El Pacto de Toledo cierra sin acuerdo sobre las recomendaciones para garantizar el sistema público de pensiones. El borrador con las 21 recomendaciones que parecían prácticamente cerradas queda aparcado. Casi todos los grupos, incluido Compromís, han responsabilizado a Podemos y PP de la ruptura.
Es la segunda vez en pocos días que una combinación de factores se conjuran para impedir que se aprobaran unos Presupuestos con notables mejoras sociales; y ahora que salgan adelante las recomendaciones del Pacto de Toledo sobre las pensiones que también incluyen algunas de las exigencias por las que se han movilizado amplios sectores sociales, especialmente el movimiento por las pensiones, como: la revalorización de las pensiones según el IPC, un calendario para acabar con el déficit de la Seguridad Social en 2025 o equiparar la protección de los autónomos a los trabajadores del Régimen General.
No fue la cuestión catalana lo que provocó el rechazo a los Presupuestos, sino la acción combinada de quienes siguieron la consigna de “todos contra el gobierno que no puede ser”, desde el PP de Casado a Puigdemont y Torra.
Y ahora no ha sido la convocatoria de elecciones lo que ha impedido que se cierre con acuerdo el Pacto de Toledo.
Prácticamente todos los partidos presentes en la Comisión han coincidido en reconocer que se había llegado a un grado de acuerdo amplio, y la mayoría estaba por cerrar un consenso para llevar las 21 recomendaciones al pleno del Congreso antes de que el día 5 se cierre definitivamente la legislatura. Según la portavoz del PSOE: “El texto estaba ya muy avanzado para elevar conclusiones de consenso y constructivas”. Incluso la portavoz de Podemos, Aina Vidal, reconocía que: “El Pacto de Toledo estaba cerca de algunas cuestiones importantes”.
Sin embargo, ha bastado que Aina Vidal pusiera sobre la mesa la oposición de Podemos a llevar el acuerdo al pleno (“El adelanto electoral lo ha precipitado todo; a día de hoy no se puede llevar al pleno porque hay recomendaciones importantes que aún están abiertas”), y advirtiera por sorpresa que Podemos “presentaría votos particulares en casi todos los puntos”, para precipitar el descarrilamiento del Pacto.
El PP no ha dejado pasar la oportunidad y ha convertido sus permanentes reticencias a los acuerdos en una negativa a seguir negociando y llevar los acuerdos al pleno antes de cerrar la legislatura. Podemos se lo ponía en bandeja y su portavoz, Gerardo Camps, ha encontrado la excusa perfecta: “la prisas son malas consejeras”, culpando al gobierno “por haber convocado elecciones tan pronto”. Camps anunciaba a continuación que cuando se negocie un nuevo texto el PP exigirá que se redacte la necesidad de “implantar un nuevo factor de sostenibilidad” que corrija la vinculación de las pensiones al IPC.
En esta simple declaración estaba la clave de todo. El hilo que une la declaración de Camps con las advertencias que un mes sí y otro también han estado llegado al Pacto de Toledo. En octubre el FMI avisaba que “vincular las pensiones solo al IPC puede hacer peligrar el sistema”. En Enero aconsejaba a los menores de 28 años “aplazar cinco años su jubilación para no poner en peligro las pensiones”. En mayo pasado Bruselas criticó la subida de pensiones con el IPC y se mostraba en contra de revertir las reformas. En la misma línea se han pronunciado el Banco de España, la CEOE o los informes de la Banca. Son solo unos ejemplos.
El “gobierno que no puede ser” y las “pensiones imposibles” tienen un mismo hilo conductor y no son ni el problema catalán ni el adelanto de las elecciones.