barrios porque el nivel de salud de una población depende de la clase social a la que pertenece. En Barcelona, según el informe de la ong Oxfam-Intermón, “Desigualdad 1 – Igualdad de oportunidades 0”, en los barrios más ricos la esperanza de vida es 11 años mayor que en los más pobres. En Madrid, según la Universidad Carlos III esa diferencia es de 10,3 años. Así, la inmensa mayoría de los trabajadores, sobre todo los menos cualificados, tienen a los sesenta años menos nivel de salud que un alto ejecutivo a los 70.

Recortes, trabajar hasta los 70 o más, aumentar los años cotizados para el cálculo de la pensión, vincular la pensión con la esperanza de vida… Todas sus propuestas tienen un “diabólico sello de clase”. Porque la clase obrera -que realiza los trabajos más duros- tiene una menor esperanza de vida. Atrasar la edad de jubilación significa condenar a amplios sectores de la población a poder disfrutar de muy pocos años de pensión, ganada tras una esforzada vida de trabajo

Además, ¿si ya no se contrata a quienes son despedidos con más de 50 años, quién va a contratar a los de 70? La respuesta está en las estadísticas del INE y el ministerio de Trabajo. Disminuye el desempleo, pero los parados de larga duración (trabajadores con más de 1 año sin una oportunidad de trabajo) se han duplicado en los últimos 8 años, de éstos más del 60% son mayores de 55 años y casi la mitad de ellos lleva ya más de 4 años en las listas del paro. Según la Fundación Adecco, empresa de trabajo temporal, el 85% de los currículum de mayores de 55 años que llegan se descartan automáticamente sin ni siquiera leerlos.

Son las grandes empresas, monopolios y bancos, las primeras que ni los contratan, las primeras en prejubilarlos… ¿entonces por qué quieren alargar la edad de jubilación? Por un lado porque las clases populares se verán obligadas a seguir aceptando trabajos como sea y cotizando para pagar las pensiones. Y por otro porque es una presión añadida para obligar a entrar en los planes de pensiones privados que ellos gestionan con pingües beneficios.

Nos presentan sus propuestas como avaladas por “estudios rigurosos” y sus sesudos ejecutivos utilizan su relación orgánica con los dueños de los grandes medios de comunicación para hacer declaraciones en las que parecen preocuparse por nuestras pensiones. Su objetivo es crear un clima de opinión favorable a sus propuestas, que en última instancia pasan por pagar las menos cotizaciones posibles y recortar el sistema público de pensiones para abrir camino a los planes privados de pensiones.